Las dos cosas por las que más orgulloso se siente Gurrutxaga en su carrera es por haber jugado en la Real y en el Rayo. El defensa de Elgoibar, uno de los personajes de moda en Gipuzkoa, da sus últimas patadas a un balón en Beasain, mientras triunfa como monologuista
Retrocedemos hasta el partido de su debut en el Calderón...
Creo que ahora los jugadores que están en el Sanse y en la Real juvenil son más conscientes de a dónde pueden llegar o de cuáles son sus metas. Cuando estaba en el Sanse en lo que pensaba era a ver si jugábamos el sábado en vez del domingo para irme de poteo con mi cuadrilla. Yo jugué solo diez partidos en el filial. Para mí era un bajón meterme con 19 años en un hotel de concentración el sábado por la noche para jugar el domingo por la tarde, mientras todos mis amigos estaban de cañas. Era una angustia pasar la noche de hotel concentrado.
Clemente le dice que va a jugar.
Me lo comentó tres días antes. Me preguntó si me iba a acojonar. Aunque le dije que no, estaba temblando. Recuerdo que con lo que me cuesta ahora, por lo nervioso que soy, dormí ocho o nueve horas del tirón con Joseba Llorente en la habitación.
El escenario era de los grandes.
Una semana antes había jugado con el Sanse contra el Tolosa en Tercera. No estaba lleno, pero el partido lo televisaba Canal +, algo que también lo sabes. En esa época solo emitían dos encuentros de cada jornada. Aunque me expulsaran, salió un buen partido y empatamos 1-1.
Se llevó de recuerdo un codazo y su primera expulsión.
Yo tengo grabado ese partido en vídeo. El árbitro era Díaz Vega y debo admitir que me merecí seis tarjetas amarillas. Incluso entiendo que reaccionara con un codazo, porque le hice un marcaje al hombre, muy pesado. Estaba indignado, porque salió a jugar al fútbol y yo a que no jugara. Era un pulpo, como me pidieron, pero él quería divertirse.
Suele infravalorar su carrera, pero la afición le idolatró ese año.
Yo bromeo con que era un paquete porque hace gracia, pero también tengo que decirlo, sin que suene mal, que algo bueno tendría. Reconozco que yo no hubiese tenido la oportunidad de jugar en Primera salvo en la Real, porque apuesta por la cantera, pero yo he sido internacional en todas las categorías inferiores y fui campeón de España juvenil. Aunque me ría de mí mismo, algo verían en mí. Clemente me daba un trabajo que se amoldaba a la perfección a mis condiciones, al ser rápido y fuerte. Solo tenía que secar al punta rival. Al año siguiente, cuando pasamos a jugar en zona, lo empecé a pasar mal.
¿Guarda buen recuerdo de Clemente?
Al margen de que como entrenador puede gustar más o menos, es un personaje mediático. Es gracioso, porque siempre dice las cosas como las piensa y a veces acierta y otras se confunde. Yo me reía mucho con las cosas que decía, pero por dentro, sin que me viera. A mí me ponía las pilas. Me acuerdo que con lo que sufrimos, nos salvamos con un empate ante el Barcelona en la penúltima jornada y cerrábamos la campaña en Oviedo. Iba a ser el único en el que íbamos a poder disfrutar. Me enteré por la prensa que iba a bajar a jugar el play-off a Segunda B. Cuando se lo pregunté, me contestó "¿Tú quién te crees que eres? A que no vuelves al primer equipo..." Además prometí que me teñía el pelo de rubio si nos salvábamos, y no le hizo ninguna gracia.
Antes de jugar contra el Madrid, en su primer año se preguntaba si Casillas le iba a saludar...
Sí, pero se acordaba, porque siempre me saludaba. Además sé, por alguna amistad que tenemos en común, que ha visto la parte del monólogo en la que hablo de él y que se ha reído mucho. Pasamos de jugar juntos a convertirse en uno de los mejores del mundo. A mí no me la pasaba, pero ahora tampoco es de jugar en corto. Cuando volví del Mundial de Egipto me acuerdo que dije que iba a ser uno de los mejores del mundo. Xavi también destacaba. Estaba Coronas, Navas o Ander Aranzeta, que también venía de la Real, y que era el capitán de esa selección que ganó el Europeo. Iba por delante de Labaka y mío, pero sufrió una lesión grave.
