lunes, 5 de noviembre de 2012

EN CAÍDA LIBRE

La Real sigue cayendo al pozo de la tabla tras la inesperada derrota encajada en Anoeta ante un equipo de las carencias del Espanyol. Las pésimas sensaciones de las últimas semanas, habían dejado un poso muy amargo y la sabia afición realista así se lo hizo saber a los jugadores con una sonora y merecida pitada cuando estos, saltaron al terreno de juego. Se acabaron los tiempos de docilidad.

A pesar del claro mensaje que mostró la grada, la Real no le dio intensidad al partido en los primeros 20 minutos de los que no podemos contar absolutamente nada. Una Real nerviosa e imprecisa y un Espanyol que desde el pitido inicial mostró claramente su idea de esperar atrás, sin arriesgar un ápice.

A la salida de un córner, llegaría la primera ocasión clara de los txuri urdin, con un cabezazo de Íñigo Martínez, que sacó Sergio García bajo los palos. Esa oportunidad espoleó a la Real, que tuvo ocasiones claras para marcar. Fueron 10 o 15 minutos en los que las ocasiones blanquiazules se sucedieron una tras otra, pero Agirretxe sigue sin dar la tecla para acabar con su esterilidad goleadora que se alarga desde la segunda jornada.

Por su parte, el Espanyol sólo llegó con peligro en una buena jugada de estrategia con un remate de Sergio García que desbarató Zubikarai. Quinto partido en Anoeta en esta liga, y quinto 0-0 al descanso. Los partidos de la Real se empiezan a asemejar a las películas que reponen hasta la saciedad por televisión. Las hemos visto tantas veces que nos sabemos de pe a pa, todos los diálogos y los gestos de los protagonistas.

Tras la reanudación la Real salió con otra mordiente, pero haciendo honor a la máxima de que el que perdona lo acaba pagando, en el minuto 78 llegaría el gol del Espanyol en su segundo remate a puerta de todo el partido, tras aprovechar Colotto un desbarajuste defensivo de la zaga realista.

El gol espanyolista fue un jarro de agua fría del que la Real no supo sobreponerse. No se registraron claras ocasiones en ese tramo final, y el Espanyol haciendo uso de esas artimañas extradeportivas que parece todos controlan (con excepción de los nuestros), perdió mucho tiempo, muriendo el partido con ese 0-1 que hunde en la miseria a la Real Sociedad.

Continúa la leyenda negra de las visitas del Espanyol a Donosti (6 partidos, o lo que es lo mismo más de 540 minutos consecutivos, en los que la Real solo ha marcado un único tanto a los periquitos en terreno guipuzcoano y curiosamente llegó en propia puerta por un autogol de Forlín).

Pero más allá de las leyendas negras, lo que realmente preocupa es ver los números que empieza a arrastrar la Real. Un punto sobre los últimos doce. 17ª posición en la tabla y a un solo punto del descenso. Lo que en agosto parecía ser la antesala de la liga de la ilusión, se ha convertido no ya en la consolidación de la mediocridad, sino en el resurgimiento de los fantasmas del descenso.

Y Anoeta habló.  Volvieron a sonar con fuerza los gritos de “Montanier dimisión”. El técnico francés es perfectamente consciente de que no cuenta con el beneplácito de la afición aunque empieza a oler a chamusquina que él sea el único que esté en el centro de la diana, ya que no hay que olvidarse de la responsabilidad de la dirección deportiva

Vienen tiempos duros para nuestro equipo con una difícil visita a Málaga que puede situarnos en puestos de descenso, y el miedo se puede hacer cada vez más latente entre la afición. Esta Real se encuentra en plena caída libre al puro estilo de Félix Baumgartner, y lo que es más triste no es capaz de encontrar ese paracaídas que le permita llegar ilesa al suelo.

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