miércoles, 31 de octubre de 2012
Ni Un Domingo Sin Ti: NO-ME-GUS-TA
Valladolid 2-2 Real
Podría empezar dando rodeos utilizando metáforas para describir lo que sentí el domingo, al más puro estilo NUDST pero hoy tenéis que permitirme cambiar un poco la forma de este artículo para ir directa al grano porque hay sentimientos que si no los escupes, se pudren dentro y lo podrido, mal huele.
No me gusta Montanier. Ale, ya lo dije. Así, sin paños calientes. No me gusta y punto. Y no es un ‘no me gusta’ como cuando no te gustan las pasas o los guisantes. No. Es algo más profundo, que me sale de dentro y se me llena la boca al decir que NO-ME-GUS-TA.
No me gusta porque no tiene alma. Es el ‘entrenador de cartón piedra’, incapaz de transmitir carácter y emociones sobre el césped. Inmóvil, inexpresivo, un sin sangre que ni siente ni padece. ¡qué importante es que un entrenador adopte el rol de líder natural! Como Simeone en el Atletico. Alguien que sienta los colores, que entienda la importancia del cargo que ocupa. Pero Montanier no lo hace. Y No me gusta.
No me gusta su manera de leer los partidos. Trae su guión escrito desde casa y si decidió en su despacho que el primer cambio tiene que ser en el minuto 70, hasta el 70 no lo hace; si decide que hay que amarrar el partido si en la segunda parte vamos ganando, cambia a Antoine, el mejor del partido, por Jose Angel, ¡y listo!. Así, sin más. Ayer, con el 1-2, el partido no estaba sentenciado, ni mucho menos, y lo ambicioso hubiera sido ir a por el 1-3, hacer a muchos ganar sus porras, llevarnos tres puntos y no salir a defender para que sea el Valladolid quien nos despierte de un porrazo. No me gusta.
No me gustan algunas de sus decisiones ‘estratégicas’, como la de dejar en el banquillo al fichaje estrella del verano, Chory Castro. Ayer fue su debut como titular. Ayer. En la jornada 9. Lo mismo que a Jose Ángel, que igual tenemos que devolverlo con la ilusión con la que lo tragimos. ¿Por qué lo hace? O lo de los cambios de posiciones de algunos jugadores como Prieto, Illarra, Jose Angel o el propio Antoine. No lo entiendo. Y tampoco me gusta.
No me gustan sus comparecencias ante los medios después de los partidos. Me acosté cabreada con el empate porque para mi perdimos dos puntos y él se confiesa ‘contento’ con el partido y el resultado. ¿PERDONA? ¿CONTENTO? Este tipo de declaraciones dan buena cuenta de su falta de amor propio. ¿Esa es su manera de transmitir carácter? Después de toda la semana diciendo por activa y por pasiva lo importante que era logar la primera victoria fuera de casa, llegamos a Valladolid, nos vamos con un empate cutre ¿¿¿y estamos contentos???? Lo siento, pero no. No me gusta.
No me gusta el salto de calidad que trajo Montanier en la maleta cuando ocupó el asiento de mi Martín Lasarte. No me gusta, más que nada, porque no lo veo y como ni lo veo ni lo entiendo, pues no me gusta. Prefiero mil veces la Real de Lasarte con alma y corazón, con su sentimiento txuriurdin desbordado por la grada, haciéndonos vibrar y sentir, amar y creer que se puede, aunque luego no se pueda. Creer es la esencia del poder y el que vive sin esperanza es un alma sin rumbo que nunca llegará a nada. Así veo hoy a la Real de Montanier. Es lo que veo, y no me gusta.
Tampoco me gustó que el partido fuera lunes, ni no haber podido ir a Valladolid, ni que Eñaut errara cuando salvó al equipo en dos ocasiones claras, ni que no entrara ese chut de Jose Ángel en el último minuto, emulando a Iñigo y su Iñigolazo. En aquel entonces, ese 2-3 logrado salvó a Montanier de la cuerda floja. Ayer el 3 no subió al marcador y aunque reconozco que el éxtasis de un golazo semejante hubiera cambiado el tono de este artículo, esos dos puntos perdidos me han hecho sacar de dentro toda esta mugre. Y no os creáis que es agradable. No me gusta nada tener que escribir este artículo. Pero si el Iñigolazo evitó su destitución, el no-gol de Jose Ángel espero que mueva algo ahí arriba.
Y diréis, ‘¿¡¡¡habrá algo que te guste, niña!!!?’ Pues claro que lo hay. Y si no me gustaras tanto no habría tantas cosas que no me gustan porque amar es cuando no sólo descubres los puntos débiles de vuestra relación, sino que te atreves a comentarlos para poner soluciones. Y eso es lo que quiero. SOLUCIONES.
Por lo pronto, toca ahogar las penas en copas, porque nos vamos a Córdoba… No me apetece nada. Han pasado varios meses y aún me dura la resaca de la última… Por lo menos…¡haz que me guste! ¿no?
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