martes, 24 de enero de 2012

NUDST: Real 0-4 Atlético _ Como La Vieja´l visillo

Ni Un Domingo Sin Ti
Real Sociedad 0- 4 Atlético de Madrid: Como La Vieja´l visillo.

Sábado, 21 de enero de 2011. Entre tambores, cantineras, gulas y mucha fiesta, íbamos a tener nuestra primera cita después de la debacle de Mallorca. Quería verte para recriminarte tu actitud pero iba dispuesta a amarte como el primer día por esas tres rosas que me trajiste de Valencia. No sirvieron para olvidar, pero te confieso que sólo pensar en nuestra reconciliación me produjo ese cosquilleo en el estómago que siempre tengo al volver a verte.

Me puse mi mejor sonrisa y me alisé el pelo, porque sé que te gusta, desafiando a la Ley de Murphy, a la humedad relativa del 100% según la rubia del tiempo de ETB2 y a la lluvia que no dejaba de caer desde la madrugada del 20 de enero. Sabía que volvería a casa evolucionada en Actor Secundario Bob, pero no me importó; quería estar perfecta para ti.

Jugábamos contra el Atlético de Madrid y teníamos de invitado especial a nuestro archienemigo Muñiz Fernández. No supe reaccionar al verte, quise lanzarme a tus brazos pero me pudo la prudencia y te recibí tan sólo con dos besos, sin demasiada euforia. Dicen que la mirada es el espejo el alma. Tú que me conoces bien, seguro que entendiste que tendrías que emplearte a fondo para sacarme una sonrisa sincera.

Un penalti tempranero me hizo revivir el infierno de Vallecas, ¿te acuerdas? A mi no se me podrá olvidar nunca la humillación de aquélla tarde. Llámame rencorosa, pero sentada en el 52 de la 18 sólo me venían a la cabeza imágenes de nuestras últimas crisis. Aún así, hice de tripas corazón y te canté esas musiquillas que tanto te motivan, reaccionando con euforia al mínimo gesto amable que me hacías.

Pero, con el paso del tiempo, tu actitud no hizo sino acrecentar mi enfado. Te mostraste impotente, incapaz de encadenar dos pases seguidos, todo eran espacios vacíos donde nunca llegaba el balón. Te olvidaste de correr y, perdóname que te lo diga, pero una vez más tuve la sensación de que arrojaste la toalla desde el inicio vanagloriándote de tu desgraciada suerte inicial. Ante la adversidad, brazos caídos en lugar de arranque, empuje, garra, casta… ¿Así pensabas pedirme perdón?

Yo intenté ser comprensiva, te juro que lo intenté. Pero los tres goles siguientes terminaron por rematarme. Estuve a punto de levantarme y dejarte plantado, pero me pudo el corazón y me quedé animándote hasta el final. No sé si pretendías que te despidiera con aplausos después de esa forma que tuviste de reírte de mi y de mis ilusiones. Mostré mi enfado y te di la espalda cuando te fuiste, sin un beso, ni un adiós. Ni siquiera fui capaz de entonar nuestra canción favorita cuando salí de Nuestra Casa. Lo siento. No me sale.. ¿Cómo puedes cambiar tanto en 7 días? Ahí hay algo raro que no alcanzo a comprender pero te prometo que terminaré enterándome.

Dicen las malas lenguas, que como “La vieja´l Visillo” andan lanzando rumores por doquier, que la culpa de que lo nuestro vaya mal es mía porque te vienes abajo ante mi desidia. ¡¡¡¿Mía?!!! ¿Acaso no estoy a tu lado siempre cuando tú me necesitas? ¿no fui yo la que estuvo contigo en esos duros años del exilio? Disfruto de tus alegrías, lloro con tus desgracias, siento cuando sufres y me emociono cuando triunfas; caigo cuando caes, ¡pero me levanto al instante porque tú me necesitas arriba! ¡¡¡¿Y quieren que yo cargue con esta culpa?!!! Lo siento pero no.

No sé si lo que pretenden con este tipo de comentarios es separarnos o evitar que hablemos de esa directiva a la que defienden desde siempre. Sólo esperaba que me sacaras la cara públicamente, que gritaras a los cuatro vientos que la culpa es sólo tuya y de ese grupito de titititeros que te dirige desde arriba.

Sólo soy culpable de quererte y precisamente porque te quiero, quiero que reacciones porque no me gustas así. Esto es cosa de dos y no puedes pedirme que esté siempre al 100% por ti, QUE LO ESTOY, pasando por alto todo lo que me sienta mal o dándote siempre una palmadita en la espalda, pase lo que pase. Y sé que volveré a caer porque te adoro y SOY DE LA REAL. Pero ¿tú qué me das?

Me siento como en una montaña rusa (o francesa) pasando de la alegría al llanto en un abrir y cerrar de ojos. Siento que te aprovechas de mi porque sabes que siempre estaré ahí... Ahora, dime la verdad, ¿me estás vacilando, no?


Cris García

1 comentario:

Anónimo dijo...

Caray que a) bien escrito b) estupendamente novelado-recreado y c)mejor argumentado. Vamos una joya la Cris esta. Si te siguen haciendo esos feos, avísanos porque creo que hay legión deseando demostrarte que no todos somos así.

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