La Real Sociedad se enfrenta el sábado a las 18:00h a la escuadra más temida del planeta. Nada nuevo vamos a decir que no se haya dicho ya de los de Pep Guardiola. Este Barça sencillamente es el mejor equipo de la historia, ese mismo que hincó la rodilla en Anoeta la campaña pasada .
En una noche épica, los entonces dirigidos por Martín
Lasarte acabaron con una racha de 31 partidos sin conocer la derrota por parte
del cuadro blaugrana. El Barça amenazaba con igualar el record que ostentaba la
propia Real Sociedad con 32 partidos invicto en una misma temporada (1979-80). Venían
de disputar la ida de las Semifinales de la Champions ante el Real Madrid, y
con tantos partidos encima y con la vuelta por disputar, Guardiola se vio
obligado a dar descanso a algunos jugadores como Villa, Puyol o Pedro.
Es igual. Aunque mermado por las exigencias del guión al
verse sometido a tantos frentes, éramos un equipo recién ascendido y el equipo
culé seguía siendo muy superior, con un Messi en estado de gracia que iba a ser
titular y que acabaría disputando los 90 minutos del partido.
Comenzaron ganando gracias a un gol de Thiago, pero Ifran y
Xabi Prieto dieron la vuelta al encuentro, provocando así la segunda derrota
del equipo condal en toda la temporada, siendo la primera que cosechaban fuera
de casa. Era la trigésimo cuarta jornada.
Yo jamás olvidaré aquel día, aquella mágica noche. El día
anterior había fallecido un familiar que a su vez era un gran realzale, y llegué del
tanatorio con el partido empezado, muy descompuesto. No tenía sitio y me senté
en las escaleras, justo en ese momento llegó el 0-1. No podía ser, esto no
podía acabar así, yo miraba al cielo sabiendo que Tomás allí estaba, viendo a
su equipo del alma, intentándonos echar una mano.
El empate de Ifran fue el deliro, la Real estaba jugando un
partidazo y asfixiando al F.C Barcelona. Pero había que derrotarles para
mantener el record, nuestro record. Vaya si lo hicimos, Xabi Prieto hizo el 2-1
en uno de los penaltis más largos e intensos que he vivido y que seguramente viviré.
Lo tiró fatal, pero el balón entró. Fue increíble y muy emotivo para mí, y volví
a mirar al cielo, con mirada cómplice…
Después el Barça echó el resto, pero ya nada pudo hacer y se
fue de Donostia con el rabo entre las piernas. Fue una noche para la historia
txuri urdin, y todos los realistas disfrutamos, tanto aquí, como ahí arriba.
Este sábado las cosas van a ser diferentes, y como escribí en la
previa de aquel partido, pensar en ganar al Barcelona es prácticamente una
utopía, pero eso no quita para que a veces se produzcan gestas, y como una
verdadera epopeya, los mortales desafíen a los dioses con descaro consiguiendo
alzarse con la victoria...
...Escribiendo así con letras de oro grandes páginas en
la historia de este centenario club.
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