LA BATALLA DE MORDOR

Me considero resultadista. En el fondo, es lo que vale. Por eso, y aunque lógicamente me encantaría ver a la Real desplegando un fútbol de salón, el 1-0 me parece un magnífico resultado, de hecho, casi me parece el mejor posible. Aprovechas una ocasión, mantienes la puerta a cero y a casa con tres puntos. Jugando bien, regular, mal o muy mal. Lo importante es ganar. Y más en los tiempos que corren, en los que cualquiera, se llame como se llame, te hace un siete. Ante el Mallorca el partido fue un tostón, pero qué quieren que les diga, a estas alturas, que nos quiten lo ‘bailao’. 30 puntos. Y a otra cosa, mariposa. Punto y aparte.

Y en estas llega el derbi. Semana especial. Muy sentimental. Digan lo que digan, tanto para nosotros como para ellos es el partido del año. Lo que pasa es que al otro lado de la A-8 lo saben disfrazar, siempre han tenido este arte más arraigado que por estos lares. No importa. Todos somos conscientes de cuál es la realidad. Y el que quiera pensar lo contrario, que se autoengañe a sí mismo. El caso es que, y la verdad no sé muy bien por qué, se nota un ambiente optimista de cara a la visita a San Mamés. Y digo que no sé por qué, ya que según los datos, el actual Athletic de Bielsa, que ha alcanzado la final de Copa y que sigue vivo, en octavos, en la Europa League, es el mejor de los últimos tiempos. Su campo es para los contrarios como Mordor para los Hobbits. Sacan partidos adelante a base de testiculina, no exenta de calidad, con una base de futbolistas, de aquí y de allí, mayoritariamente no de allí, que están haciendo disfrutar esta temporada a los suyos y de qué manera. La Real, por su parte, da la sensación de ser una incógnita permanente. Un día sale el sol, al siguiente caen chuzos de punta. Es todo menos regular, si bien, al menos en Anoeta, ha conseguido imponer su ley e implantar el ‘coto privado’ en su puerta.

Por todo ello el derbi es la oportunidad perfecta. Y pienso que la afición txuri urdin también lo ve así. Es la mejor manera de dar un golpe en la mesa, volver a ganar a domicilio al eterno rival que últimamente nos tiene cogida la medida, justo en su mejor momento, cuando tiene la moral por las nubes y tiene al Manchester United a la vuelta de la esquina. Sería un subidón de adrenalina y de autoestima impresionante para los de Montanier, el que, por cierto, sigue, en ocasiones, despistando a diestro y siniestro con determinadas decisiones que resultan, a primera vista, todo menos lógicas. Con lo fácil que debería ser aplicar el sentido común. En fin, vamos a dejarlo. Es una batalla perdida. La que no lo está es la de Mordor. No siempre sale vencedor el que más fuerte parece. Las piezas, colocadas de manera inteligente y con una buena estrategia, pueden avanzar hasta provocar la rendición enemiga. Después de los desastres de Palma o Granada, por citar dos ejemplos, la Real sigue en deuda con una afición que, de ganar en Bilbao, perdonaría gran parte de los pecados. Porque tanto aquí como allí, el derbi es el partido más importante del año.

La selva engulle al inocente

Nos siguen sacando kilómetros de distancia en los despachos. En esta selva que es el fútbol si vas de bueno, de inocente, estás perdido. Y no aprendemos. La Real ha recurrido al CEDD el segundo partido de sanción a Illarramendi dejando a un lado actividades más truculentas como la de pedir la cautelar. Pues nos volverán a golpear. Nos volverán a ningunear. Si alguien cree que el hipotético perdón al guipuzcoano va a llegar a tiempo para el derbi va dado. El año pasado, al otro lado de la A-8 no se anduvieron chiquitas. Pidieron la cautelar para Muniain, jugó el derbi, marcó, y encima hoy es el día que no ha cumplido dicho castigo. Es que se lo ponemos a huevo. Incomprensible.