Podría seguir exprimiendo la decepción que me provoca esta Real de Montanier, desesperarme con la interminable todavía no del todo segura marcha de Mariga o flagelarme por la negativa comparación entre este equipo y el de la temporada pasada al final de la primera vuelta...
Pero no lo haré, dejemos que pase el tiempo y pensemos que ganar al Sporting cura las heridas, al menos hasta el siguiente partido. Ya que por lo visto no conviene lanzar mensajes a Montanier, como tampoco a Aperribay o Loren, y menos aún a los poderes fácticos mediáticos que estos días han considerado que la afición es parte fundamental de los males de la Real y específicamente de su derrota del pasado fin de semana, voy a clamar un poco en el desierto con una petición de lo más peregrina: quiero que un jugador rival del equipo txuri urdin vea una tarjeta roja. Ya veis con qué poco me conformo. Pero es que quiero asegurarme de que la norma de la expulsión sigue vigente para nuestros adversarios. Muchos ejemplos indican lo contrario, el del Atlético de Madrid el pasado sábado es sólo uno más.
Lleva la Real esta temporada 19 partidos de Liga y cuatro de Copa. La pasada temporada jugó 38 de Liga y dos de Copa. Un total de 63 en dos campañas. ¿Sabéis cuántas tarjetas rojas han beneficiado a los realistas en ese tiempo? Una. Turienzo Álvarez expulsó a Damiá, de Osasuna, el 14 de febrero de 2011, en la jornada 23 de Liga, por cortar en falta una internada de Tamudo en el área. Podría haber sido roja directa, pero para evitar complicaciones el colegiado lo dejó en amarilla. Como era la segunda, ¿qué más da?, debió de pensar. ¿Sabéis cuántos minutos tuvo la Real de superioridad numérica? Un minuto del descuento de un partido que ya iba ganando por 1-0, con gol del mismo Tamudo. A esa estadística hay que sumar cinco partidos más de la 2009-2010. La última roja que sí dio una superioridad real al equipo txuri urdin llegó el 14 de mayo de 2010. El Castellón visitó Anoeta y se quedó hasta con ocho jugadores. Mantecón vio la segunda amarilla en el minuto 72. Dani Pendín y Rafita en el 89. Piñeiro Crespo era el árbitro que escribió la historia aquel día.
Vuelvo a insistir en el dato, porque igual a alguno no le parece lo suficientemente impactante. Los rivales de la Real han visto una tarjeta roja en los últimos 68 partidos. Supongo que nadie será tan ingenuo de pensar que en esos 68 partidos no ha habido motivos para alguna que otra expulsión de un rival txuri urdin. El dato excede toda lógica que se quiera aplicar. Sólo con los datos de la temporada pasada, todos los equipos de Primera División tuvieron más superioridades que la Real. El Getafe, equipo que se salvó junto a la Real en la última jornada, vio hasta a diez rivales expulsados. El Athletic y el Villarreal, once. Sólo la temporada pasada. Casualmente, aquel partido contra el Castellón en Segunda, el último en el que una roja ha dado ventaja a la Real en mucho tiempo, acabó en empate a cero. Pero las expulsiones, normalmente, cuestan puntos a los equipos que las sufren. La Real lo ha vivido en sus carnes esta misma temporada, ya que dio por perdido este año su partido en Vallecas tras la expulsión de Iñigo Martínez, y en Villarreal se fueron dos puntos por esa inferioridad numérica por cuestiones arbitrales.
Mi reino por una tarjeta roja a un rival. Aunque sólo sea por la satisfacción de saber que siguen siendo una posibilidad.
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