miércoles, 6 de marzo de 2013

DE FINALES Y OTROS TÓPICOS


Que el fútbol está lleno de tópicos no es nada nuevo. Lo pudimos corroborar la semana pasada en la que nos vimos inmersos en la vorágine de los hasta hace no mucho conocidos como “partidos de siglo”, rebautizados ahora como “clásicos”.

Otro de los tópicos típicos de este mundillo es el de acuñar el término “final” para aquellos encuentros que, a priori, se consideran vitales para el devenir de un equipo. Esto se ha extendido tanto que en la Liga, competición donde la principal baza es la regularidad, un mismo equipo puede jugar infinitas finales. Lo curioso de este tema es que incluso perdiendo esos encuentros tan importantes, los equipos siempre (o casi siempre) consiguen abrir la ventana a otra nueva final una semana después.

De este tipo de partidos sabemos mucho en la familia txuriurdin. Inolvidable aquella final ante el Osasuna que nos sentenció. Pese a todo, la esperanza, cruel compañera, nos hizo creer que estábamos ante la verdadera final días después con aquel penalti de Savio. Incluso habría quien creería que el encuentro de Valencia era la auténtica final, en vez de el final.

En Segunda tampoco nos libramos de esas finales. En Gasteiz emulamos al Bayern sólo que mientras aquellos dejaban escapar la Champions, nosotros nos condenábamos a un nuevo año en segunda. Nos costó un par de años más jugar otro encuentro de tal envergadura y celebrar, en Cádiz, que esta vez lo habíamos logrado.

El regreso a Primera División no significó el olvido de las dichosas finales. Hubo que luchar por mantenerse, primero con Lasarte (cómo olvidar aquel último partido en casa ante el Getafe y esa vieja tradición del transistor), y después con Montanier.

Pero en Donosti hay dos tipos de finales. Las que son determinantes por lo que suponen cuantitativamente y las que son vitales por lo que significan cualitativamente. Que si lo traducimos viene a querer decir algo así como un punto de inflexión, dar un paso adelante. Nos gusta mucho situarle al equipo ante esa tesitura, aunque no siempre nos salga bien. Pero, lo positivo de esta historia es que esas finales se han jugado tan pronto este año que, reconduciendo la marcha siete días después el equipo lograba enmendar el error. Y pasito a pasito, seria pero atrevida, la Real Sociedad ha llegado al mismo punto al que le exigíamos llegar en esas finales.

Firme aspirante a Europa el equipo atraviesa ahora una racha positiva. Porque no hay duda que esto del fútbol es un mundo de tópicos, y de rachas. Y que aún nos quedan unas cuántas finales más por jugar si queremos viajar por Europa el próximo año.


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