martes, 11 de junio de 2013

JAGOBA: "NO ME DA MIEDO NADA"


Los que le conocen coinciden en que es un apasionado del fútbol. Jagoba Arrasate ha cambiado a sus alumnos de la Zumaiako Herri Eskola por los profesionales de la Real. Las dudas que puede generar su inesperada elección se disipan cuando demuestra con creces tener las ideas muy claras

Empezamos por el principio: nació en Berriatua.


Sí, mi ama es de ahí. Mi aita es de Mutriku y de la Real. Con siete años me apuntó a los playeros de Deba con el equipo de su pueblo. También me llevaba a Atotxa cuando venían Schuster, Maradona... Fui haciendo mi carrera en Gipuzkoa. Jugué en el Mutriku, después me fichó la Real el juveniles. Casi siempre jugué en equipos guipuzcoanos, salvo en el Portugalete.

¿Sentía la curiosidad de ser entrenador?

Sí, yo llegué hasta Segunda B, y cuando cumplí 28 años me di cuenta de que esto no daba más de sí. Mis últimas temporadas ya estuve pensando más como entrenador que como jugador. Terminé jugando en el Portugalete, y empecé a sacarme el título y a ejercer de entrenadorjugador en el pueblo (en Berriatua).

¿Qué tipo de delantero era?

Era el típico delantero tramposo, al no ser alto ni rápido. Era listo, el clásico ratilla... Fui pichichi de Tercera División un año. Yo notaba que mi techo estaba en Segunda B.

¿Se llevó un mazazo fuerte cuando la Real le dio la baja?

En juveniles estaba marcando goles, pero cuando faltaba un mes para el final de la temporada sufrí una fractura de peroné. Cuando me recuperé, me cedieron al Aurrera de Ondarroa y al finalizar el contrato me dieron la baja. Tampoco me llevé una desilusión enorme. Siempre he pensado que había vida fuera de la Real. Soy de relativizar las cosas. Aunque me cueste y me apasione alguna cosa, también consigo relativizar mucho las cosas.

Como entrenador arrancó en Berriatua, entre amigos...


Yo ya había entrenado a chavales en Berriatua, pero no había equipo senior. Cuando ese grupo cumplió años y acabó la etapa de juveniles, pensé que era el momento y lo sacamos. Yo jugaba también y fueron tres años buenísimos, con dos ascensos y la permanencia en el tercero. A mí me servía para organizar, planificar e ir haciéndome como entrenador, aunque también disfrutaba entre amigos.

Luego le fichó el Elgoibar.

Sí, había jugado allí. Me encontré con futbolistas con los que había jugado, pero ya te lo tomas de otra manera. Era gente mayor que yo, pero yo no tenía ningún problema e hicimos dos años muy buenos. Tuve la suerte de que el Elgoibar es como una familia y me ayudaron mucho. Jugábamos con un 4-1-4-1. A la hora de fichar, éramos los últimos. No podíamos reforzarnos con gente de Tercera, por lo que incorporábamos a jugadores de Preferente. No jugábamos bonito, pero sí éramos difíciles de batir y teníamos las ideas muy claras. Yo ese fútbol también lo he hecho, porque soy un entrenador que piensa que hay que amoldarse a lo que tienes.

Se quedaron a la puertas del ascenso...

Sí, nos clasificamos dos veces para el play-off, pero nos eliminan el Burgos y el Marino de Luanco. Tampoco me llevé mucha decepción porque estábamos por encima de nuestras posibilidades. En ese momento tuve una conversación con Luki Iriarte y Bittor Alkiza y me incorporé a la Real.

Usted es maestro, ¿lo tuvo que dejar?

Era profesor de Primaria, tutor, y hasta el año pasado seguía compaginándolo con el fútbol. Aunque en la escuela ya estaba a media jornada cuando llegué a Zubieta. La experiencia como profesor me ha servido mucho para gestionar al equipo. Al final es lo mismo, en la escuela tienes que sacar el máximo rendimiento de cada alumno, y en el fútbol de cada jugador. Tienes que ponerte en la piel de ellos y entenderles, porque todos son diferentes.

Primer año: con el juvenil A se quedó a las puertas del título.

Si ganábamos el último partido, éramos campeones y empatamos a cero contra el Burgos Promesas en Zubieta. Fue la mayor decepción que he tenido en mi carrera, pero más que por mí, por los chavales. Yo pensaba que habían hecho méritos suficientes para ser campeones y verles llorando fue muy duro. Creo que para su formación ha sido bueno, porque no hay que olvidar que siete u ocho de ellos están en el Sanse y Pardo en el primer equipo. Lo considero una fase más en el aprendizaje de un futbolista.

¿Cómo actuaba ese equipo?

Jugábamos 4-3-3, como ahora el primer equipo. Es un dibujo que me gusta, lo digo claramente. Jugábamos muy diferente al Elgoibar. Siempre llevábamos la iniciativa, con un juego alegre, aunque manteniendo un equilibrio. Ese año nos hicieron catorce goles en 30 partidos, fuimos los menos batidos de todas las categorías estatales. Una cosa no tiene que ir reñida con la otra: soy muy de equilibrios y de transiciones defensa-ataque.

