lunes, 2 de abril de 2012

RECONCILIACIÓN


La Real Sociedad se reconcilió anoche con su afición en Anoeta y dio un paso vital para su permanencia en Primera División tras golear por un contundente 4-0 a un decepcionante Rayo Vallecano.

Los presagios anunciaban una noche difícil. Un gran sector de la afición pitó al equipo cuando éste saltó al terreno de juego, mostrando de este modo el malestar de la grada ante los últimos resultados y la fiesta nocturna en Madrid. Los primeros minutos del choque, lejos de aliviar la tensión, la acrecentaron aún más. El Rayo Vallecano presionaba a la Real en su propio campo y en el minuto 3, Diego Costa tuvo en sus botas el 0-1 pero afortunadamente erró en el mano a mano con Bravo al disparar a las nubes. Fue sin duda la jugada clave del partido porque sólo dos minutos después, la Real en su primer acercamiento a la portería de Joel conseguía el 1-0 en una preciosa jugada con combinaciones rápidas y que consumó Agirretxe tras rematar a la perfección un gran centro de Dani Estrada

El gol de Agirretxe descargó de tensión a los jugadores y a la grada y los pitos del principio no volvieron a aparecer. Con el 1-0, la Real vio que se encontraba cómoda atrás. El Rayo llegaba fácil hasta las tres cuartas partes del campo pero se mostraba fallón en el último pase y era incapaz de crear ocasiones de peligro. Los jugadores realistas observaron que el modo de hacer daño al Rayo era el contragolpe y esperaron agazapados atrás, para luego con su velocidad aprovechar las enormes lagunas defensivas de los vallecanos.

El encuentro no era vistoso pero la Real lo interpretaba con inteligencia. Pasada la media hora, llegaría el 2-0. De nuevo Estrada , gestó la jugada desde la banda derecha con un buen centro al que siguió una sutil peinada de Agirretxe y un buen remate de Zurutuza que batía a un nervioso Joel. La Real no estaba avasallando al Rayo pero le tenía cogida la moral.
Al descanso, los silbidos del principio se habían convertido en aplausos.

La decoración no cambió mucho en la segunda parte. La Real cedía descaradamente el balón al Rayo para intentar hacer daño al contragolpe. De un corner a favor del Rayo, surgiría en el minuto 53, el 3-0 en un pase magistral de Elustondo que aprovechó Griezmann para sentenciar el partido. Este gol hundió a los madrileños que sólo un minuto después encajaron el 4-0 en un magistral gol de Carlos Vela en la que el mejicano demostró su calidad, su velocidad, su potencia y su definición.

Anoeta era ya una fiesta. El público hacía la ola y los numerosos seguidores del Rayo que acudieron a San Sebastián, se lo tomaban con filosofía y se confraternaban con la afición realista (es de elogiar su cánticos en favor de Aitor Zabaleta).
Los últimos 35 minutos se hicieron muy largos. Ni tan siquiera con 4-0, la Real quiso llevar el peso del partido y se dejó llevar sin apenas generar oportunidades. Por su parte, el Rayo Vallecano seguía mostrando su peor cara. Dominaba pero sólo hizo intervenir a Bravo una vez durante todo el envite. Una ovación a Tamudo en su regreso a Anoeta pondría el colofón al partido.

Pérez Montero decretaba el final del encuentro. La Real le había devuelto la moneda al Rayo goleándole por 4-0 (mismo resultado que encajó en Vallecas en la primera vuelta), y conseguía tres puntos que servían no sólo para relajar el ambiente, sino para certificar prácticamente la permanencia en Primera División. La distancia con el descenso vuelve a ser de 8 puntos a falta de 8 partidos para acabar la liga. No obstante, con 36 puntos no seguiremos en Primera con lo que no hay que bajar la guardia y seguir luchando hasta el final.

Una vez más, Montanier ha vuelto a demostrar que tiene más vidas que un gato. Cuando parecía que ya estaba sentenciado, vuelve a aparecer una victoria convincente y salvadora. No obstante, al terminar la liga, será necesario hacer una lectura pausada y con la mente fría porque sigo creyendo que con Montanier, el destino de la Real no es nada halagüeño.

La Real sanó parte de sus heridas aunque tampoco tenemos que volvernos locos de alegría. Noches como las de ayer demuestran que la Real es capaz de brillar pero al acabar la temporada haremos un análisis global de lo que ha sido la temporada y de momento, el balance es de aprobado raspado.
En manos de la Real está que podamos subir la nota. Quedan 8 partidos por delante para que nuestros jugadores intenten dejar en nuestro paladar un buen sabor de boca. Anoche lo consiguieron, pero que no sea cuestión de un día.


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