miércoles, 15 de mayo de 2013

DUELE PERO NO MATA


Tras el emotivo homenaje a nuestras flamantes campeonas de liga en hockey sobre hierba y el recuerdo a Castivia, daba comienzo un duelo en el que la Real solo tenía una idea en la cabeza: ganar para mantener la renta de dos puntos sobre el Valencia. Y no pudo empezar mejor ya que en apenas ocho minutos la Real se encargó de abrir la lata gracias a Imanol Agirretxe, que cabeceó a la red un medido centro del Chory Castro.

Sin embargo, antes del cuarto de hora, El Arabi igualó la contienda. La Real llevaba el peso del partido, pero durante la primera parte le costó generar ocasiones claras de peligro, aunque Agirretxe al borde del descanso consiguió el 2-1 en una jugada en la que quedaron expuestas las virtudes técnicas de un equipo que juega de memoria.

Al descanso, la ilusión era muy grande ya que la victoria parecía cercana. Los compases iniciales de la segunda parte, pudieron ser definitivos. La Real tuvo todo tipo de oportunidades y dos remates a la madera... Tantas ocasiones desapercibidas podían pasar factura.

A partir del minuto 70, comenzó el calvario. La Real acusó el esfuerzo físico, Montanier despobló el centro del campo y el Granada -que no había demostrado hasta entonces gran cosa- se dio cuenta que aún estaba vivo. Fueron veinte minutos infernales, en que rememoramos lo que es un partido no apto para cardíacos en Anoeta. Las acometidas nazaríes nos cortaban la respiración aunque Bravo mantenía al equipo con vida.

Los minutos parecían horas, y justo en el último suspiro, llegaría el gol de Recio en un barullo en el área realista. Segundos después, el árbitro pitaba el final del partido. Dos puntos volaban de Anoeta y la maltratada afición realista (qué vergüenza lo que están haciendo las televisiones), abandonaba cabizbaja el estadio. El sueño parecía alejarse.

Y es que es casi imposible no vivir a lo largo de una temporada, un golpe doloroso en el descuento. Aquella Real de Krauss lo vivió en el 98 con el penalti que detuvo Songo’ o a Kovacevic que hizo llorar a toda una provincia. La Real de Denoeuix en 2003, también lo padeció cuando el Villarreal en el descuento transformó un 2-0 en un 2-2. Ningún gran equipo está inmune a vivir una noche en las que el fútbol duele en el corazón.

Sin embargo, en manos de la Real está recuperarse de este trago. Esos episodios pasados fueron determinantes y siempre nos preguntaremos qué hubiera pasado si Darko hubiera marcado aquel penalti o si el Villarreal no hubiese metido dos goles en el descuento.

El fútbol dio el lunes a la Real esa ración de dolor que este deporte tiene. Pero hay que seguir adelante y luchar por el premio gordo. La Europa League está asegurada y la Real paseará la próxima temporada su nombre y el de Gipuzkoa por el Viejo Continente. Quedan tres jornadas y los txuri urdin siguen dependiendo de sí mismos. Veremos si el gol de Recio pasa a engrosar la lista de lo que pudo ser y no fue, o si por el contrario queda en el olvido.


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