Era una gélida tarde de enero y tenía tantísimo frío cuando me dirigía a nuestra cita que pensaba que se me iba a romper la piel si sonreía más de lo normal. Iba nerviosa porque no sabía qué versión de ti me iba a encontrar con estos cambios tan radicales que tienes últimamente. Me advertiste que venías dispuesto a hacerme tocar el cielo para que olvidara tus meteduras de pata de las últimas semanas y cumpliste tu palabra.Entraste a matar desde el minuto 1’. No me había puesto cómoda y ya me hiciste vibrar con el primero y sin recuperar el aliento, llegó el segundo. Fue tal el subidón que tuve que rendirme a ti y dejarme querer.
Hacía tanto tiempo que no cantaba un gol que hacer dos en dos minutos me pilló un poco desprevenida. ¡Fui capaz de gritar los dos sin toser ni una sola vez! Todo un logro después de un mes con la tos de “pasaverguenzaenelbus”
Con la vista alzada el cielo, Zuru celebró esta hazaña de récord en la liga española con su mayor fan. Dos goles en menos de tres minutos es algo que está sólo al alcance de grandes genios como mi rubio galán. ¡Que miren para otro lado nuestros vecinos del Nervión! Involuntariamente, volvió a convertirse en protagonista de la siguiente jugada recibiendo un brutal cabezazo en un choque contra Gregory que lo mandó directamente a quirófano con la nariz rota por cuatro sitios. ¡Qué surrealista, autor de dos goles y sustituido antes del minuto 7!
El niño del pelo raro llegó cinco minutos tarde y pensó que su abuelo le estaba gastando una broma cuando le contó lo sucedido y empezó a jurar en hebreo acordándose de la madre del chófer de “El 28” por haber tardado tanto en llegar al final del trayecto.
Poco a poco, tu pasión inicial se fue desvaneciendo y nos tomamos un descanso para recuperar fuerzas. Creo que entraste en esa fase de relax en la que no sabes si estás despierto o dormido porque no se había cumplido el minuto 1 de la segunda cuando el Sporting acortó distancias. Cambiaste de cara y volvió tu ‘yo’ dubitativo que tanto me desespera. No hubo forma de que te vinieras arriba por más que me esforzara en darte calor para auparte a lo más alto.
¡Al final vas a conseguir volverme loca con estos jueguecitos que te traes últimamente! Te encanta verme sufrir y tenerme viviendo al límite. ¿Pero qué te he hecho yo? Menos mal que estaba ahí Claudio Bravo para templar los ánimos y poner un poquito de cordura a una tarde de locos. Tuve la sensación de que me quitaste una venda de los ojos como diciéndome ''va, tonta, que era broma, ¿en serio te lo habías creído?'' cuando Gorka Elustondo hizo el tercero.
Sin saber si besarte o darte un bofetón por estas bromitas que me gastas, hice amago de marcharme. Sentí que me cogías de la mano y leí en tus ojos un "quédate a mi lado, tonta, que he dejado lo mejor para el final", y mientras me mirabas con gesto amable, fuiste a por el cuarto. ¡Oh, capitán, mi capitán! No había cuajado su mejor partido y le noté algo tenso y disperso en algunos instantes pero con este gol enmendó todos sus errores. Quise acurrucarme en el 52 de la 18 respirando aliviada por los tres puntos que nos íbamos a llevar situándonos seis de un rivel directo como el propio Sporting. Pero no me dio tiempo ni a gozar del cuarto cuando llegó el quinto.
¡Quién me iba a decir a mi que terminaríamos la tarde haciendo manitas! Marcó la perla de Mâcon, mi niño travieso, que estaba de aniversario con esos 100 partidos vistiendo de txuri urdin y que volvió a demostrar que disfruta sobre el campo haciéndome disfrutar en la grada ¡¡¡Y que cumplas mucho más, pequeño Antxon!!!
Hacía mucho que no teníamos cinco en una tarde y me fui con la sensación de no haber disfrutado tanto como para que hubieran caído cinco. Será que no me dejaste totalmente satisfecha, que tu ´Yo Dubitativo´ me desesperó demasiado o que me he vuelto demasiado exigente.
Sé que este fin de semana te vas a Barcelona y me hubiera encantado acompañarte para disfrutar de unos días juntos en la Ciudad Condal, pero no ha podido ser. Vamos a hacer una cosa: el sábado a las 22:00 cuando estés en el Camp Nou, alza la vista al cielo y mira la luna. Yo desde Donosti haré lo mismo y te transmitiré toda mi fuerza a través de ella porque la luna une a los que están lejos y el cielo es lo único que podemos ver a la vez aunque estemos separados.Hazme un favor, deja a tu ´Yo Dubitativo´ en Donosti y...¡¡¡tráeme algo, porfi, porfi, porfi!!!
Texto: Cris García
Ilustración: Iñigo Muguerza
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