César Luis Menotti apostaba por un fútbol técnico, estético y de posesión, en el que el juego colectivo y de ataque, y el buen trato del balón eran sus elementos centrales. En el lado opuesto estaba Carlos Salvador Bilardo que priorizaba el resultado antes del juego, y que buscaba que sus equipos tuvieran un estilo pragmático y directo.
Ambos consiguieron con sus métodos que Argentina fuera campeona del mundo (Menotti en el 78 y Bilardo en el 86), y fueron los creadores de dos antagónicas filosofías futbolísticas que han contado con acérrimos discípulos en ambos bandos.
En mi caso, aunque la personalidad de Bilardo no era de mi gusto, sí me considero defensor a ultranza de su filosofía. Prefiero que mi equipo juegue mal y gane -como ha manifestado Montanier esta semana-, a que genere multitud de ocasiones pero acabe el partido con la frustración de la derrota. Si bien es cierto, jugar mal y ganar no suelen ir de la mano...
Últimamente se ha alabado en prensa el juego de la Real, y estoy hastiado, ya que la realidad nos dice que nos encontramos en el puesto 15 con 5 derrotas en 8 partidos, y que no sería de extrañar que tras finalizar el partido el lunes a eso de la media noche, si no conseguimos la victoria, contemplemos el abismo de cerca.
De nada nos sirve haber desarrollado un buen fútbol contra el At. Madrid, porque, por más que queramos escudarnos en los errores arbitrales, la realidad es que llevamos más de 208 minutos sin marcar un solo gol. Ha llegado la hora de ser prácticos y la cita tiene fecha, hora, lugar y rival. Este lunes a las 21:30, la Real Sociedad visitará el estadio José Zorrilla para medirse al Real Valladolid.
Lo único que realmente importa es conseguir los tres puntos en pucela. Hay que ganar por fin fuera de casa y para ello es irrelevante que juguemos bien, mal o regular. Es hora de tener esa picardía que tenía Bilardo para encarar sus partidos (sin recurrir a su salvaje frase de “písalo”), y tener una sola palabra en nuestra mente: ganar con independencia de cualquier otra cuestión.
Resulta interesante volver a jugar con un clásico de Primera como es el Valladolid al que el destino nos había impedido vernos desde hace más de 8 años (nuestro descenso en 2007 coincidió con su ascenso y nuestro regreso a la élite en 2010, coincidió con su vuelta al infierno). Los pucelanos han tenido un más que aceptable inicio de liga y se encuentran entre los diez primeros clasificados, gracias sobre todo a sus buenos resultados en casa, destacando el 6-1 que le endosó al Rayo y el 2-0 al sorprendente Levante.
Valladolid es tierra de recuerdos variados para la Real. Grandes gestas como el 0-4 de la 97-98 o el salvador 1-3 en la 01-02 se entremezclan con humillantes e inesperadas derrotas como los contundentes 3-0 que recibimos en dos grandes temporadas como fueron la 96-97 y la 02-03.
Confiemos en que el partido de este lunes, pase a la historia como el encuentro en el que la Real enterró esos fantasmas que siempre aparecen cuando salimos de Gipuzkoa. Necesitamos dejar atrás estas últimas semanas de autocomplacencia en la derrota. La temporada sigue yendo hacia delante y nuestro equipo se encuentra estancado en la clasificación. Hace falta un poco de ese genio bilardista que aunque en las formas era en ocasiones brusco, su finalidad era muy clara: ganar, ganar y ganar.
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