El Hércules endosa un contundente 1-3 a una Real Sociedad que se vino abajo con el primer gol. Los donostiarras volvieron a jugar un partido gris en el que Lasarte volvió a tardar en los cambios. Los donostiarras siguen en caída libre, aunque el descenso se mantiene a 6 puntos.
Dicen que el público es soberano, pero cuando habla, muchas veces lo hace con razón. Por eso, cuando justo antes del primer gol visitante le cantó a Martín Lasarte al unísono "Mueve el banquillo", había dictado sentencia. Y lo hizo con razón. Porque el equipo en la segunda parte había bajado muchos enteros. Porque el Hércules se había hecho con el balón y se iba acercando peligrosamente al área de Bravo. En definitiva, porque todo el mundo veía que se mascaba la tragedia.
Y la tragedia llegó. Lo hizo en un minuto con sorna, el 69, en una jugada de contra rápida por banda derecha del Hércules y cuando la Real menos metida estaba en el partido. El equipo necesitaba cambiar de rumbo, pero su "capitán" que tiene que llevarlo a efecto, no tenía ideas. No es ya un problema de que los cambios se hagan tarde, sino de que se hagan con criterio y se saquen a jugadores capaces de dar otro aire al equipo. Una vez más el equipo perdió con el cambio, porque Sarpong no está; ni presiona, ni ataca, ni defiende; y porque Ifrán ímpetu le pone pero a veces tiene que ser menos egoísta.
Tras el primer gol el partido pasó a ser un monólogo. La Real bajó los brazos, como lo ha hecho últimamente y no volvió a aparecer por el partido. El Hércules lo aprovechó y mató el encuentro a a la contra para la desesperación de una parroquia que abandonó el estadio antes de terminar el encuentro visiblemente enfadada con la actitud de un equipo que en los últimos seis partidos no es la sombra del de la primera vuelta, y que está en estado de alerta amarilla.
Lesión de De la Bella
Martín Lasarte una vez más optó por poner en casa al once tipo, al más utilizado cuando los donostiarras juegan como local. No hubo sorpresas, tampoco se esperaban, y el partido era propicio, a priori, para que el once habitual pudiera retener los tres puntos: Bravo en portería; Carlos Martínez, Ansotegi, Mikel González y De la Bella en defensa; Rivas y Aranburu como doble pivote; Prieto, Zurutuza y Griezmann en línea de tres, y Tamudo en punta.
Por su parte, Miroslav Djuckic, que debutaba en el banquillo del Hércules, introdujo varios cambios con respecto a las jornadas anteriores: Calatayud en portería; Cortés, Paz, Juanra y Peña en defensa; Farinós y Abel Aguilar en el doble pivote; Kiko, Valdez y Drenthe en línea de tres, y Portillo en punta.
Dicen que a entrenador nuevo victoria segura y el ex jugador del Deportivo de A coruña cumplió, y de qué manera. El Hércules, que había marcado tres goles fuera de casa en toda la temporada, endosó tres en un mismo partido a una Real que necesita enderezar el rumbo ya si no quiere pasar problemas.
Aún así, el partido marchó por derroteros del llamado uno cero hasta el minuto 69. La Real se sacudió la salida eléctrica del Hércules en los primeros minutos, para hacerse con el balón e intentar jugarlo raso y al toque, como más le gusta. Pero se encontró con un Hércules muy ordenado que no le permitió jugar cómodo por el centro, por lo que tuvo que tirar demasiado de las bandas y de los centros al área que no encontraban rematador.
El equipo donostiarra jugó a chispazos, y es verdad que tuvo, al menos, dos oportunidades claras de adelantarse antes del descanso en unos cinco últimos minutos de la primera parte que animaron a la grada. Para entonces el esquema de Martín Lasarte ya había tenido que cambiar de forma obligada. De la Bella tuvo que abandonar con molestias el terreno de juego, y Mikel González pasó a ocupar el lateral izquierdo. Se le abrió un claro al Hércules en ese momento. Djuckic mandó a Drenthe y Kiko cambiar de banda, para aprovechar que la Real no tenía un lateral puro en esa posición. Desde entonces los alicantinos aprovecharon esa circunstancia hasta el final para llevar todo el peligro por dicha banda.
Doblete de Drenthe
Tras el descanso, la Real fue otra. El equipo que volvió del vestuario no se parecía en nada a la Real que habíamos visto al final de la primera parte. No había chispa, no había fluidez y mucho menos oportunidades de gol. El último pase nunca llegó y el Hércules aprovechó los espacios que dejó la Real para matar el partido a la contra.
La citada falta de fluidez pedía a gritos un cambio en el equipo de Lasarte, que volvió a reaccionar tarde. Sólo el gol que anotó tras contragolpe Portillo en el 69 hizo reaccionar al charrúa, que realizó un doble cambio completamente ofensivo: Ifrán y Sarpong sustituyeron a Griezmann y Rivas. Una vez más, tras el cambio de piezas y el cambio de sistema, la Real no mejoró, sino que cayó más en la desidia, y vio como su rival se hacía con la manija del partido.
Pintaba mal, y Drenthe se encargó de poner la puntilla a seis minutos para el final. El jugador cedido por el Real Madrid marcó en jugada personal un gol que vació Anoeta. Los que se quedaron pudieron ver en los últimos minutos cómo el Hércules volvió a marcar en una jugada en la que cogió a toda la Real en campo contrario, y cómo Ifrán hacía el del honor. La sonora pitada del público a los suyos al final del partido no hace sino evidenciar la mala racha por la que atraviesa el equipo, al que se le acaba de encender la luz de alerta amarilla.
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