El reportaje en cuestión narra los tejemanejes de los mandatarios del club de 2000 a 2006, en base a los datos extraídos de la contabilidad oculta descubierta por la ‘due diligence’ que la auditora Ernst&Young llevó a cabo por orden de Badiola. En resumidas cuentas, se habla de primas a otros equipos para que ganaran sus partidos, hasta la creación de sociedades en paraísos fiscales para que alguno de sus jugadores se ahorrara un pico, pasando por regalos de boda a jugadores y pagos de comidas con los poderes fácticos de Guipúzcoa. Sobre la cuestión del dopaje anunciada en portada –que puede ser el tema más delicado- sólo se recupera lo que ya publicó el diario As, sin siquiera plantearse que las ‘cuentas de Asti’ pueden referirse a un equipo de remo. Se ciñen a la versión de Badiola.
El toque sensacionalista no falta en los párrafos del escrito, que compara la gestión realista con la de Luis Bárcenas en el PP. Obviamente, los hechos que se describen son indefendibles, aunque una institución poco o nada puede hacer por defenderse los trapicheos de sus directivos. Interviú destaca que el fútbol huele a podrido desde hace tiempo y que el máximo dirigente de la Real en aquella época sea el mandamás de la Liga de Fútbol Profesional hace que no le falte razón. Sin embargo, el principal damnificado por la enésima aparición de Badiola es el club guipuzcoano, cuya imagen queda por los suelos cada vez que éste envía sus papeles a un medio de comunicación. Porque esto no debemos olvidarlo: No son los papeles de la Real Sociedad, son los papeles de Iñaki Badiola.
Estos folios siguen dando vueltas y ahora han llegado a Interviú después de pasar por As, El País y El Mundo. Las malas artes de Astiazarán al frente de la Real pueden ser comparables a las de su sucesor en las oficinas de Anoeta, quien dice amar al club txuri urdin. Pues para amar al club se está preocupando bastante poco por su imagen y, de nuevo, olvida que la única vía para solucionar el asunto y finiquitar su guerra personal con el presidente de la patronal no se encuentra en ninguna redacción peroidística, sino en los juzgados.
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