NI UN DOMINGO SIN TI
Atlético de Madrid 1 -1
Real Sociedad: ¡Qué puntazo!
No sé a quién le dio el puntazo
de quedar el miércoles a las 18:00, desde luego no fue idea mía, pero reconozco
que me lo pasé tan bien en nuestro encuentro virtual que estaría dispuesta a
repetir una y mil veces más. Día laborable aunque festivo en Madrid, el dos de
mayo fusiló mi abstemia primaveral devolviéndome a la vida mientras mojaba mi
pasión en mis ganas de verte.
Y ahí estabas tú, descarada y
vivaz, sin la presión del descenso, con la firme intención de hacerme gozar y
vivir una gran tarde de fútbol. Fui a
verte a un local enorme de inspiración aventurera, en plan Robinson Crusoe con
luz íntima, asientos de madera y una gran barra de pintxos. Si. Mientras tú
sudabas la camiseta yo me pedí varias de esas delicias en miniatura. ¡¡¡No te
piques!!! La culpa es tuya por haberme citado a la hora de la merienda.
Los colchoneros se jugaban un
puesto en Champions y te encomendé la misión de no ponerle las cosas fáciles. Y
esta vez sí, cumpliste. Zurudin tenía día travieso y se vino arriba en un
alarde de grandeza y con paso firme y decidido, como en los desfiles de San
Marcial, se echó el equipo a la espalda para convertirse en el comandante más
destacado de la batalla. Las ‘Prietiñas’ volvieron a encandilarme y Asier
Illarramendi se hizo dueño y señor del centro del campo, dirigiendo, creando,
inventando fútbol.
Debo confesarte que estaba algo
molesta porque Pardo se quedaba en Donostia, pero hiciste que lo olvidara
pronto. En una contra desafortunada, Gabi puso el 1-0 pero lejos de hundirte
como otras veces, sacaste fuerzas de flaqueza y con toda la artillería sobre el
césped con Llorente, Ifrán y Vela, aguantaste, encerraste el Atlético en su
área para asediar su portería hasta que Carlitos burló al meta rival tomando su
‘bastilla’ en el 91’.
¡¡¡Casi tiro la caña!!! Y es que
como decía mi abuelo, ‘hasta el rabo todo es toro’ y arrancar ese puntazo en el
tiempo de descuento me dejó mejor sabor de boca que el último pintxo que me
tomé. Los que estábamos en el local alzamos al cielo nuestro grito para que
pudiera unirse a nuestra alegría alguien que un día viajó al Calderón y al que
obligaron a coger un billete directo allá arriba, sin parada en su Eibar natal.
No sé qué tal se verá el fútbol por encima de las nubes, pero seguro que vibró
como el que más al darse cuenta de que la Real de sus amores dejaba sin
Champions a quien le robó sus sueños. Poco consuelo para tal puñalada trapera…
Dos cañas y varios pintxos
después, con un puntazo en el bolso y Aitor Zabaleta en la memoria, salí del
local y terminé la tarde con un par de zapatos y un montón de etiquetas por
quitar, así, de puntazo, sin tener pensado salir de compras ni necesitar nada
concreto. ¡y eso que no ganaste!
Sólo nos quedan dos citas antes
de separarnos y no quiero que te vayas ahora que empezábamos a disfrutar de lo
nuestro, ahora que empiezas a entenderme y a saber lo que me gusta de verdad. Próximo
destino, el Reyno de Navarra, aunque para mi siempre será El Sadar y me
encantaría que me regalaras algo bonito. Y sé que lo harás, porque para cuando
acabe el partido no podré salir en plan Pretty Woman.
¿Te he
dicho alguna vez que me encantas? Vale, si… ahora te estoy haciendo un poco la
pelota, pero quiero llevarme un recuerdo tuyo para soportar un verano sin ti.
¿Te pongo carita de buena?

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