IMITANDO A LA REAL DE KRAUSS

Sabor agridulce, sí, pero no tenemos que hacer un drama del empate en Vigo. Prácticamente no hay semana en la que la Real no sume al menos un punto en su casillero. De nuestros últimos 11 partidos, llevamos 5 victorias, 5 empates y 1 derrota en el Bernabéu. Se nos siguen atragantando los encuentros de perfil bajo, pero antes, este tipo de partidos los perdíamos, y ahora, al menos sumamos algo.

La jornada no ha sido buena por las victorias de Valencia, Levante y Rayo Vallecano, pero Europa sigue estando muy cerca, y la mayoría de nuestros rivales directos, pasarán en los próximos meses por Anoeta. A medida que pasan las jornadas, esta temporada me recuerda más a la 97-98 en la que con Krauss en el banquillo nos clasificamos para la UEFA tras seis años sin conseguirlo.

En aquella campaña, la Real al igual que en ésta, jugó partidos históricos en Anoeta contra Real Madrid (4-2) y Barcelona (2-2 remontando un 0-2) y consiguió goleadas históricas a domicilio (0-5 en Oviedo, 0-4 en Valladolid…..). Fue un año en el que en el último tramo de la liga, tuvimos muchos factores externos de nuestro lado: penaltis a favor y constantes expulsiones de jugadores rivales.

Pero si por algo asemejo esta temporada 2012-2013, a aquella, es porque también acumulamos una serie de empates en partidos en los que todo lo teníamos de cara. ¿Reecuerdan aquel 1-1 con el Depor con el penalti fallado por Kovacevic en el último suspiro? ¿Y el 1-1 con el Salamanca con un gol en los últimos minutos de los charros? ¿O aquel otro 1-1 en la penúltima jornada con el Tenerife con un Anoeta abarrotado y jugando la última media hora con superioridad numérica?

Si bien ahora no poseemos un delantero referencia, un goleador nato como Kovacevic, veo un paralelismo con aquel año. Al acabar la liga 97-98, tuvimos el premio de clasificarnos para la UEFA, pero nos quedamos con una sensación melancólica de lo que pudo ser y no fue. Hubiera sido suficiente conque uno de esos “dolorosos” empates se hubiera traducido en victoria para clasificarnos, por primera vez en nuestra historia, para la Champions League, esperemos no quedarnos este año sin premio y con ese gusto amargo.

No obstante, no hay que perder la perspectiva. Llevamos 10 años intentando recuperar nuestra esencia, y jugar la Europa League, sería un maravilloso sueño hecho realidad. Pensando en ello, el empate en Balaídos es un paso más de un equipo rocoso al que últimamente casi nadie puede ganar, y que sigue manteniendo intactas nuestras ilusiones. Seamos positivos y pensemos en que podemos lograrlo. Ahora, a por los tres puntos ante el Mallorca.