Real 3-3 Betis
No sé si te he dicho alguna vez que me gustas, pero me encantas. Toda tú, tal como eres, con tus defectos y tus virtudes y lo que más me gusta de ti es cómo me siento yo cuando estoy contigo. Hay momentos en toda relación que te sientes en la cresta de la ola, la persona más especial que existe sobre la faz de la tierra y llegas a sentir que la otra persona vive, siente y respira sólo por ti. Este amor maduro que lleva años en nuestro interior hoy sale a la superficie con tal intensidad que hay veces que conviene frenar y controlar la pasión. Este es nuestro amor Real y lo de anoche nos cautivó. A todos.
Fútbol con mayúsculas y en estado puro, sin metáforas ni florituras. Fútbol Con todas las letras. Fútbol de manual, limpio, sin artificios. Fútbol directo, de ataque, creativo. Fútbol total, de toque, de lucha, de desgaste. Fútbol incansable, sin tregua. Hoy al buscar ‘fútbol’ en wikipedia, debería abrirse un enlace a la exhibición con que Real y Betis deleitaron en Anoeta a los amantes del fútbol.
¡Me gusta el fútbol! Mucho. Y lo vivido este domingo fue la quita esencia del séptimo arte. Un partido de los que hacen afición y hacen que te reconcilies con el fútbol. Cada jugada olía a gol y aunque llegaron primero los del Betis, la Real pudo ir ganando de tres a los diez minutos de juego. Pero empezó perdiendo y de dos. El segundo fue un error garrafal de Mikel González, que nos tiene muy bien acostumbrados con sus actuaciones sobresalientes.
Pero ésta es la temporada de la Real, la de las grandes tardes de gloria. Recuerdo que al finalizar el derbi me preguntaba cuál sería la próxima noche histórica en la que la exaltación del txuriurdinismo lo invadiera todo. Y lo fue anoche. Perdíamos 0-2 y lo que la temporada pasada nos desmotivaba hasta hundirnos, hoy nos envalentona, nos llena de morar y hace que nos crezcamos ante la adversidad con una fuerza imparable.
Así, se produjo una nueva remontada histórica, como ya ocurriera la víspera de San Sebastián con el todopoderoso Barcelona. Carlos Vela abrió el marcador y la cabecita de iñigo Martínez me regaló el segundo. Xabi Prieto transformó un penalti a lo Panenca provocando que la euforia se desatara en la grada. Pero al otro lado, Los Hombres de Pepe vinieron dispuestos a adelantar su feria de abril obsequiándonos con un espectáculo digno de los grandes maestros y con un ‘tiquití’ por aquí y un ‘tacatá’ por allá adaptaron su sevillana a nuestro aurresku en una coreografía perfecta que elevó al nivel de ‘Experto’ la categoría del fútbol exhibido sobre el césped
Una fusión mágica que acabó con el reparto de puntos. Un 3-3 que simboliza los puntos que mereció cada equipo. Un empate así debería suponer tres puntos para ambos porque los dos fueron dignos merecedores de la victoria. Al final, el fútbol hizo justicia y aunque todo hubiera sido distinto si Iglesias Villanueva hubiera dado por válido el gol legal de Antu, el empate fue un resultado justo a un partido abierto. El mejor de la liga, según lo han definido en los medios.
Me gusta el fútbol, me gustas tú. Y lo sabes. La fiesta del gol a la que me invitaste anoche fue un detallazo que recordaré siempre. Así quiero verte porque así te quiero y por quererte no pienso descansar hasta que mi aliento te eleve hacia lo más alto de la clasificación. Porque nos merecemos ese viajecito juntos. Y cada día lo veo más cerca. ¡¡¡Me gustas tú!!!
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