LA REAL EJERCE DE ASPIRINA Y RESUCITA AL MÁLAGA (0-2)

El equipo donostiarra se vino abajo con el 0-2 al inicio de la segunda parte y fue un fantasma a merced de un Málaga que no había sido superior hasta entonces. Duda abrió el marcador en la primera parte de falta directa en un error defensivo de la Real, y Rondón mató el partido al poco de iniciarse la segunda parte.

Un master y un doctorado hacen falta para entender lo que le está ocurriendo a la Real en las últimas jornadas. El equipo donostiarra no está respondiendo a los estímulos habituales, lo que se traduce en un punto de los últimos doce posibles. Es verdad que el estado físico de la plantilla no es el mismo, pero la faceta psicológica también juega.

No me van a negar que no sea normal que un equipo que juega en casa y comienza a desplegar el fútbol que habitualmente hace en su feudo se venga abajo a las primeras de cambio en cuanto recibe un gol. Es como si hubiera una maldición. Cada vez que el equipo recibe un gol en casa no gana y eso parece que pesa como una losa. Porque si los jugadores caen cual castillo de naipes empujado por la suave brisa del mar, desde el banquillo tampoco se logra solución.

No, Martín Lasarte no encontró solución en su banquillo en este partido. Hizo un doble cambio nada más producirse el segundo gol del Málaga, que no sólo no hizo despertar a su equipo, sino que lo mandó directo al infierno. Elustondo y Sarpong sustituyeron a Rivas y Zurutuza, y el equipo se resintió aún más. Además, tampoco estuvo hábil a la hora de hacer el tercer cambio. El técnico uruguayo esperó hasta el minuto 33, cuando el equipo ya estaba completamente fuera del partido para meter un segundo delantero. Inexplicable.

Duda sembró el pánico

Con la baja confirmada desde el jueves de Demidov, Martín Lasarte regresó al once titular habitual en el inicio de la temporada. De la Bella pudo formar de inicio, mientras que, tal y como se esperaba, Mikel González ocupó el puesto del internacional noruego. Así, la Real formó con Bravo en portería; Estrada, Ansotegi, Mikel González y De la Bella en defensa; Rivas y Aranburu en el doble pivote; Prieto, Zurutuza y Griezmann en línea de tres, y Tamudo en punta.

Por su parte, el Málaga de Pellegrini saltó al terreno de juego sin ninguno de los incorporados en el mercado invernal, salvo Willy Caballero que formó en portería. Gaspar, Weligton, Kris y Eliseu fueron la línea de cobertura; Apoño y Recio en el doble pivote; Duda, Seba y Portillo en línea de tres, y Rondón como referencia del ataque.

La Real fue de más a menos en una primera parte que tuvo dos protagonistas: el trío arbitral y Duda. Undiano Mallenco falló en las decisiones más importantes que tuvo que tomar en los primeros 45 minutos, en las que decidió dar el balón una y otra vez al Málaga, que jugaba una y otra vez apoyándose en Duda, que fue el gran estilete en el juego de ataque del equipo de Pellegrini.

Los donostiarras tuvieron la pelota, propusieron juego y mucha intensidad en el inicio del encuentro. Pero con el paso de los minutos, con partido asentándose la Real bajó a ratos esa intensidad y el Málaga comenzó a estar cómodo a la contra, en la que Duda sembró el pánico a un Estrada completamente desbordado.

Fue el propio Duda el que mediada la primera mitad abrió el marcador de falta directa, en una jugada para el análisis de lo que no hay que hacer en defensa. Estrada se fue con Weligton mientras el resto miraba el balón que se alojó raso en la portería de Bravo. A partir del gol el Málaga pasó a controlar el partido y a la Real le entraron los nervios, aunque bien es cierto que la actuación de Undiano Mallenco también pudo cambiar el rumbo del partido. El colegiado navarro no apreció penalty sobre Tamudo en ninguna de las tres jugadas en las que el ariete catalán cayó en el área; el trencilla acertó en dos, pero erró en la tercera.

El Málaga no había hecho merecimientos para ir por delante en el marcador en la primera parte, en lo que lo más justo hubiera sido el empate. La Real Sociedad lo intentó a chispazos, y lo tuvo en la cabeza de Zurutuza, pero Willy hizo una gran parada para evitar que el partido se fuera al descanso en tablas.

Rondó mató a la Real

En la reanudación la Real siguió mandando sobre el terreno de juego. Los donostiarras tenían el balón y jugaban con intensidad hacia la portería rival. Willy Caballero volvió a hacer una gran parada en un remate a bocajarro viniendo desde atrás de Rivas, que bien podría haber sido el empate, y Undiano volvió a ser protagonista al no apreciar un penalty sobre Griezmann, que encrespó aún más tanto a los jugadores como a la parroquia txuri urdin.

Sólo un minuto después de que Undiano no decretara esa pena máxima llegó el segundo gol del encuentro. De nuevo Duda desbordó a Estrada, que tenía tarjeta y no podía emplearse con la dureza necesaria, puso un centro al corazón del área que Rondón en posición casi acrobática remató de cabeza y al que Bravo no llegó. Era el 0-2 cuando menos lo merecía tanto el Málaga como la Real.

Los donostiarras trataron de reaccionar, pero no era su tarde. Los de Lasarte pudieron acortar distancias cuatro minutos después, pero en un balón suelto en el área pequeña los txuri urdin no acertaron a empujar el balón. Ahí acabó todo. El equipo bajó enteros y no volvió a reaccionar. Lasarte cambió a Zurutuza y Rivas e introdujo en el terreno de juego a Sarpong y Elustondo. Ninguno de los dos solucionó los problemas que tenía el equipo.

Los minutos transcurrieron y el Málaga se hizo poco a poco también con el control de la pelota. Sólo un milagro en ataque podía cambiar la dinámica del partido. Sin embargo, Martín Lasarte esperó hasta el 33 para introducir a Agirretxe en el terreno de juego. Ya era tarde. El equipo estaba en estado de muerte clínica y no dispuso de ninguna ocasión hasta el final del encuentro, mientras el público abandonaba cabizbajo el estadio de Anoeta.

Iñigo Aguayo