El equipo txuri-urdin se clasifica para la Champions tras lograr una agónica victoria que desciende al Depor
"We are Champions League, we are Champions League", cantaba la afición txuri-urdin en una de las esquinas de Riazor cuando saltó de nuevo el equipo a celebrar su clasificación para la máxima competición europea. Nadie puede discutir ni su mérito ni su justicia. La Real recuperó la cuarta posición con una victoria agónica en A Coruña, en uno de los encuentros más dramáticos que se recuerdan. El equipo realista respondió y se llevó el triunfo en una situación extrema, con la máxima tensión y presión. Como a lo largo de toda la temporada, cuando les han llevado al límite los blanquiazules siempre han dado la cara, acreditando una personalidad y una autoestima fuera de lo común.
Lo decía Jokin Aperribay al mediodía en las céntricas calles de coruñesas: "El gol de Xabi Prieto nos va a llevar a la Champions". Dicho y hecho. Muchos pensábamos y sabíamos que ese tanto era mucho más importante de lo que parecía. Es cierto que los realistas han llegado justos de gasolina al final de temporada, algo lógico y normal cuando dispones de una plantilla tan corta y subes el nivel de la exigencia hasta cotas insospechadas. Pero el éxito de la Real es un triunfo para el fútbol moderno. Un club grande, con alma de gigante y corazón de león, que confundió su camino al llegar los millones de las televisiones y lo purgó con el descenso s Segunda. Ahí regresó a sus orígenes y no ha tardado en encontrar una recompensa extraordinaria, imposible de imaginar en verano. Que nadie olvide que es el equipo más joven, el que más canteranos utiliza y que la gran mayoría de su plantilla maduró comiendo estiércol en la categoría de plata. Del Bosque, usted tranquilo, siga acomodado en su trono, que es un chiste y una ofensa que ignore la gloria del club que más ha respetado lo que ha defendido a lo largo de toda su trayectoria. Mejor para todos, así lo disfrutamos solo nosotros.
Cuando la campaña comenzó de nuevo con dudas y parecía que todavía no estaba para empresas mayores, el cachondo de Zurutuza salió una mañana en rueda de prensa y entre bromas, soltó irónicamente a la prensa: "¿No erais vosotros los que decíais que teníamos un súper equipo? Pues sí David, lo pensábamos y lo creíamos. Y así ha sido. Montanier dio con la tecla por fin y deja el club en, probablemente, uno de los máximos a los que pueden aspirar los terrenales en esta Liga. Se le podrán discutir muchas cosas, pero nunca que no ha acabado triunfando en la Real. Seguro que se arrepiente de no seguir al frente de una plantilla admirable y ejemplar.
Desde Valencia iniciaron una guerra psicológica cuando cayeron goleados en Anoeta al intentar convencernos de que a la Real le iba a poder la presión. El conjunto txuri-urdin ha perdido puntos en las últimas semanas, algo lógico porque llegó muy justo de fuerzas y la suerte pareció darle la espalda. Pero si ha habido un día que ha demostrado sentir vértigo fue ayer. El equipo guipuzcoano que conocemos de esta temporada, el de hace dos meses, se lleva el encuentro con un claro 0-3. Pero cuando se sintió triunfador, le temblaron las piernas, algo comprensible, sobre todo porque el partido se jugó con una tensión y unos nervios fuera de lo común. Lástima por el Deportivo, que pierde la categoría porque tuvo la mala suerte de enfrentarse a esta Real en la última jornada. Pero su fracaso no lo provocaron los donostiarras, sino su mala primera parte de la campaña y su derrota en Málaga, donde debió vencer pero no fue capaz. Una pena, porque la Primera División merece clubes que cuentan con una extraordinaria afición como la coruñesa.
Galicia nos debía una. Los que estuvimos en Vigo y lloramos la pérdida del tercer título de la Liga, nos cobramos ayer la deuda con un triunfo inolvidable. Nunca lo olvidaremos. Como tampoco se borrará este recuerdo a los más de mil héroes que viajaron hasta A Coruña para apoyar a su equipo en un ambiente infernal y en una situación poco favorable. En esta temporada, la plantilla de la Real ha regresado a la elite del fútbol español, y se ha vuelto a confirmar que, por muchos jugadores buenos que tenga, el mejor activo del club sigue siendo lo que le quiere su hinchada. Ellos son tan héroes como los jugadores.
Dominio inicial
La Real no comenzó mal el encuentro. Aguantó la esperada presión inicial de los gallegos sin despeinarse y pronto comenzó a buscar la portería rival, consciente de que un gol cambiaría por completo el partido y el ambiente. A los cinco minutos Vela asustó tras una buena cabalgada y a los 20, con la situación absolutamente controlada, Griezmann marcó el 0-1. El galo aprovechó en semifallo un rechace de Aranzubia a disparo de Agirretxe, que se fabricó él solo la jugada clave del duelo. A esas alturas el Valencia ya vencía 0-1, por lo que la cosa no pintaba demasiado bien.
El Deportivo se lanzó al ataque con más corazón que cabeza. No se puede discutir que intentaba dominar y movía bien el balón, pero en los metros finales demostraba una desesperante falta de pegada.
Ofensiva gallega
El choque transcurría con una continua y constante ofensiva de los gallegos, mientras la Real aguantaba bien y buscaba una contra para liquidar el choque. El problema es que esta nunca llegó. La noche dio un giro inesperado, cuando en el córner donde estaban los aficionados realistas comenzaron a celebrar un gol con un balón en el centro del campo. Era el Sevilla que iniciaba su remontada. Tras el descanso, con todo a favor, la Real sintió vértigo. Los blanquiazules percibieron que podían malgastar una ocasión única, cuando una jugada inesperada llevaba camino de salirle redonda. La segunda mitad fue lo más agobiante que seguro que han vivido las almas blanquiazules que se encontraban en Riazor o delante de las televisiones. El asedio se basaba en continuos centros laterales y, por increíble que parezca cuando es su punto fuerte, Bravo no se erigió en el seguro valladar que su equipo necesitaba. Los gallegos dieron dos palos, uno de Iñigo en propia meta y otro de Abel Aguilar. Mientras, los blanquiazules eran incapaces de templar su tensión e hilvanar una jugada que sentenciara el choque y su clasificación. Fue desesperante las veces que sus jugadores eligieron mal las jugadas, pese a que los locales cada vez arriesgaban más y dejaban más espacios. Al final la suerte que le dio la espalda ante el Madrid, le echó el cable necesario para mantener su puerta a cero y certificar un éxito histórico.
No está mal que la Real lograra su clasificación provocando el descenso de un club importante como el Deportivo. Eso le debería permitir ser consciente de lo que es el fútbol y de lo mucho que pueden cambiar las cosas en pocos años y en función de hacer un buen o mal trabajo. Zorionak Real. Sois muy grandes y el triunfo de ayer fue el colofón de una campaña de ensueño. Todo lo conseguido se ha merecido. Europa está de enhorabuena. Diez años después recibe a un club que tiene más mérito que ninguno. No digas que fue un sueño. Primero nos lo creímos, que era el paso inicial imprescindible, y después lo conseguimos. Ni más ni menos. Gipuzkoa entera llora de emoción. Imposible sentirse más orgulloso.
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