Loren viene siendo un blanco tan fácil como habitual desde que asumió la dirección deportiva del club hace ya más de tres años. Desde ese momento, se han producido algunos fichajes ruinosos (Necati, Dramé, Jonathan Estrada o Songo'o serían los más claros, Sarpong está ante la última oportunidad de no ser incluido en ese grupo) que le han puesto en el disparadero tanto como las malas relaciones que ha tenido con quienes han dejado el club (Lillo no ha querido hablar de él, Diego Rivas o Tamudo le han tachado públicamente de mentiroso). Rompiendo una lanza a su favor, hay que mirar la procedencia de los dos fichajes de este verano (Inter y Arsenal) para darnos cuenta de que la exigencia ha subido sin necesidad de que esto suponga un coste mayor para las arcas del club. Insisto, la Real no ha gastado un euro en fichajes incorporando dos jugadores de equipos de élite europea y mundial, y, estando todavía en los albores de la temporada, no creo que haya muchos que piensen que la plantilla es peor que hace un año. Eso tiene mérito, y es justo reconocerlo. A veces somos demasiado destructivos con lo que tenemos, incluso aunque se tenga razón en la crítica.
Y eso que tampoco soy precisamente un fan de Loren. Me chirrían muchas cosas, pero sobre todo el tema de los porteros, porque ahí somos reincidentes y pardillos. Hace dos temporadas, Loren se plantó en la sala de prensa de Anoeta y sentenció que el club quería vender a Bravo y Riesgo. A los dos. Que Zubikarai era la apuesta del club y que necesitábamos hacer caja con dos de los mejores activos que teníamos, el chileno y el canterano. Me pareció muy bien por una simple cuestión de necesidad. Y seguro que habría salido bien, pues Eñaut respondió y, por las lesiones y ausencias de Bravo y Riesgo, se convirtió en el portero del ascenso. Pero todavía a estas alturas, y teniendo en cuenta la anunciada y escasa cantidad de dinero que pretendíamos recaudar con ambos, no me explico cómo es posible que ambos continuaran. Fue un fracaso sin paliativos de la dirección deportiva. Pues bien, esta pretemporada hubo otro nuevo anuncio de Loren sobre los porteros. Zubikarai iba a salir cedido, pues Bravo es el titular indiscutible. Y Toño Ramírez se quedaría como suplente. Loren no ha conseguido colocar a Eñaut. Ni tampoco a Toño, pues al comprobar la imposibilidad de buscar acomodo al primero se ha intentado ceder al segundo. Dos fracasos muy similares como para no tenerlos en cuenta.
Y luego está, volviendo a ese detalle con el que comenzaba, el hecho de que no producimos dinero con jugadores que no nos sirven, a diferencia de la mayoría de los equipos de nuestro entorno. Ahí se nos está marchando una opción de mejorar, por poco que sea, la salud de las arcas realistas y mantener la competitividad con nuestros rivales directos. Hay que tener en cuenta que Sutil y Labaka tenían contrato en vigor, y simplemente se les dio la baja sin negociar con nadie. Y es por esto que mi apuesta es la de renovar los contratos de jugadores que puedan ser interesantes deportivamente pero también a los que se pueda encontrar acomodo en otros clubes previo pago de un traspaso. No sé si tal y como está el mercado se habría podido sacar algo de los cuatro jugadores que dejaron la Real (Rivas se ha marchado a un equipo de Segunda y Tamudo firmó por el Rayo casi al final del periodo de fichajes), no lo digo sólo por este verano, pero no estaría de más sondear esos terrenos. Al final, da la sensación de que perdemos siempre. El Betis ha ganado 2,7 millones este verano. El Sporting, tres millones. El Betis, 2,7. El Rayo, 1,5. El Zaragoza, 700.000 euros. ¿La Real? Cero. Menos mal que Arteta nos va a dejar 1,2 millones de euros. Pero esos milagros no llegan todos los años. Sería bueno que lo tuviéramos en cuenta.
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