Luego se fue cedido al Algeciras.
Pedí la cesión a Olabe cuando el equipo estaba en Champions. Ahora firmaría cuatro años de suplente, pero estaba perdiendo la ilusión, ya no me afectaba quedarme fuera de las listas. Había gente mejor, por lo que me fui a Algeciras. Fue una buena experiencia y le guardo mucho cariño, pero siempre cuento en broma que llegué a 17 puntos de la salvación y acabamos a 27.
Y de repente el Rayo.
Iluso de mí pensaba que me iba a renovar la Real y pasé en seis meses de la Champions a Segunda B con el Rayo. Habían bajado y tenían proyecto para subir. Llevaba sin jugar bastante y mi nombre ya no tenía mucha luz ni estrella.
Y, ¿qué se encuentra?
Después de lo orgulloso que estoy de haber jugado en la Real, le sigue el haber vestido la camiseta del Rayo, aunque no jugara mucho. Es un club muy peculiar situado en mitad de Madrid. Yo me arrepiento de pocas cosas en el fútbol, pero sí de algo lo hago es por no haberme enganchado a aquel club y no haberlo dado todo para quedarme muchos años allí. Madrid arrastra el mito de ser peligrosa para los futbolistas, y yo lo corroboro. El presidente, Los Bukaneros... Todo es muy entrañable.
¿Qué tal con los Ruiz Mateos?
Muy bien. Yo vivía en un apartamento muy pequeño en el Barrio de Salamanca de Madrid y mis compañeros se reían de mí. Decían que tenía menos metros que la casa del perro de la finca del presidente. Ahora hubiese elegido muchos otros sitios mejores para vivir que ese. Antes del play-off nos invitaron a su casa y Ruiz Mateos, cuando iba saludándonos uno por uno y yo le dije que era Gurrutxaga, porque no nos conocía a ninguno, me comentó que los vascos éramos muy currelas y que les caíamos bien. Nos empezó a contar cómo creció Rumasa. Hay que imaginarse a 25 futbolistas sentados en los sofás y por el suelo escuchando sus historias.
Por no tener, no tenían ni campo de entrenamiento.
Sí, cada día entrenábamos en un campo diferente: Pozuelo, Las Rozas, en Villa de Vallecas, en el propio estadio, en La Peineta... Igual entrenábamos a la 13.00 horas porque antes no estaba disponible el campo.
Y cobraban en sobres y hubo hasta atracos en la oficina.
Sí, cobrábamos como en Inglaterra, un día a la semana. No recuerdo bien si nos pagaban en sobres.
Suele contar que le conocían mejor los porteros de la discoteca Kapital que los de Vallecas.
Tristemente es así, me pasé una época sin que me convocaran y me acuerdo que los porteros del club me pidieron el DNI para entrar, lo que no dejaba de ser humillante.
¿Por qué se hace querer tanto el Rayo?
Ya el mismo estadio es especial, en mitad de Vallecas. Si pudiese elegir ahora, me habría gustado vivir en el mismo barrio. Yo recuerdo jugar a las 12.00 horas, estar en el banquillo y mirar más lo que hacía la afición, y escuchar lo que decían, que ver los partidos. Sin camisetas en invierno, entiendo que muchos de ellos llegaban sin dormir. A saber de dónde venían...
Y el campo es una caja de cerillas.
Sí, pero cuando jugaba en Segunda B era el estadio en el que todos querían jugar. Nosotros jugábamos en Pájaras Playa o en Lanzarote. Teresa Rivero pasó en dos años de estar en el palco del Bernabéu a sentarse en una silla de Coca Cola en uno de esos campos canarios que había que verlos.
Pero tiene más recuerdos en ese estadio con otra camiseta.