Sorprendió que el año siguiente pasara a dirigir al Easo.


Yo entiendo que chocó, pero tuve una conversación con Luki y Alkiza y les comprendí perfectamente. Ellos tienen mucha confianza en la generación del 95 y planificaron que hiciera yo sus años de juvenil, en el Easo y División de Honor. Eso se suele hacer mucho en la escuela, lo de pasar dos cursos con la misma clase.

Con el Easo acabó cuarto.


En esa categoría le das mucha menos importancia a los resultados. Te centras más en la formación y en el día a día. Incluso a algunos partidos llegábamos cansados de los entrenamientos. Compites contra gente dos años mayor que tú. Se le da más importancia a otras cosas. Jugábamos 4-3-3, pero en algunos partidos podíamos cambiar en función de algunas cuestiones.

Y en verano le ascienden al primer equipo, como segundo ayudante de Montanier.

A mí lo que me dicen es que quieren que me vaya formando en el mundo profesional. Para mí, genial. Yo quería probar en ese mundo y tenía inquietud por conocerlo. Desde el primer día estaba con los ojos muy abiertos para no perderme nada. Pedí la excedencia y el año pasado ya no ejercí de profesor.


¿Qué es lo que más destaca de Montanier?


A mí lo que me chocó es que el primer día me metió en su despacho con Michel Troin y nos pasamos toda la mañana hablando de fútbol. De cómo lo veo yo, de cuestiones tácticas y técnicas... En vez de asignarme tareas y decirme esto lo veo así y tienes que hacer esto o esto, nos pasamos horas hablando. Le daba importancia al saber cómo pensaba. Debatimos sobre muchas cosas, como la situación de algún jugador y de cómo había visto al equipo durante la campaña anterior. Salí del despacho con la impresión de haber entrado con buen pie, porque abordamos con confianza muchas cosas. A partir de ahí, puedo decir que he aprendido muchas cosas de Philippe, aunque en algunas cosas pensamos diferente, como es normal. Hemos pasado muchas horas juntos, con concentraciones, y me quedo con lo buena persona y lo caballero que es. Con el trato que ha tenido conmigo, siempre dejándome buenos detalles y sin ningún gesto feo. Eso se agradece mucho.

¿Cree que no se le ha valorado lo suficiente como entrenador?

Él se ha ganado a la plantilla, que le quiere mucho. Su gestión del grupo ha sido muy buena y en el aspecto técnico el equipo ha mejorado mucho. Ha tenido cosas muy buenas. Luego, sobre lo que se le ha criticado de la gestión de los partidos, aspectos tácticos y tal, ellos tienen otra visión de todo eso. Su metodología es muy diferente...

En ese sentido son muy franceses, ¿no?


Sí, eso es. No le dan tanta importancia y por eso se les ha achacado eso. Pero las cosas buenas que tiene son muy buenas.

Su punto fuerte es que ha conseguido que todos los jugadores alcancen su mejor nivel.


Todos han mejorado, y eso se debe a él. Y otra cuestión que yo valoro mucho es que el equipo salía al campo muy fresco de mente y todos se atrevían a hacer muchas cosas. A nadie le quemaba el balón. La Real siempre saltaba al campo a disfrutar, nunca estaba agarrotada. Ese fue otra gran mérito suyo.

¿Le sorprendió su adiós?


Yo tampoco le preguntaba en el día a día. Yo notaba que él estaba a gusto. Utilizaba la palabra reto todos los días y yo creo que su salida se la ha tomado así. Le gusta coger un equipo y llevarlo lo más arriba posible. No me ha sorprendido, pero no soy nadie para valorarlo, porque tampoco le preguntaba.

¿Se le ha criticado demasiado?


Yo no estuve en el primer año. Los inicios de esta campaña sí fueron difíciles. A mí no me parece mal que se le critique a un entrenador, pero al igual que se le critica, luego también hay que valorarlo y elogiarle si lo hace bien. Si va en el mismo sentido, me parece bien. Lo que no me parece bien es que cuando va mal, sí; y cuando bien, no.

A usted se le responsabiliza precisamente de la mejora de los cambios y de la lectura de partidos de esta temporada.


Ellos tienen su metodología y su forma de preparar los trabajos, creyendo que va a pasar lo que preparan. Yo soy de los que opina que tú puedes planificar, pero es el desarrollo del partido el que te obliga a cambiar o reaccionar muchas veces. Los técnicos de aquí estamos más acostumbrados a todo eso y ellos quizá tienen más dificultad en esto. Lo tienen todo muy metido y les cuesta salirse de ese guion.

¿Ha hablado con usted después de su nombramiento?


Sí, me ha llamado y me ha dicho que se alegra mucho. Me ha hecho mucha ilusión que me elogiase y que se haya alegrado tanto por mí. Yo lo valoro mucho también.

