Como es habitual en la ´era Montanier´, la tensión del partido no comienza con el pitido inicial, sino con el conocimiento de la alineación que nuestro querido amigo ha ideado para afrontar el encuentro. Esta vez, la sorpresa vino no por la alineación de José Ángel, sino por su ubicación como extremo en vez de en su puesto natural, que es el de lateral izquierdo. Por lo demás, lo esperado. Máxima confianza en Markel Bergara, muchas cautelas defensivas y a mi juicio inexplicable suplencia de Chory Castro.
Comenzó el encuentro y la Real me sorprendió agradablemente en la primera parte. La actitud de los txuri urdin a lo largo de los primeros 45 minutos fue elogiable, presionando arriba y anticipándose al rival en muchas jugadas. El Levante, muy opaco en ataque, apenas intimidó a la Real.
Los txuri urdin poco a poco se fueron atreviendo a acercarse a la portería de Munua hasta que en el minuto 23 un disparo duro desde fuera del área de David Zurutuza entró en la portería de Munua. 0-1 y la Real era superior. Los realzales nos frotábamos los ojos. ¿Sería de nuevo Valencia, la tierra de la redención de todos nuestros pecados? Todo parecía indicar que sí.
Desde el gol de Zurutuza al descanso, nuestra Real controló sin ningún problema el ritmo del encuentro aunque quizás le faltó algo de mordiente para intentar sentenciar el choque. Llegaría el descanso y tras el mismo, Chory Castro entró en lugar de José Ángel, que se retiró lesionado.
Los primeros minutos del segundo periodo cambiaron poco el decorado. El partido no era nada brillante pero el Levante parecía completamente inofensivo. La Real pudo y debió ir a por el 0-2 pero prefirió guardar la ropa.
Y cuando todo parecía encarrilado, llegaría el momento “Duracell” para la Real. Las pilas de los nuestros a domicilio no duran nunca 90 minutos. Hay una fase en la que los nuestros desconectan y caen al suelo, como si sus pilas hubieran dicho “hasta aquí hemos llegado”. Tras un oficioso partido, la Real desapareció en los últimos 25 minutos. En el 65, el árbitro anuló correctamente un gol en claro fuera de juego de Martins y sólo tres minutos después, pena máxima a favor del Levante. Nuestro “ex”, Jose Javier Barkero volvía a convertirse en nuestro verdugo. 1-1 y todas las esperanzas se desvanecían.
Desde el gol del Levante, el miedo y el cansancio físico se apoderaron de los jugadores de la Real. Poco importaba que los valencianos hubieran jugado un encuentro de la Europa League tres días atrás. Físicamente, todos nuestros rivales llegan mejor a la recta final del partido.
Griezmann pudo adelantar de nuevo a la Real, pero tras un aviso de El Zhar, llegaría en el minuto 85 el gol de Martins que le robó la cartera a Mikel González al que superó en velocidad batiendo a Bravo. 2-1 y fin de esta historia porque en los últimos minutos, el Levante supo dejar morir el encuentro.
Los jugadores de la Real, regresan a Donosti con la misma cara de siempre. En Primera División no es suficiente hacer un partido correcto de 65 minutos para llevarte una victoria fuera de casa.
Si no tienes suficiente fondo físico para aguantar 90 minutos, no puedes llegar lejos. Podremos deleitarnos con las filigranas de Griezmann, Vela, Xabi Prieto y compañía. Podremos enorgullecernos de contar con una plantilla joven y con gran calidad. Pero nunca podremos aspirar a algo grande si no cuentas con un mínimo de sacrificio físico.
El fútbol es una batalla de más de noventa minutos en la que hay que sumar un gol más que tu rival. Para ello, hay que saber jugar con inteligencia y sobre todo, no desconectarte nunca. En Anoeta, podemos permitirnos el lujo de dormirnos en los laureles, y vivir de nuestras genialidades pero en las aventuras lejos de nuestro refugio, sin carácter, no somos nada.
Tercera derrota consecutiva a domicilio en esta liga y me temo que llegarán muchas más, y ojo que el calendario se endurece en Anoeta: nuestros dos próximos rivales en casa serán el At. Bilbao y el At. Madrid. Si no somos capaces de hallar la fórmula de al menos arañar empates a domicilio, vamos a pasarlo mucho peor de lo que imaginábamos.
Faltó fondo físico y ¿quién tiene la culpa de que esta plantilla no le aguanten las pilas noventa minutos? ¿Los jugadores? ¿El preparador físico? ¿Montanier?. Posiblemente, un poco de todo. Lo cierto es que no llegamos a la meta y los jugadores del Levante sí. Como aquel mítico anuncio de Duracell, los participantes sin las mejores pilas acaban cayendo al suelo antes de tiempo y el rival que sí va bien equipado, acaba triunfando. Los nuestros, cuando juegan fuera, me recuerdan siempre a ese anuncio. No hay manera de que aguanten hasta el final. Esperemos que recarguen las pilas pronto, porque el sábado viene el Athletic y no podemos permitirnos el lujo de volver a perder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario