REVERENCIA AL ULTRAJE

Es difícil, muy difícil, plasmar semejante impotencia en la página en blanco. Cómo expresar con un discurso escrito lo que te gustaría gritar a los cuatro vientos dejando a un lado la corrección y la educación. Cómo transmitir una sensación tan desgarradora como la de ser consciente de haber sido vilipendiado, maltratado, ultrajado y no poder decir ni esta boca es mía. Cómo ser consciente de que semejante atropello quedará en agua de borrajas, diluido en el paso del tiempo. ¡Cómo!

Resulta imposible correr un tupido velo. Resulta imposible olvidar. El escándalo, mayúsculo, ha sobrepasado los límites. Las imágenes del reportaje de El Día Después no hacen sino certificar que Mateu Lahoz, ‘Sauron’ a partir de ahora, vio gol y no quiso concederlo debido a la opinión contraria del linier. Y eso no puede ser. No puede ser que el marinero mande más que el patrón. Lo que es peor. Estoy convencido de que si llega a ser en la portería contraria da gol sin dudarlo, mandando a galeras a ese actor secundario sublevado con banderita que, encima, no para, con perdón, de “cagarla” todos los domingos. Palabra de ‘Sauron’. A las imágenes de Canal Plus me remito.

Pero semejante oda a la incompetencia no va a tener consecuencia ninguna. Para empezar, por nuestra propia culpa. Desde estas pocas líneas quiero transmitir mi más profunda decepción como socio y accionista por la forma de proceder que está teniendo el Consejo de Administración en este asunto. Una reverencia al ultraje. Me resulta incomprensible cómo nadie levanta la voz y transmite una queja formal, pública, ante los últimos acontecimientos acaecidos recientemente. Porque el ‘caso Illarra’ sigue ahí y tampoco se olvida. La afición txuri urdin se siente completamente desprotegida. Quiere que le defiendan no sólo ante los impresentables mamporreros de Prosegur sino también frente a determinadas actuaciones y decisiones de árbitros y comités, que campan a sus anchas sin que nadie pueda meterles mano. Si yo hago mal mi trabajo me echan a la calle. A estos del silbato parece que cuanto más se equivocan más les premian, sobre todo si se ceban con determinados equipos. Es una vergüenza. Qué asco.

De esta manera, y visto lo visto, parece que no nos queda otra que tragar. Pues yo estoy harto. Aperribay tiene que saber que la afición quiere hechos. El presidente los está plasmando en los despachos a la hora de renovar, de momento, a todos los canteranos que completan la columna vertebral de la plantilla. Pero le está faltando mano izquierda a la hora de defender algo intolerable como los atropellos que está recibiendo el club en los últimos tiempos. ¿Hay alguien ahí? Todavía está a tiempo. Es lo que esperamos muchos. Yo, desde luego, preferiría morir luchando que seguir viviendo arrodillado. Igual que lo hicieron los ‘hobbits’ ante los ‘orcos’ en ‘Mordor’.

“Manos arriba, esto es un atraco”

Tengo varios amigos del Athletic. De hecho, compartí la jornada entera con dos de ellos el domingo, y ejercieron de perfectos cicerone. La amistad siempre estará por encima del fútbol. El principal debate que se suscitó fue la importancia que se da el derbi en Donostia y en Bilbao. Ellos argumentan que no es un partido más, pero tampoco el más importante. Saben que no es así. Todo San Mamés gritó, a coro, “Manos arriba, esto es un atraco”, tras el 2-0, a sabiendas de que el balón había entrado y que Amorebieta había cometido falta sobre Prieto justo antes del doblete de Susaeta. No hubiera pasado lo mismo ante el Granada. Como tampoco hubieran celebrado la victoria los propios futbolistas de la misma manera. Más claro, agua.