No hay muchas primaveras dulces en La Real. El subcampeonato y el ascenso fueron chaparrones en el Mojave, que a pesar de su nombre, es uno de los desiertos más secos del mundo.
Como seca parece estar la dirección deportiva de nuestra Real. No supieron prever la exigencia de la primera división y construyeron un Ícaro que cuando voló cerca del sol, se precipitó al vacío porque sus alas estaban pegadas con cera que el calor derritió. Cera en la caldera de primera... y el cerero, responsable, continúa ahí.
Se ha echado a Rivas, a Tamudo, a Lasarte... 3 hombres que se visten por los pies, y que por los pies se vistieron de Txuri Urdin, cuerpo y alma, cada cual a su estilo. Tal vez a Lasarte le vino un poco grande la aventura, tal vez estaba lastrado porque el cerero, en su incompetencia, construyó una bandeja de cera para cocinar triunfos en un horno.
Y así, fueron derrotas crudas y sangrantes las que nos tuvimos que tragar, en la segunda vuelta, dieta horrible aliviada un tanto con el festín que la caza del jabalí blaugrana nos brindó.
Pero el cerero sigue ahí, un cerero para afrontar las temperaturas de acería que vamos a sufrir la temporada que viene... cera contra acero caliente. Eso es Loren... cera contra acero caliente, cera contra hogueras, cera contra magma, cera contra la fragua de Vulcano.
Cero cera, por favor. Queremos un hombre de hierro que sepa sobrevolar el paisaje en blanco y azul y nos traiga más primaveras dulces. Loren, al que le doy muy gustoso su parte del éxito del ascenso, no creo que sea ese hombre de hierro… pero si continúa en La Real, ojalá me equivoque en mi pronóstico. Ojalá.
Edu Flamarike
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