NI UN DOMINGO SIN TI
REAL MADRID 5 – 1 REAL SOCIEDAD: Quemados
Fuiste a quemar Madrid y te olvidaste las cerillas. De hecho, dudo que te acordaras de comprarlas. Viajaste a Chamartín como aquél que cabizbajo y vestido con un mono naranja recorre un pasillo blindado esposado de pies y manos donde le espera una silla eléctrica que le dará muerte. Si, esa es la sensación que tuve después de que nuestro escudo volviera a verse mancillado por enésima vez en lo que llevamos de campeonato.
Era el primer fin de semana de la primavera y esa noche cambiábamos al horario de verano. Dormiríamos una hora menos pero tan sólo con pensar que anochecería una hora más tarde mi contador de energía marcaba el 100% por primera vez después de meses. Era consciente de que te esperaba una noche muy dura en el Santiago Bernabéu. Sólo ha cedido cuatro puntos a Barcelona y Málaga pero tenía la esperanza de que dieras una buena imagen, como aquélla noche en el Camp Nou donde tu valentía casi se ve recompensada con un empate.
No ibas a estar sola y sabía que te dejaba en buenas manos. Entre primos y peñas el goazen Erreala sonaría en la noche madrileña para llenar el ambiente de rumores que te resultaran familiares y que pretendían recordarte que entre camisetas blanco nuclear, unas cuantas con tintes azules estaban ahí por ti. Pero te dio igual.
Tu plan ultradefensivo se vino abajo demasiado pronto abriendo la veda de la debacle. Cuando escuché el once elegido por Montanier, intuí el desenlace y fui fiel al “ojos que no ven” evitando cualquier contacto visual con televisores que dieran el partido. Sin embargo, debo decir que eso de “corazón que no siente” es completamente falso porque cada uno de los cinco goles que te cayeron provocó una descarga mayor que la anterior en mi corazón txuriurdin.
No podía, no quería saber nada, pero una fuerza incontrolable me hizo encender la blackberry y con sus temidos “bip-bip´” mi otro yo me narró uno a uno los cinco goles infantiles que te cayeron. Terminaste derrotada, humillada, empachada de merengue y empiezo a pensar que eso de los dulces no es lo tuyo porque todos terminan amargándote, como aquellas odiosas ensaimadas que cogieron olor a rancio con el paso de los días.
Una semana, tres derrotas, nueve puntos menos y carta blanca con dos días y medio de permiso para disfrutar de la primavera, de las salidas nocturnas, de la familia, novias, basket... Un entrenador que bendice a sus chicos sin permiso aparente de los que mandan y un presidente que muestra públicamente su desacuerdo es una prueba más que evidente de la falta de organización interna del Club.
Cuando la prensa hablaba de quemar Madrid no supuse que se referían a ‘Madrid la nuit’ con sus discotecas y locales de moda. Ahora entiendo que no necesitaras cerillas...¡qué ilusa! Menos mal que el cambio al horario de verano impartió justicia y te quitó una hora de esa recompensa inmerecida.
Salió quemado tu honor, abrasada mi paciencia. Tus reacciones posteriores huelen a chamusquina y entre el humo negro de esta competición adulterada sólo pretendía que el oxígeno de mis palabras llegara a los dueños de tu silencio para que mi voz llegara a las altas esferas con la sana intención de defenderte de malos arbitrajes y otras acciones que te perjudican
¿Sabes que te digo? Que la que está quemada soy yo. Me he cansado de defenderte para no recibir más que palos. Si quieres que te tome en serio, defiéndete sobre el campo, háblame con goles, demuéstrame que me quieres y sólo así estas llagas de hoy cicatrizarán mañana sin desfigurar la pasión que siento por ti.
El domingo me cuentas.
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