Betis 2- 0 Real
Por mucho tiempo que pase, la traca final de las orquestas del pueblo siempre será la misma. Yo creo que cuando alguien va a al sitio donde se crean las orquestas, les dan un CD con el repertorio indispensable y por muy innovador que intente ser, el grupo siempre acaba con el necesito respirar, sigue pidiendo la ‘lega-lega-lización’, bailando el vals del obrero en una fiesta pagana y dejando al público clavado en un bar entre litros de alcohol, después de mencionar al conejo de la Loles mientras Paquito el Chocolatero nos prepara para subirnos a su tractor amarillo al compás del ‘chacachá’ Di que la parte central se adapta a los tiempos y ya se atreven con Lady Gaga o las canciones de verano que nos invitan a poner la mano arriba bailando el ‘tacatá’… pero el resto, un ‘Déjà vu’…
Sábado de fiestas y yo de cena, y sin tele pero con el móvil ‘a tope de power’ para que un realista en tierra hostil me informara puntualmente sobre lo que pasara en Sevilla, ya que esta vez, mi otro yo compartía mesa conmigo… La felicidad hubiera sido completa si los ‘bip-bip´es’ hubieran cantado goles en vez de ‘uys’; paradones en vez de despistes; bloqueos en vez de fallos; quiebros en vez de faltas…
Zurutuza acabó en camilla y siendo baja para un mes; Zubikarai encajó dos tantos que vinieron por errores de Iñigo y Mikel despertando viejos demonios pero de los malos, de los que no van al cielo. El transcurso de los 90 minutos me recordó a los tempos de las orquestas, que empiezan de forma clásica, innovan en el medio pero siempre terminan en un ‘déjà vu’ porque el equipo empezó jugando mal hasta que le marcaron, plantó cara hasta el punto de poder empatar pero terminó perdiendo fuera de casa, como viene siendo habitual desde que allá por enero ganara al Valencia con gol de Antoine.
Dicen que el amor es ciego y debe de ser cierto porque aunque no pude verte te sentía cerca y aunque no cantara a los cuatro vientos las cancioncillas que te encantan, mi mente clamaba tu nombre para que te vinieras arriba y me trajeras algo de Sevilla. Para regocijo de mis ‘txinbolegak’, regresaste con las manos vacías mientras su saca empezaba a rebosar.
Esta vez sí, los que pudieron verte cuentan que mostraste aptitudes y actitudes suficientes para mandar lejos a los demonios de la derrota, aunque apareció de nuevo la mano que mece la cuna para hacer que los cambios en vez de beneficiar, perjudicaran al equipo.
Cuentan por estos lares que el único demonio que podía subir ya está en el cielo. Así que sólo nos queda trabajar duro para que los nuestros desaparezcan como los cantantes de las orquestas al bajar el telón porque cuando las luces se apagan, sólo queda el humo del recuerdo y como ‘the show must go on’, en la próxima actuación lejos de casa habrá que romper el CD de lo establecido para desgarrar nuestras gargantas con la melodía del éxito.
Ahora toca parón liguero antes de la visita de Atlético de Madrid. Aún no es definitivo, pero puede que te haga de telonera en Valladolid para presenciar en directo el comienzo de tu nueva gira por los campos de la victoria.
¡¡¡No puedo dejar de cantarte!!!
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