Dos
modelos opuestos de entender el fútbol se darán cita este domingo a partir de
las 16:00 horas en el estadio de La Rosaleda. Málaga y Real Sociedad viven en
las antípodas. Los malagueños dirigidos por un jeque árabe que a golpe de
talonario ha confeccionado una plantilla con muchos quilates (Cazorla, Van
Nistelrooy, Toulalan, Demichelis...) Les
costó mucho arrancar pero ahora tienen muy cerca clasificarse para la Champions
League por primera vez en su historia, no tanto por méritos propios, sino por
la inercia de sacar provecho de su calidad en una débil liga.
La Real en cambio apuesta por un modelo a largo plazo basándose en jóvenes canteranos que copan más del 80% del once inicial que habitualmente disputa cada partido. Éticamente, el ideal txuri urdin es mucho más elogiable que el malaguista, porque permite a sus aficionados identificarse más con su club. Sin embargo, en los últimos tiempos se nos ha querido vender que todo en la Real se está haciendo bien y eso es una flagrante mentira. Mirarse al espejo y creerse que uno está por encima de los demás es un acto vil que tira por la borda todas las virtudes que se pueden atesorar.
Es cierto que en las formas la Real va por el buen camino. A todos nos agrada ver que nuestro equipo es el que más cuida de la cantera (por mucho que Barcelona y Athletic se autoproclamen como los clubs más canteranos de Primera), pero con esto no basta.
El diario oficialista sigue vendiéndonos su cuento de “Alicia en el país de las maravillas” y todo aquel que se separe de su camino es un traidor al sentimiento txuri urdin. Con un uso de la ironía de muy mal gusto, el Diario Vasco volvió a arremeter contra la afición por criticar las decisiones del entrenador en el encuentro ante el Betis del pasado martes. Según este medio, los socios tienen que estar amordazados y deleitarse por el simple hecho de estar en Primera, único objetivo al que debe aspirar esta institución. De un modo hipócrita valoran el hecho de que la Real esté ya prácticamente salvada dando a entender que se ha dado un paso adelante respecto a la temporada pasada, cuando en realidad lo único que ha cambiado es que hay tres equipos que están desahuciados con la lógica consecuencia de que el resto estemos más tranquilos.
Esta Real sigue estando podrida en muchos frentes. Nos podrán poner como cortina de humo el trabajo con la cantera, pero este equipo sigue adoleciendo de lo que antes le hacía grande: una directiva que tenga el valor de adoptar decisiones por sí misma, una libertad de información para todos los medios de comunicación, un entrenador coherente y sobre todo unas metas más ambiciosas.
El Málaga de Pellegrini no es el ejemplo a seguir ni mucho menos, pero esta Real debe crecer porque si no lo hace, seguirá siendo ese triste club que durante el siglo XXI pulula por la liga con más pena que gloria y que incluso ha tenido que soportar con sorna tres años de penurias en Segunda.
Centrándonos en el aspecto meramente deportivo, a pesar de la leyenda de que el Sur se le da mal a la Real, Málaga sin duda es la excepción. El estadio de La Rosaleda es uno de los campos fetiches para la Real hasta el punto de que desde el año del subcampeonato ha sumado 5 victorias en sus últimos 6 desplazamientos (un 0-2 en aquel recordado 2003, un 1-2 en enero de 2004, un histórico 1-5 a finales de 2004, un 0-2 en Segunda que nos hizo soñar y un 1-2 la temporada pasada en una de las escasas victorias de la Real a domicilio).
También es verdad que este Málaga no es el de las temporadas pasadas pero los nuestros deben aprovechar ese buen karma que sentimos en la Costa del Sol a pesar del hostil recibimiento que nos dispensan los ultras de ese equipo.
La Real necesita un buen resultado, no tanto para garantizar una permanencia de la que nadie duda, sino para tranquilizar los ánimos. Montanier está en el punto de mira de una afición que paga y que tiene derecho a expresar lo que siente porque por mucho que les pese, los poderes fácticos podrán controlar a los medios de comunicación, a la directiva, al entrenador y a los jugadores, pero nunca lo harán con los seguidores que tenemos autonomía propia para pensar y valorar por nosotros mismos.
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