Creo que el único que ha defendido a capa y espada al francés ha sido su compatriota Frederic Hermel, corresponsal en España del diario L'Equipe, aunque éste también aprovechaba para asomar la cabeza en las victorias y le otorgaba a Montanier todo el éxito del equipo, dando a entender que los jugadores que dirige no tienen nivel y que lo que estaba consiguiendo la Real era gracias a Philippe. Para bien o para mal, Hermel ha sido su mayor defensor, pero no le he oído levantar la voz estos días. Mi critica no es para él.
Mi crítica es para todos aquellos que estos días dicen: "¿ahora no se quejan de Montanier?" Pues no, es obvio, porque cuando las cosas se hacen bien llegan las alabanzas, como le está sucediendo al entrenador de la Real Sociedad. En los últimos meses han cambiado muchas cosas. La principal y una de las más importantes: los entrenamientos de Zubieta. Quienes acuden a diario a las instalaciones de entrenamiento del equipo aseguran que las sesiones son mucho más intensas que el año pasado y los comienzos de esta temporada. Desde que Montanier exige más a los suyos en los entrenamientos el equipo ha mejorado muchísimo, eso es así, y demuestra la importancia de los mismos.
Debo reconocer que el fin de semana aluciné con los comentarios que llegaban desde Madrid. Periodistas que alaban el juego de la Real y no entienden cómo se podía criticar al entrenador. Lo dicen desde el desconocimiento, porque la Real solo llama la atención si juega como los ángeles o si el ex presidente abre la boca. En Madrid, y por extensión en el resto de España, no saben -y no les interesa- lo que pasa en la Real Sociedad a diario.
A Montanier no se le ha criticado nunca su propuesta futbolística, nunca. Creo que todos los aficionados prefieren esta forma de jugar antes que los patadones de antaño. Se le ha echado en cara que utilice unos jugadores u otros, el posicionamiento de los mismos, pero nunca la forma de jugar. Desde el primer partido que dirigió en Liga a la Real, en Gijón, se alabó su propuesta de sacar el balón jugado y el toque. De hecho, aunque el equipo fuese colista la idea futbolística era la misma, algo que hay que elogiar a Montanier, que se ha mantenido fiel a sus ideas hasta en los peores momentos.
El francés no es el técnico perfecto, ni mucho menos, pero tampoco es el peor del mundo, como muchos pensábamos hace unos meses. Siempre he creído en el potencial de esta plantilla y por eso me he mostrado tan crítico con el francés. No he entendido muchas de sus decisiones y me molestaba que el equipo no jugase con la intensidad necesaria para competir en Primera División. Afortunadamente muchas cosas han cambiado y Montanier ha sido capaz de revertir la situación y de sacar el máximo rendimiento a un grupo de futbolistas con un futuro espectacular por delante.
Ahora el balón está en el tejado de Montanier y él decidirá su futuro. Hace unos meses nadie daba un duro por el de Vernon, pero la increíble racha y el juego del equipo ha provocado que hasta los más reacios a su continuidad no vean con malos ojos su renovación. Creo que se la ha ganado y que debe ser él quien guíe al equipo en Europa. La clasificación para la Champions o la Europa League es un premio para todos, Montanier incluido, que nunca se ha visto en una igual.

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