El pasado enero en el mercado de invierno escribí un artículo crítico sobre Diego Ifrán. El charrúa dada su situación pedía salir de
la Real y presionaba al Club para que diese luz verde a la operación con
Peñarol y el regreso a su país.
Critiqué las formas porque no eran las apropiadas, y a mucha
gente no habían gustado. Explicaba cómo la Real Sociedad estaba por encima de
sus deseos, que a ella se debía, y que se le iba a necesitar aquí ya que con
toda la segunda vuelta por delante llegarían sus oportunidades.
No fue así, y ni hubo lesiones de los otros delanteros ni
Philippe Montanier le dio cancha.
Hoy creo que la cosa ha cambiado, y mucho. La actitud de
Diego Ifran durante esta segunda parte del campeonato ha sido irreprochable, no
ha vuelto ha salirse del tiesto y ha llevado con resignación su difícil situación.
Incluso finalizada la temporada no ha vuelto a reincidir en sus declaraciones,
cuando quizá éste sí fuese el momento.
Me explico, no me malinterpreten. Con esto no quiero decir
que deba hacer declaraciones, ni mucho menos, eso no ayuda y no es el camino. A
mitad de temporada creo que no se le podía permitir la salida, pero ahora sí. Está más que claro que Montanier no cuenta con él. El
técnico de Vernon ha demostrado tener poca psicología y mano izquierda para
llevar este tipo de situaciones, y creo que se ha equivocado de pleno.
La dirección deportiva trabaja cara al próximo curso, y
ahora es el momento de planificar la temporada, y dada su situación, deberían
de buscarle una salida en forma de cesión. Si Philippe Montanier no cuenta con
él, no va a jugar. Ni tienen una buena relación ni es de su agrado. Y si han
apostado por la continuidad del técnico francés deberán de darle al delantero
que lleva pidiendo desde que aterrizó en Donostia. Eso es lo que creo. No
puedes tener a un jugador todo el año calentando todas las segundas partes para que finalmente ni siquiera disponga de unos minutos. (Como Joseba Llorente, aunque creo que el suyo
es un caso diferente y en el que ahora no voy a entrar, pero no contar con
Joseba y que el equipo pierda la raza y carácter ganador del hondarribiarra, que aquí brilla por su ausencia, sería
imperdonable).
Ahora bien, si Ifrán
es del agrado de la dirección deportiva y le dan salida cumpliendo con los
deseos de Montanier se juegan el todo por el todo, ya que en el transcurso de
la temporada, la figura más que devaluada del francés se puede terminar de
degradar, y con ella la del Consejo por no haber tomado cartas en el asunto
cuando debía. Montanier no tiene la confianza de casi nadie, y me hago una
pregunta ¿le van a permitir diseñar a él la plantilla? Aunque son golosos los nombres que se están escuchando como los del Chory Castro, sustituir a piezas como Llorente o
Ifrán no va a resultar nada sencillo, a las que habría que sumar la más que
probable marcha del mexicano Carlos Vela, autentico salvador junto a Claudio
Bravo del descalabró txuri urdin en este último tramo de liga. Vaya papeleta.
Diego Ifrán, aunque algo anárquico tanto dentro como fuera
del campo, es un jugador diferente. De gran calidad y con un golpeo exquisito
creo que con confianza y minutos podía marcar una bonita época y ser un jugador de los
que calan muy hondo en la afición txuri urdin. Quizá sean palabras mayores,
pero creo sinceramente que el de Cerro Chato es un jugador muy
aprovechable que nos deleitaría con años de goles y gran fútbol.
Algunos aducen que no entrena bien, y yo pregunto ¿y si
tampoco entrenase bien Griezmann a alguien le importaría demasiado? A muchos tampoco nos gustaron
lo más mínimo sus declaraciones y sus guiños al Atlético de Madrid, pero una
vez en el campo, responde con juego y goles. Antoine es un fuera de serie y la
Real no se puede permitir el lujo de perder jugadores así, salvo que abonen su
cláusula de rescisión. Al igual que con Ifrán, o yo así lo veo.
Son jugadores diferentes que en el fondo lo que deseamos es que rindan en el campo y nos obsequien con grandes partidos que signifiquen éxitos para nuestro equipo, con tardes de gloria, ni más ni menos.
Son jugadores diferentes que en el fondo lo que deseamos es que rindan en el campo y nos obsequien con grandes partidos que signifiquen éxitos para nuestro equipo, con tardes de gloria, ni más ni menos.
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