¿Cuándo le dicen que tiene opciones de ser el primer entrenador?


Mantuvimos varias conversaciones en las que hablábamos de todo sobre el equipo, pero la última semana fui consciente de que había un interés y de que había posibilidades reales. Se confirmó el viernes, pero antes de viajar a A Coruña sentí que esto podía pasar.

¿Tuvo miedo de que al final no fuera el elegido? ¿Le molestó que insistieran con Martino?


No, yo sabía desde el primer momento que tenían dos opciones. Lo que valoraba es que un equipo que tenía la opción de acabar cuarto estaba sopesando la posibilidad de elegirme a mí como entrenador. Luego podía fructificar o no, pero destacaba que la Real estaba pensando en mí para un proyecto tan ambicioso.

¿Cuál es el tema que más le preocupa del nuevo escenario?


Miedo no me da nada. En cuanto a planificación, preparación, el día a día, competición... Me da respeto lo que no puedes controlar en el fútbol. Como el hacer las cosas bien y que la pelotita no quiera entrar, o que sufras una expulsión... Es decir, factores que no puedas dominar.

¿Qué tal cree que ha encajado la afición su ascenso?

No he leído toda la prensa ni he preguntado a la gente. Lo que me han dicho es que la primera impresión ha sido buena y que los desconocidos en la presentación descubrieron a un entrenador que está seguro de sí mismo y que tiene las ideas claras. Yo solo he hecho lo que siento, no quise parecer eso. Si he llegado a la gente, pues mucho mejor.

¿Es una apuesta arriesgada o valiente?

Yo estoy de acuerdo con el presidente cuando dijo que no lo consideraba una apuesta. Fue una decisión consensuada por ellos y una medida lógica. Aunque entiendo que en el fútbol, cuando has quedado cuarto y vas a competir en Europa, y después de que se te ofrezcan miles de entrenadores, sea atípico que apuestes por uno de la casa. Me parece una decisión coherente con lo que es la Real Sociedad.

Va a ser el nuevo entrenador mejor recibido por un vestuario de la Liga, pero eso es un arma de doble filo...

Yo lo que tengo claro es que Jagoba Arrasate persona no va a cambiar, lo que va a cambiar es mi rol. A mí no me da miedo la relación con los jugadores. Desde el primer día ellos sabrán que soy el primer entrenador y habrá cosas que tendré que cortar. Ahora seguro que todos los futbolistas hablan bien de mí, ya veremos dentro de un año qué es lo que piensan... Eso será lo más importante.

¿En qué quiere que sea diferente la Real?


En el equilibrio. Puedes ser muy ofensivo, jugar muy alegre en el campo del rival, pero creo que en el equilibrio, en la presión, en el estar juntos... Y eso este año a veces le ha faltado al equipo.

¿Le agobian las secuelas psicológicas de la previa de la Champions?


En Riazor celebramos que éramos cuartos y que suponía un hito histórico, pero sabíamos que íbamos a tener un rival duro y que va a ser muy difícil clasificarnos para los grupos de la Champions. También es verdad que el equipo está muy ilusionado y que va a competir seguro.

¿Algún rival le hace especial ilusión?


No, todos son duros. Tenemos que centrarnos en lo nuestro. Si estamos bien, a nuestro nivel, estoy convencido de que vamos a tener opciones. Esto no significa que no vayamos a analizar a nuestro adversario, porque lo vamos a estudiar a tope.

¿Está viendo a Illarramendi brillando de '4' en el Europeo?

Sí, le he visto jugar de 4, de 8, y si tuviese que hacerlo de 2, también lo haría bien, porque no recuerdo ningún partido malo suyo. Juega bien o muy bien. Seguro que se desenvolverá bien en ambas posiciones.

Conoce bien a Pardo, ¿le ilusiona que confirme sus expectativas?

Le conozco bien y este año me ha tocado estar cerca de él, incluso cuando no ha jugado. Dependerá de él, no de mí. Va a tener que ir dando pasos, tener paciencia y creo que el año que viene va a ser muy importante para él. Me consta que tiene puestas muchas ilusiones y confío en que dé el paso adelante que todos esperamos.

¿Que no se vaya ninguno es el mejor refuerzo?


Sí, sin duda.

¿El fichaje del delantero puede marcar este verano?

Tenemos una plantilla compensada y equilibrada. Si vienen uno o dos es para reforzar y dar el salto de calidad. Una de las posiciones que estamos mirando es la del delantero.

Montanier dijo que había bajado el nivel de Zubieta...

Lo que quería decir es que cuando llegó había más nivel en el Sanse, ya que de ese equipo subió a Iñigo, Ros, Cadamuro e Illarramendi, y que ahora no ve tanta calidad. No podemos pretender ascender a tres o cuatro cada año y del nivel de estos. Estamos barajando la posibilidad de contar con alguno, pero no es algo que nos quite el sueño.


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