Hoy a partir de las 8 de la tarde, volveremos a sentir esa especial emoción que nos envuelve cuando vemos a nuestra Real jugando contra nuestro enemigo natural, desde el punto de vista deportivo. No voy a centrarme en mostrar mi opinión sobre la filosofía del Athletic, ya que la inmensa mayoría de los seguidores de la Real conocemos cuál es el fondo de la misma, y sobran las reiteraciones.
Lo único que pedimos los aficionados realistas, es que el Athletic nos deje vivir en paz, sin que sus afiladas garras de ave rapaz hagan estragos en nuestro territorio. Sin embargo, en el Athletic necesitan cazar presas fuera de su nicho para poder alimentarse. En los últimos tiempos, la depredadora estrategia de los altos mandos de Ibaigane ha variado.
Nuestras estrellas se atreven a dar calabazas al Athletic, porque saben que San Mamés acabaría siendo su estación final para lo bueno o para lo malo. El Athletic ha dejado de ser visto como ese equipo que te permitía dar un salto de calidad en tu carrera deportiva. A día de hoy, a pesar de que el Athletic se ha convertido en un habitual en Europa, la nueva hornada de jóvenes potrillos mira más alto y no están dispuestos a adulterar sus sentimientos futbolísticos a cambio de un futuro incierto.
El arte de la paciencia. Crecer en la Real, y esperar a un equipo grande de Europa. Los precedentes claman a la vista y emigrar a Bilbao no suele dar buenos réditos. Ante semejante frustración, los directivos del Athletic en los últimos años han hurgado en las categorías inferiores de la Real, incluso en nuestro equipo femenino, para saciar de algún modo esa necesidad alimenticia que parecen no cubrir con lo que tienen en casa.
Pero nosotros tenemos que seguir nuestro camino, no nos queda otra, intentando abstraernos de las maquiavélicas intenciones que puedan tener en Bilbao. En el aspecto deportivo, ambos equipos tenemos mucha necesidad de ganar este derby. La Real sigue siendo un libro abierto (siempre gana en casa y siempre pierde fuera), mientras que el Athletic atraviesa una etapa convulsa tras la marcha de Javi Martínez y la historia de amor y odio con Fernando Llorente.
La necesidad es mayor en la Real. La temporada pasada perdimos contra el Athletic en Anoeta (1-2) y en San Mamés (2-0), y la historia no puede volver a repetirse. Hubo un tiempo en la década de los 90, en el que la Real acumuló 15 derbys consecutivos sin conocer la derrota. Debemos volver a convertirnos en la pesadilla del Athletic. Hace pocos años, nos daban por muertos, y hemos vuelto con fuerza, aunque nos queda mucho camino por delante para recuperar lo que fuimos.
Euskadi es algo más que el Athletic y en este tipo de partidos lo tenemos que demostrar. Son tiempos de cambio y tenemos mimbres para que la jerarquía futbolística en nuestra Comunidad cambie de dueño. La Real tiene que demostrar hoy que el equipo de Euskadi en esta liga 2012/2013 tiene nombre y apellido: Real Sociedad.

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