La victoria del pasado sábado frente al Valladolid nos ha dejado a los aficionados un sabor inmejorable. Y es que aparte de la goleada, los realistas nos dejaron fases con momentos de fútbol brillantes. Destaca la segunda media hora, la que va del minuto 30 hasta el 60.
Posiblemente estos treinta minutos han sido en los que mejor juego de la Real hemos podido ver en mucho tiempo. Un rato en el que los de Montanier pasaron por encima de los de Djukic sin que estos supieran como parar semejante vendaval de buen juego.
Todo empieza con el primer gol de Griezmann en el minuto 33. Mikel se jugaba el tipo a la salida de un córner y le dejaba un balón al de Mäcon para que este definiera. La Real se venía arriba y apenas seis minutos después, Imanol Agirretxe hacia el segundo gol con un movimiento dentro del área al alcance de los grandes delanteros. El de Usurbil ponía el balón en la escuadra sin mirar la portería
Anoeta entraba en éxtasis pero quedaba lo mejor. Cuatro minutos después Griezmann volvía a avisar con un disparo desde fuera que se iba por centímetros fuera. Y apenas sesenta segundos más tarde, un estratosférico pase de 50 metros de Zurutuza al galo era controlado por éste magníficamente y sin dejarla caer, batía a un Dani Hernández que no se explicaba cómo había encajado tres goles. Asi, con 3-0, se llegaba al descanso.
Un cuarto de hora para soñar en el que los de Montanier hicieron tres goles y un fútbol de muchos quilates. A la vuelta del descanso la cosa no hizo más que mejorar.
Y es que sólo habían pasado tres minutos cuando llego una de las jugadas de esta liga. La misma la empezó Bravo jugando en corto. El balón fue pasando por todos hasta llegar a Griezmann, quien cambio el ritmo haciendo una pared perfecta con Xabi Prieto, abriendo luego a la banda donde esperaba Vela, quien puso un balón perfecto para que el capitán, entrando desde atrás, hiciera el 4-0.
La afición se frotaba los ojos. Aún quedaban diez minutos de gozo en los que Agirretxe tuvo en sus botas en dos ocasiones el quinto de la tarde, que también pudo hacerlo Vela. Llegaba el minuto 60, y hubo alguien que quiso ser protagonista. No era otro que Claudio Bravo, quien salvó un mano a mano a Manucho. A partir de entonces el partido fue a menos, pero los treinte minutos que habíamos vivido habían sido para enseñar en las escuelas.
Pese a ello, aún pudimos disfrutar de un larguerazo de Rubén Pardo desde fuera del área, de otra ocasión de Agirretxe que estuvo en todas, de una volea de Griezmann o de una llegada hasta línea de fondo de Dani Estrada que no fue gol por poco.
En resumidas cuentas, Anoeta pudo vibrar con un grandioso partido, uno de los mejores de la era Montanier en cuanto a juego, en el que destacó por encima de todo media hora de fútbol con mayúsculas, y la protagonista fue la Real Sociedad.


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