viernes, 20 de abril de 2012

LA COLETA DE MONTANIER


Esta semana sólo se habla de una cosa. Bueno, de dos. Por supuesto, tal y como adelantaba Mendilibar, las televisiones no repitieron ni una sola vez las jugadas conflictivas del Betis-Osasuna. Obviamente, las excepcionales paradas de Bravo en Málaga tampoco ocuparon más que los habituales tres minutos de resumen de partido normalito de la semana. No. Desde el lunes sólo ha existido la Champions, hasta ayer, y, cómo no, el denominado ‘Clásico’ entre el Barcelona y el Real Madrid. La Liga en juego, señores. Pues sí. Qué preocupación. Que les vaya bien, sinceramente, me la trae al pairo quién gane y quién pierda. Veré el partido porque me apasiona el fútbol, pero lo haré con una tranquilidad pasmosa. Para sufrir ya tengo la matinal del domingo.

La matinal, sí. Recuperamos el fútbol con vermú. Y hay mucho en juego, muchísimo. Tanto como vivir sin sobresaltos las últimas cuatro jornadas de campeonato si se le gana al Villarreal de Lotina. Un técnico, por cierto, que sobrevive pese al estigma de haber descendido a unos cuantos equipos, entre ellos, no hace falta recordarlo, a nuestra Real, donde no fue capaz de subsanar con sus decisiones, muchas de ellas desacertadas, la pésima planificación deportiva llevada a cabo por el Consejo de ‘Denon’, cuyo brazo ejecutor fue Bakero. 
La afición se sintió engañada por él. No porque le considerara el único culpable del descenso a Segunda tras 40 años sino porque vendió la moto de que quería quedarse cuando ya lo tenía apalabrado con el Deportivo. Una tomadura de pelo que la feligresía de Anoeta no olvida.

Pero recuperemos el hilo que me pierdo en el pasado. Esta semana he  escuchado una de las mejores frases de los últimos tiempos en boca de Martí, ex txuri urdin ahora en las filas del Mallorca. “Al clásico que le den por el culo”. Tal cual. En rueda de prensa. Lógico. El club insular, como la Real, puede sellar la permanencia esta semana y lo que menos importa es quién se va a llevar el Barça-Madrid. Esa es una guerra que no nos compete. Que pase lo que tenga que pasar. Pero el quid de la cuestión está, en nuestro caso, en que la Real derrote al Villarreal y alcance los 42 puntos. Y a otra cosa, mariposa. Será entonces el momento de dar pasos al frente y comenzar a edificar la próxima campaña, con los pilares actuales u otros, eso ya dependerá de Aperribay y su Consejo.

El otro día en La Rosaleda, y no es poca cosa, el equipo fue capaz de, a base de lucha, coraje y concentración, amarrar un punto jugando toda la segunda mitad con uno menos, un tesoro por el que ningún aficionado en estado cuerdo hubiera apostado al término del primer acto. Y ello provocó que, por primera vez, Montanier perdiera un poco la compostura y su semblante serio celebrando como si de un título se tratase la igualada obtenida. El galo se soltó la coleta. ¡Fluye sangre por sus venas! Quizá esa reacción fuera provocada por la evidente necesidad que tiene de que el equipo termine bien la Liga para continuar sentado en su banquillo. Qué pasará con él si nos importa. Lo que ocurra en el ‘Clásico’, sinceramente, no.

Una persecución intolerable

Ya está bien. La persecución a la que se está viendo sometida la afición de la Real en los últimos partidos a domicilio es intolerable. No hay derecho a que por ser de donde eres y lucir unos colores te estén esperando para ajusticiarte. Hay que levantar la voz y denunciarlo. Es una vergüenza la desprotección de los aficionados por parte de las fuerzas de seguridad. La Real debe erigirse en altavoz de esta injusticia y tomar cartas en el asunto. Lo que está ocurriendo en fechas recientes es un insulto a la memoria de personas como Aitor Zabaleta. Y eso no lo podemos permitir. Desgracias injustificadas como aquélla no pueden volver a suceder. 

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