El Athletic defendió a capa y espada el 2-1 logrado en la primera parte, ante una Real que dominó de cabo a rabo en la segunda, pero no llevó el peligro suficiente ante la portería del debutante Raúl Fernández.
El derby regresó a San Mamés tres años después y la Real no pudo regresar a Donostia con premio en el bolsillo, a pesar de que lo mereció. Fue más que el Athletic en varias fases del partido, pero como le ha solido ocurrir en numerosas ocasiones al equipo de Martín Lasarte, no aprovechó las pocas ocasiones claras de gol de las que dispuso.
Se podría decir claramente que la Real le sobraron los minutos comprendidos entre el diez y el treinta de la primera parte, en los que el Athletic aprovechó la banda derecha para atacar a un Estrada que se vio desbordado. Sin embargo, una vez el equipo donostiarra acortó distancias, se hizo con el control del partido y pudo empatarlo en varias ocasiones que ni Demidov, ni Griezmann, ni Zurutuza acertaron a rematar.
Martín Lasarte no guardó nada, ni hizo ningún tipo de experimento. Alineó a su once tipo, salvo por la lesión de De la Bella, para disputar un derby, que se preveía intenso desde que a primeras horas de la mañana cientos de aficionados donostiarras comenzaran a poblas las calles de Bilbao. Bravo jugó en portería; Carlos Martínez, Ansotegi, Demidov y Estrada en defensa; Rivas y Aranburu en el doble pivote; Prieto, Griezmann y Zurutuza en línea de tres, e Ifrán como único punta.
Por su parte, Joaquín Caparros, que logó recuperar a última hora a Muniáin, al que quitaron la tarjeta de sanción, para un once titular formado por Raúl en portería; Amorebieta, Ekiza, San Jose e Iraola en defensa; Orbaiz y Javi Martínez en el doble pivote; Muniain y David López en bandas, y Toquero y Llorente en punta.
Intensidad máxima
La intensidad con la que comenzó el encuentro fue impresionante. Athletic y Real, espoleados por un San Mamés a reventar, trataron de salir con un punto extra de intensidad para tratar de romper el partido desde el inicio. Mientras los de Caparrós buscaban en la frontal del área a Llorente, la Real pecaba de balones largos hacia Ifran y Griezmann. De nuevo, el joven francés de la Real Sociedad fue uno de los motores del equipo txuri urdin. Peleó, robó, jugó y protagonizó la jugada del gol que servía a la Real para acortar distancias.
Con el paso de los minutos el Athletic fue comiéndole terreno a la Real. Los donostairras comenzaron a sufrir en el centro del campo y el Athletic pasó a basar todo su juego en internadas por banda derecha, donde Estrada, que volvió a tener que ocupar el lateral zurdo, una posición que no es suya, sufrió y nada pudo hacer para evitar que los dos goles bilbaínos llegaran en sendas jugadas por su banda.
El primer revés para la Real llegó en el minuto 18. Munian estuvo más listo que su par para meter la pierna en el rechace de Claudio Bravo a un cabezazo de Llorente. Los donostiarras parecieron abandonar el partido, tal y como había sucedido en otras ocasiones cuando el marcador se les había puesto cuesta arriba. El Athletic lo aprovechó y con un juego repetitivo en el que una y otra vez entraban por banda derecha como Pedro por su casa, pusieron en serios apuros a los donostiarras.
Sólo era cuestión de tiempo viendo la faciliad con la que Iraola y David López entraban por banda derecha que llegara el segundo gol local. Llorente recibió un pase en la frontal del área, que cedió a Toquero, que no falló a la hora de disparar ante Claudio Bravo. El partido pintaba muy mal y la sensación de que podía terminar en goleada crecía por momentos.
Menos mal que Griezmann se puso el traje de luchador para que la Real despertara y equilibrara algo más el partido. El joven jugador francés, con la colaboración de Javi Martínez, acortó distancias dos minutos después del segundo zarpazo del Ahtlétic, para devolver la emoción a un partido, que parecía tenerla perdida, y que pudo empatar la contienda justo antes de llegar al descanso.
Buena segunda parte
A la vuelta del vestuario, la Real se hizo con el control total del partido. La intensidad bajó enteros, y el único equipo que parecía mantenerla era la Real, ante un Athletic que se atrincheró y dio el balón y el terreno a los txuri urdin. La única forma que tuvo de tratar de llegar arriba el equipo de Caparrós, fue a través de balones largos, mientras la Real pasó a jugar al toque, con buenas combinaciones y acercándose con peligro al área rival, aunque sin acertar a la hora de dar el último pase.
Pudo empatar la Real el partido en dos claras oportunidades. Primero fue Zurutuza el que no aprovechó un buen centro, que bien podía haber terminado dentro de la portería. Después, Demidov remató mal solo en el segundo palo un córner que botó Griezmann con toda la intención del mundo. Quizá la del noruego, que firmó un buen partido en líneas generales, fue la mejor ocasión que dispuso la Real en la segunda parte.
Según el partído se iba acercando a los minutos decisivos, los movimientos en los banquillos comenzaron a sucederse. Mientras Lasarte optó por sutituir a Ifran para dar entrada a la mordiente de Tamudo, y quitó a Zurutuza para introducir a Sutil y buscar algo más de velocidad al ataque, Joaquín Caparrós prefirió guardar la ropa y, preso de los nervios que le daba ver a la Real tan dominadoa, quitó a Llorente para meter a Susaeta.
El Athletic se metió atrás, y la Real lo aprovechó para subir líneas y adelantar posiciones hasta bien entrado en el campo contrario. Los centros al área no encontraron rematador, pero la pelota una y otra vez acababa en los pies de los txuri urdin, ya que el Athletic se olvidó de irse arriba a buscar matar el partido, y prefirió jugar a defender el resultado, cosa que finalmente le salió bien, aunque los vizcaínos tuvieron que sufrir de lo lindo.
De este modo, la Real no pudo lograr el gol del empate, que vistos los méritos de unos y de otros hubiera sido lo más justo. Así, los donostiarras tendrán que estar pendientes de lo que ocurra en otros campos para seguir alejados de los puestos de descenso
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