Por fin ha llegado esa época que todos añorábamos y que a todos nos beneficia. Empezando por el equipo y todas aquellas personas que forman parte de él, pero también a todos los que lo vemos desde fuera.
Y es que gracias a la excepcional campaña que está realizando la Real, todas aquella penurias sufridas hace no mucho tiempo comienzan a cicatrizarse. Porque todo este asunto tiene una lógica aplastante: cuanto mejor vaya el equipo, mejor irán las cosas a su alrededor.
No ha pasado mucho tiempo desde los años de Segunda, y tampoco de la vuelta a Primera donde los deseos de la afición no tenían reflejo durante los partidos. La afición de la Real siempre ha pedido, y pide, que su equipo dé lo máximo domingo tras domingo, pero es una realidad el hecho de que los jugadores y entrenadores no lo han solido hacer.
La última década ha estado repleta de sinsabores que nunca parecían tener fin. Años peleando por no bajar y años en segunda terminan por desanimar a cualquiera, pero el problema no sólo ha estado en el juego. Nos hemos acostumbrado a oír declaraciones demasiado conformistas por parte de los jugadores y demás miembros de la Real. El equipo siempre ha ido un paso por detrás que la afición en cuanto a la ambición, lo cual ha llegado a crear cierto distanciamiento entre estos dos estamentos.
Frases como “no son de nuestra liga”, o “no entiendo tanta euforia” suponían un guantazo en la cara de los aficionados deseosos de ver a su equipo luchando acorde con sus posibilidades. Este hecho se hizo evidente durante la pasada campaña. Con un equipo de nivel suficiente como para aspirar a Europa, esta falta de ambición condenó al equipo a realizar una temporada mediocre con más sombras que luces.
Con ese panorama este año parece que las cosas han cambiado. Con un equipo casi idéntico, la Real está sacando mucho más rendimiento a su potencial y eso se deja notar. Con el equipo en puestos europeos gracias a un juego que llega a maravillar por momentos la ambición se ha instalado en Zubieta. Ya es posible escuchar declaraciones de jugadores hablando abiertamente de luchar por Europa y marcándose dicho objetivo.
Y esta es la mejor manera de tener feliz a todo el mundo. Un mensaje ambicioso refrendado con un buen juego que hace justicia al nivel del equipo, era el paso que le faltaba a la Real para terminar de enganchar y convencer a su afición. No añoraremos tiempos grises de resultados grises y declaraciones grises.
Siempre quedará la espina de no haber conseguido esto antes, pero a estas alturas de la película ver que el mensaje derrotista se ha transformado en ganador, es algo que reconforta.
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