Un año más la Real Sociedad volvió a ser víctima de un robo en San Mamés, y
tuvo que hincar la rodilla (2-0) ante el Athletic y el árbitro de turno, que
acudió a su rescate.Cuando una situación se repite de forma sistemática año tras año, deja de ser
casualidad y se convierte en una premeditada campaña federativa para favorecer
al equipo bilbaíno a la mínima ocasión en que lo necesite.
Comenzábamos la tarde con mucha ilusión porque teníamos la esperanza de que la
Real Sociedad pudiera darnos una gran alegría ante el rival al que más inquina
tenemos. Y lo cierto es que la Real entró con buen pie en el partido. Poco más de
cincuenta segundos tardó el equipo realista en generar una ocasión de peligro
con un lanzamiento lejano de Carlos Vela que se marchó muy desviado.
Gran primer cuarto de hora del
partido, con una Real que presionaba bien arriba y que se atrevía a acercarse
con cierto peligro al área bilbaína. El Athletic no dio señales de vida hasta
el minuto 15 en una jugada en la que Susaeta pudo quedarse sólo ante Bravo pero
el portero chileno estuvo atento saliendo de su área. Poco a poco, los vizcaínos cogieron
las riendas del partido y la Real se echó un poco atrás aunque sin sufrir
ocasiones claras de gol. En el minuto 22, Carlos Vela era derribado al borde
del área. Xabi Prieto lanzó la falta y tras rebotar el balón en un defensa, a
punto estuvo de colarse en la portería de Iraizoz.
Fue una jugada clave, porque un minuto después en su primer tiro a puerta, el
Athletic se adelantó en el marcador en una jugada “made in Gipuzkoa” (paso de
Iraola y gol de Susaeta). Esa es la filosofía de un Athletic que necesita
encontrar jugadores fuera de la provincia para poder subsistir. El gol hizo daño a la Real aunque
con paciencia intentó buscar el empate, algo que a punto estuvo de ocurrir en
el minuto 36, pero Griezmann, en una buena posición disparó al cuerpo de
Iraizoz.
Los últimos minutos de la primera
parte fueron un suplicio pero ni Susaeta en una falta directa ni Llorente ni De
Marcos en una serie de rechaces, lograron batir a Bravo.
1-0 al descanso. No comparto los comentarios de que el Athletic avasalló a la
Real en la primera parte. Quizás a los puntos ellos fueron mejores pero la Real
no estuvo tan a merced de los bilbaínos como se dice.
Tras el descanso, vimos a una gran Real. Un equipo txuri urdin brillante que
dominó de cabo a rabo el encuentro ante un Athletic inferior que tuvo que
acudir a los brazos del árbitro para sobrevivir. Sólo tardamos veinte segundos
en forzar un corner. La Real salió a por todas y en el minuto 46 Carlos Vela
conseguía marcar un gol absolutamente legal (el balón rebasó claramente la
portería) pero Mateu Lahoz con vergüenza torera no lo quiso conceder. El
espectáculo arbitral comenzaba.
A pesar de la primera bofetada
arbitral, la Real siguió atacando y mereciendo el empate. En el minuto 52,
Carlos Vela en un trallazo impresionante volvió a dejar helada a la hinchada
local pero el balón se fue rozando el poste. Poco después (en el 59´), la Real
volvía a meter un gol legal obra de Cadamuro (el pase procedía de un defensa y
la posición del franco-argelino era legal) pero hoy Villar había dado órdenes
claras de que el Athletic tenía que ganar y Mateu Lahoz volvía a anularnos el
gol. Ver para creer.
A medida que avanzaba la segunda
parte, el dominio de la Real era menor pero el control seguía siendo
blanquiazul frente un ramplón Athletic. En el minuto 75, la Real lo intentó una
vez más pero los remates de Agirretxe y Griezmann se encontraron con Iraizoz. La Real merecía empatar pero lo que
llegó fue el 2-0 en una falta muy bien lanzada por Markel Susaeta (el mejor del
Athletic ayer) que acababa con nuestras esperanzas de puntuar en
San Mamés.
A pesar de todas las circunstancias, la Real sacó el orgullo y buscó el gol
frente a doce pero los últimos minutos fueron humillantes con un Mateu Lahoz
que aniquiló con tarjetas a la Real y con una afición contraria que a pesar de
ser conscientes que nos estaban robando el partido, llegó a vitorear con olés
los pases de sus jugadores.
Nada Nuevo
Una Federación Española de Fútbol controlada durante décadas por un poco
decoroso hincha del Athletic, año tras año se empeña en proteger a un equipo al
que con tanta ayuda arbitral lejos de engrandecerle su historia, lo están
contaminando de antipatías.
A finales de los 90 hicieron que el
Athletic se clasificara para la Champions League. En 2007, Villar hizo que lo tenía que hacer para que el Athletic no bajara a
Segunda (¿quién no se acuerda de aquellas palabras de Mejuto González en San
Mamés a un jugador del Athletic diciéndole “tranquilos que no bajaréis”?. Las manos de Villar son tan
alargadas que llegan hasta la propia UEFA (es amigo íntimo de Michel Platini)
como se vio el pasado verano cuando regalaron el pasaporte europeo a Athletic. Y que se prepare el Manchester United
el próximo jueves, que viendo el poder de Villar, no me extrañaría nada que
desde las altas esferas den un empujón a los bilbaínos para que eliminen a los
ingleses.
Y nosotros, ingenuos y bienintencionados seguidores de la Real año tras año
seguiremos siendo víctimas de este sainete arbitral. No hay derbi en San Mamés
en que no recibamos un varapalo de los antiguos hombres de negro. Ayer vimos un
nuevo ejemplo con dos goles anulados a la Real totalmente legales. Esta es la triste liga en la que vivimos, y solo espero que la temporada que
viene cuando visitemos San Mamés, el árbitro vista de rojiblanco para que desde
el principio sepamos a qué atenernos y nos dejemos de hipocresías. La justicia
no existe en el fútbol.
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