jueves, 5 de abril de 2012

NUDST: REAL 4-0 RAYO_LA VICTORIA DE LOS PRIMOS

NI UN DOMINGO SIN TI
Real 4 – 0 Rayo Vallecano: La Victoria de los Primos

"Me encanta que los planes salgan bien". Así pusimos fin a un fin de semana REALmente mágico. Si hubiera tenido que escribir un guión para mi quedada de primos ideal, no me hubiera salido tan perfecto como lo que vivimos durante tres días inolvidables. Tampoco me hubiera creído nunca que uno de los fichajes fiasco de la Real, McDonald Mariga, fuera a convertirse en uno de los personajes del fútbol que más sonrisas me provocan. La Real une y que el sentimiento txuriurdin no entiende de fronteras, pero este fin de semana me ha quedado totalmente claro que hay algo más que fútbol detrás de nuestro escudo.

Siempre he pensado que las experiencias se viven y que los objetos nos ayudan a recordar con fuerza todo lo vivido, los detalles, las personas que lo compartieron contigo, las sensaciones que tuviste…. ¿no te ha pasado nunca que un olor te recuerda a una época concreta o que al encontrar un viejo vestido que hace tiempo que no te pones el reloj del tiempo echa marcha atrás para devolverte justo a la última vez que lo usaste? Necesitaba encontrar algo material, un souvenir que con sólo mirarlo nos transportara a este 31 de marzo. Terminé rodeada de pañuelos azules y escribiendo nuestro nombre a tippex veinte veces. Cada vez que terminaba uno, pensaba en quién lo llevaría y en qué momento del fin de semana sería especial para su dueño.

Lo que nació siendo una cena terminó convertido en una especia de fiesta Non Stop en plan boda gitana de viernes a domingo donde las risas fueron las artistas invitadas, las ausencias estuvieron más que presentes y cada uno de nosotros consiguió olvidarse por un momento del mundo exterior, de los problemas, del quiénes somos y sólo nos concentramos en disfrutar del momento, pensando en nosotros mismos y en nuestra propia felicidad.

Entre futbolines, bocadillos, ‘vici-cletos’, cactus, polis, kalis y caris, un grupo de locos desconocidos hizo posible que su realidad dejara de ser virtual para dar forma a una nueva gran familia poniendo cara a cada uno de sus primos. Un cartel completisimo presidió una gran mesa llena de cosas ricas. Nos faltaron horas para estar juntos y cerrando bares, abrimos la puerta de un domingo contigo que puso el broche de oro a un fin de semana de ensueño.

Con la pancarta presidiendo Anoeta y nuestro primo Ifrán posando para nosotros, la Real se unió a la fiesta goleando a un Rayo Vallecano que será siempre bienvenido a Tierra Santa. ¡qué gran afición! Si ya me enamoraron los Bucaneros en el Teresa Rivero, en Anoeta me rendí ante su recuerdo para Aitor Zabaleta. Nunca una afición visitante ha conseguido empatizar tanto con nosotros. Uno a uno, llegaron los goles: Agirretxe, Zurudin, Antxon y Vela se unieron al que desde Parma nos dedicó Mariga, el Primo Mayor, que también quiso estar presente en nuestra quedada.

Raúl Tamudo y Mikel Labaka regresaban a su casa y pudieron sentir el cariño que les tenemos. ¡Qué mal lo pasé cuando el nombre de mi Tamu acompañó a Martín y Rivas en las despedidas del verano! Sólo cambiaría una nota de la partitura de nuestro fin de semana y fue la lesión de mi ‘6’. Íñigo Martínez abandonó el terreno de juego en camilla con una lesión de menisco le hará que se pierda lo que resta de temporada.

Miraba a mi lado y veía a mis primos que veían ganar a la Real en directo por primera vez. Me emocioné al intentar sentir lo que estarían sintiendo cuando hicimos la ola, al verles disfrutar del juego de los nuestros y, aunque estábamos rendidos, sólo podíamos pensar en cerrar el ‘Gabana’ con nuestros chicos para celebrar la victoria. A mi lado el talismán que no ha visto perder a la Real las veces que ha pisado Anoeta. Ahora que lo sé, ¡¡¡lo quiero siempre conmigo para verte ganar!!! Con el ‘bip-bip’ mi otro yo también disfrutó de la victoria como si estuviera con nosotros. Uno a uno fueron pasando los primos ausentes por mi cabeza sabiendo que allá donde estuvieran, estarían pensando en nosotros.

Una victoria perfecta para un fin de semana inolvidable. La última copa, la última foto, las últimas palabras de despedida no hicieron más que ser testigos de que esto sólo iba a ser el primero de mil momentos por vivir. Hoy mi pañuelo-souvenir cuelga del cabecero de mi cama del pueblo, a 550 kilómetros de donde nos vimos por última vez para tener la certeza de que por mucho que hubiera intentado imaginar un fin de semana ideal, la realidad siempre supera la ficción.


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