Este cambio de rumbo adoptado en lo alto de la pirámide ha tenido su efecto, notorio, en el vestuario. Los futbolistas se ven capaces de pelear por éxitos mayores con esta plantilla. Los jóvenes de mayor potencial se ven rodeados por compañeros de gran nivel como Vela o Chory Castro y extraen la conclusión de que la Real es el club idóneo para hacerse jugador de verdad, haciendo oídos sordos de los cantos de sirena que llegan desde el Bocho, por mucho que les paguen. A diferencia de precedentes anteriores, parece que los Pardo, Martínez e incluso un Griezmann que parece haber escarmentado, están bien asesorados y son conscientes de que la paciencia es la madre de la ciencia. Ir al Athletic les supondría más ceros en la cuenta corriente, ceros que, sin embargo, a corto-medio plazo ya van a tener, pero estando en nómina de clubs con opciones de conquistar títulos y de mucha mayor entidad que el de Ibaigane. Los anteriormente citados, si mantienen esta progresión, pueden aspirar a mucho más.
Faltan apenas 48 horas para el cierre del mercado y la fortaleza de la Real es doble: no negocia, por lo que si vienen a por algún jugador tendrán que abonar la cláusula íntegra, y, encima, aún así, los futbolistas no quieren irse a Bilbao. Cómo ha cambiado el panorama. Y cuánto nos alegramos. Ahora lo único que nos queda es esperar a que todas las buenas intenciones se confirman y el equipo, esperemos que sin que el entrenador le ponga barricadas, vaya dando pasos adelante en el largo camino de la temporada liguera. Tras el aciago debut en el Camp Nou –no por esperado fue menos doloroso-, el estreno en Anoeta supuso una primera dosis de confirmación a esa ilusión que se ha despertado en toda Gipuzkoa. Bueno será, no obstante, no echar las campanas al vuelo y creernos más de lo que somos. Siempre se habla de marcarse objetivos en el inicio de la Liga. Este no puede ser otro que la permanencia. Así de claro. Ahora bien, a diferencia de años anteriores, si las cosas se hacen con sentido común y la fortuna sonríe en determinados momentos, por qué no se va a poder aspirar a algo más. Esta vez sí hay pólvora para poder pelear por ello. Lo de otras temporadas no era sino vender la moto. Un escudo, dos colores, ¿para qué más?
Pardo es como Sevilla
Rubén Pardo es como Sevilla, tiene un color especial. Admito que soy de esos que citó Montanier, de los que apenas le han visto jugar. Casi no he podido seguirle en el Sanse. He pecado. Porque lo que le he podido ver con el primer equipo me ha maravillado. Es un futbolista diferente. Tiene duende. Y un aplomo inusitado para alguien de su edad. Verle en el descuento hacer una conducción de varios metros para dejar morir el partido en una banda fue de lo mejorcito del partido. Son detalles de crack. No sé si le falta algo de fortaleza física o no, pero no tengo claro que encontrando a los complementos idóneos, tiene que ser desde ya la piedra angular del juego de la Real. Tengo ganas de que pase de ser una esperanza a una realidad, ¿ustedes?
Faltan apenas 48 horas para el cierre del mercado y la fortaleza de la Real es doble: no negocia, por lo que si vienen a por algún jugador tendrán que abonar la cláusula íntegra, y, encima, aún así, los futbolistas no quieren irse a Bilbao. Cómo ha cambiado el panorama. Y cuánto nos alegramos. Ahora lo único que nos queda es esperar a que todas las buenas intenciones se confirman y el equipo, esperemos que sin que el entrenador le ponga barricadas, vaya dando pasos adelante en el largo camino de la temporada liguera. Tras el aciago debut en el Camp Nou –no por esperado fue menos doloroso-, el estreno en Anoeta supuso una primera dosis de confirmación a esa ilusión que se ha despertado en toda Gipuzkoa. Bueno será, no obstante, no echar las campanas al vuelo y creernos más de lo que somos. Siempre se habla de marcarse objetivos en el inicio de la Liga. Este no puede ser otro que la permanencia. Así de claro. Ahora bien, a diferencia de años anteriores, si las cosas se hacen con sentido común y la fortuna sonríe en determinados momentos, por qué no se va a poder aspirar a algo más. Esta vez sí hay pólvora para poder pelear por ello. Lo de otras temporadas no era sino vender la moto. Un escudo, dos colores, ¿para qué más?
Pardo es como Sevilla
Rubén Pardo es como Sevilla, tiene un color especial. Admito que soy de esos que citó Montanier, de los que apenas le han visto jugar. Casi no he podido seguirle en el Sanse. He pecado. Porque lo que le he podido ver con el primer equipo me ha maravillado. Es un futbolista diferente. Tiene duende. Y un aplomo inusitado para alguien de su edad. Verle en el descuento hacer una conducción de varios metros para dejar morir el partido en una banda fue de lo mejorcito del partido. Son detalles de crack. No sé si le falta algo de fortaleza física o no, pero no tengo claro que encontrando a los complementos idóneos, tiene que ser desde ya la piedra angular del juego de la Real. Tengo ganas de que pase de ser una esperanza a una realidad, ¿ustedes?
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