La otra historia increíble que tengo con el Rayo es que jugué un play-off para ascender con el Zamora. El Rayo se pasó cuatro años en Segunda B, antes de subir. En el minuto 92 de esa eliminatoria, tuve una ocasión clarísima de cabeza que nos hubiera dado el ascenso a nosotros. Me acuerdo que estábamos atacando a la portería en la que no hay gente y que, como estaba ya de delantero, le dije al árbitro "Antes de pitar el final avisa por favor". Estábamos a 100 metros de los vestuarios e iban a invadir el campo. Si marco, no sé cómo hubiéramos salido de ahí. Casi vencemos a un Rayo que nos tenía que haber marcado seis goles en la ida y otros seis en la vuelta. La única vez que he jugado con Vallecas lleno fue ese día con el Zamora.
Usted se encontró a sí mismo por esos campos de Dios.
Yo siempre he pensado que si hubiera sabido cuando debuté, lo que sé ahora no hubiera salido nunca de la Real. A mí la presión me podía. Vivo mucho mejor ahora ganando 100 veces menos. Con 19 años me sentía muy observado. Cuando mi carrera se iba por la borda, recalé en el Lemona, con unos vestuarios en los que el meadero es un agujero en el suelo, con dos duchas para 20, y espabilé porque ya ni con el nombre me fichaban. Toqué fondo.
¿Por qué cree que se llevan tan bien con la Real?
Es un barrio obrero, gente campechana, maja, futbolera. No sé muy bien por qué se llevan tan bien. Yo estuve ahí y sé que me cayeron de maravilla.
Tiene mucho contacto con la plantilla de la Real, ¿le recuerda a la del subcampeonato?
A mí me gusta más esta. Yo he desmitificado a los futbolistas desde hace tiempo. A mí me gusta ver triunfando a Markel, que es del pueblo, o a Illarra, de Mutriku, gente normal, que a futbolistas con los que coincidí como Darko, Nihat, Karpin... Iñigo le pasa a buscar todas las mañanas a Illarra y vienen juntos a entrenar. Eso lo hago yo en el Beasain. Y esos son los que están a punto de clasificarse para la Champions, lo que me agrada más.
Y que son muy jóvenes.
En ese equipo había más estrellas. Ese año tocamos techo, era pan para hoy y hambre para mañana, pero la actual Real es muy joven.
Supongo que el final feliz de este año es que la Real vaya a la Champions y el Rayo a la Europa League.
Claro. Creo que el Málaga ahora lo puede poner más complicado, porque apretarán más. Siempre he sido aficionado de la Real, pero si algún año me agrada más que les salga la cosas bien es este por esta buena gente que tiene en la plantilla, con tantos jugadores de casa.
Un test: ¿un amigo en el fútbol?
Iker Izeta, que sigue jugando ahora en Canarias. Jugué con él en la Real y con 30 años, en lugar de buscar mujer e hijos, compartí piso de alquiler con él en Bilbao.
¿Mejor jugador de rival?
Raúl no era rápido, remataba mal de cabeza y no chutaba bien, pero era imposible defenderle. Jugaba silbando alrededor mío y no le podía ni ver.
¿Y en su equipo?
Me encantaba Khokhlov. Lo bien que jugaba y la calidad que tenía siendo tan grande.
¿Un entrenador?
Siempre he tenido un déficit de atención con los entrenadores. Me cuesta atenderles. El mejor fue Denoueix, y jugué lo mismo con él que Rustu en el Barça. A mí no me ponía, pero fue el primer entrenador que vi metódico, con sus pizarras, que se lo curraba mucho, aunque no le escuchase...
Alguna promesa que se quedó en el camino.
Además de Aranzeta, Txus Duarte, un chico de Lasarte, que también tuvo lesiones. En el fútbol hay que tener suerte, ademas de ser bueno.
¿Su mejor partido?
Uno de la semana pasada con el Beasain ante el Alavés B. Jugué diez minutos, 100% de pases acertados. Di uno. Mi mejor partido en Primera fue uno en Santander ante Salva, que fue el pichichi de esa temporada.
¿Su mejor gol?
He metido tantos... Uno que marqué con el Zamora contra el Linares, que nos dio la clasificación. Feo de cojones.
