Resurrección y épica
En línea con artículos anteriores y cuando la Real caía en picado, utilicé títulos como “Mayday”, “Alerta amarilla” o “En coma profundo”, símil clínico aseverando que este equipo se encontraba sin constantes vitales y con el encefalograma plano. Después de la victoria ante el Sporting de Gijón escribí esto:
“El enfermo ha mostrado una leve evolución y se aprecian ciertos signos de mejoría. La situación sigue siendo grave debiendo de permanecer en la UVI. Las tres próximas semanas (Bilbao, Barça, Valencia) serán decisivas y comprobaremos la evolución y si el enfermo lucha y se aferra a la vida salvando así una situación tremendamente delicada”.
Pues bien, la visita a San Mamés se saldó con derrota, pero la imagen del equipo fue buena, con una segunda parte digamos que notable; el enfermo –después de la victoria ante los astures- parecía seguir luchando y mostrando mejoría, aunque no la suficiente.
El sábado pasado era otra jornada vital, nos visitaba el mejor Barcelona de la historia y posiblemente el mejor equipo del mundo. Negro, muy negro el panorama. Pero el fútbol en ocasiones puede resultar maravilloso y nos deparó una sorpresa más que grata, una sorpresa que vino en forma de victoria para los dirigidos por Martín Lasarte. El enfermo –y cuando más complicado lo tenía- había dado un vuelco a su situación luchando y agarrándose a la vida con uñas y dientes en una resurrección milagrosa.
David contra Goliath
La victoria contra el F.C Barcelona ha cobrado tintes épicos; el día que David volvió a vencer a Goliath. Los de Pep Guardiola y sus 450 millones de euros de presupuesto son el equipo que mejor fútbol despliega del planeta, el mejor equipo del mundo. Los culés llegaban a Anoeta con la escalofriante racha de 31 partidos consecutivos invictos, amenazando con igualar el record que ostentaba –casualmente- el propio equipo txuri urdin desde la campaña 78-79, en la que los dirigidos por el gran Alberto Ormaetxea establecieron una marca histórica, una marca increíble, una marca que es patrimonio exclusivo de este club y que nadie más posee; 32 partidos sin perder en una misma temporada, 38 en total contando la temporada anterior.
Justicia poética, esta vez sí. El todopoderoso Barça no pudo con el humilde, no pudo con la Real, y se vio obligado a claudicar e hincar la rodilla en el coliseo donostiarra.
La Real Sociedad cuajó un verdadero partidazo. La primera mitad fue de dominio del Barça en la que tocaron y tocaron la pelota hasta aburrir. De mientras, los txuri urdin esperaban agazapados y bien ordenados su oportunidad, pero fueron los blaugranas los que golpearon primero poniendo muy cuesta arriba el encuentro… así se llegó al descanso.
En el intermedio Martín Lasarte arengó a sus jugadores y apeló a la casta y al orgullo de aquel equipo campeón, y al record de imbatibilidad que debía permanecer en este nuestro glorioso club. El charrúa adelantó las líneas jugándose el todo por el todo, los jugadores hicieron el resto. Espoleados por una afición que abarrotaba Anoeta comenzaron con un despliegue físico impresionante ¡¡qué derroche!! ¡¡qué acoso continuo!! ¡¡qué garra!!. Presión, presión y más presión, y el Barça contra las cuerdas y temeroso, perdiendo todo el tiempo que podía y retrasando el balón una y otra vez hasta las inmediaciones de Pinto.
La fe mueve montañas, y equipo y afición creyeron, y lucharon juntos. El detonante definitivo fue la salida simultánea al campo de Zurutuza e Ifran, -que alojó el balón en la red el primer balón del que dispuso-. Delirio, éxtasis… aunque lo mejor todavía estaba por llegar; penalti a Zurutuza y gol de Prieto, 2-1 y remontada histórica. Noche mágica, noche gloriosa, noche inolvidable. ¡¡Gora Erreala!!
Orgullo
Orgullo de pertenecer a este club, de identificarme, de nuestra historia… Orgullo de amar estos colores, orgullo de ser de la Real Sociedad.
Somos grandes, ¡¡¡Ni Barça ni Madrid, Gipuzkoa txuri urdin!!!!!
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