¿Su mejor recuerdo?
En el Bernabéu, con el Real Unión, cuando, al acabar un partido en el que no jugué nada bien por cierto, que es una pena que tengo, se vació ese pedazo campo y nos dimos cuenta de que no íbamos a volver a jugar ahí y no te quieres marchar, porque lo sabes.
¿Su mayor disgusto?
Un amistoso en Ondarroa en pretemporada con la Real. Marqué el 0-1 y a poco del final lié una tranca increíble haciendo un penalti y Toshack me echó una bronca espectacular. Me sentí hundido, y recuerdo que vi a Loren con 35 años a mi lado en el autobús y pensé "Cuántas de estas habrá vivido este".
¿Rival que más le ha amargado?
Dudo que Catanha le haya hecho la gaviota en la cara más veces a alguien que a mí. Con el Málaga, el Celta.... Tiene narices que ochos años después me lo volví a encontrar en el Linares y marcó de nuevo.
¿La vez que más se ha reído en un campo?
Como decía Jauregi, el único que disfruta en el campo es Ronaldinho, los demás sufrimos. Un día en Anoeta, hora y media antes de empezar el partido, había una persona con un zeppellin, perdió el control, empezó a correr detrás para tratar de cogerlo mientras se dirigía hacia la grada y se cayó al foso tras atraparlo.
¿El compañero 'más risas'?
Yo no dejo hablar en el vestuario, ni dejo que nadie haga más gracias .
¿Usted qué es, futbolista, cantante, poeta, monologuista...?
Dentro del campo me gustaría sentirme poeta, pero soy cómico. Lo único que me atrevo a decir es que soy futbolista. Lo demás no lo digo por la gente que lleva tiempo en esto y que se puede molestar.
Compone, canta, toca la guitarra, ¿cómo empieza con los monólogos?
Todas mis letras hablan de vivencias mías y cuando las explicaba me di cuenta de que mucha gente estaba esperando a que acabara la canción para que cantase otra. Me decían "cantas muy bien, pero igual mejor de monologuista..." Empecé como un juego en el Doka, que es como mi segunda casa. Di el salto y parece que a la gente le gusta.
¿Siente el miedo escénico?
Cada vez menos, aunque jugando al fútbol me sigo poniendo nervioso aún. Lo sentí la primera vez que probé suerte, en el Doka, porque aparecieron 500 personas. Iba a ser un espectáculo de una hora y estuve una hora y 50 minutos. Dos chicas se desmayaron por el calor.
¿Tiene alguna referencia?
Nunca he visto a ningún monologuista. Los he empezado a ver ahora, en plan como si fuera un trabajo.
¿Se rieron mucho los jugadores del Athletic?
Fue increíble que me llamara Bielsa. El teléfono lo consiguieron por Gabilondo. Tenía miedo de que no les hiciera gracia, porque yo cuento historias del Bernabéu a gente que nunca ha estado ahí, pero estos venían de jugar dos días antes en ese estadio. Me llamó la atención lo que se reía Bielsa a dos metros de mí. Me felicitó al final.
¿Qué planes de futuro tiene?
Acabar la campaña de fútbol como pueda, porque no paro de trabajar y yo nunca he pegado un palo al agua. Estoy empezando un programa en ETB como presentador y sigo con los monólogos y los conciertos. Tengo que descansar; estoy ya estresado.
¿Cómo se liga más?
Como futbolista de la Real todo iba sobre ruedas. Ahora me está sucediendo algo extraño, que, después de diez años desaparecido, la gente me empieza a recordar como con el codazo de Hasselbaink. Subir a un escenario ayuda a ligar.
¿Cambian los insultos en el campo?
Es distinto que te llamen dos personas sueltas a un metro payaso. En algún campo me han llamado "Van Poppel cabrón", lo que demuestra que el marketing lo hemos hecho bien.
¿Es futbolero?
No, veo partidos del Barcelona y de la Real, que está jugando muy bien también. No soy socio de Anoeta.
Un pronóstico para Vallecas.
Un partido con goles, 2-3.
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