jueves, 10 de mayo de 2012

MIKEL JAUNA

La semana pasada nos sorprendía el agur de un gran futbolista. Mikel Aranburu es de los últimos jugadores al estilo de aquellos de la Real campeona. Un jugador que siente lo colores tal y como los sentimos nosotros los aficionados, porque Mikel antes de ser jugador profesional, vestía la camiseta txuriurdin cuando jugaba con sus amigos. Mikel soñaba con ser jugador de la Real, no sólo con ser jugador de fútbol profesional.


Desde bien niño el Athletic tocó las puertas de su casa una y otra vez ofreciéndole contratos sustanciosos para que vistiera su elástica. Pero a Mikel le podían más los colores txuriurdin que el color del dinero. Su relación con la Real ha sido y sabemos que seguirá siendo una relación eterna.

Mikel es como todos nosotros, los gipuzkoanos, humilde, silencioso, un trabajador nato que siempre lo ha hecho en silencio y sin querer hacerse notar, evitando el bullicio y la fama, huyendo del protagonismo y las cámaras en momentos cumbres y exitosos como cuando subimos a primera división.

Mikel nos ha vuelto a demostrar su amor al club al rechazar un contrato para dejar paso a los más jóvenes, sin buscar su propio beneficio.
Quizá no haya sido un jugador extraordinario que marcara la diferencia en el campo, pero sí un gran capitán que lo ha dado todo por defender nuestro escudo; un gran capitán que ha demostrado respeto por el aficinado y si en alguna ocasión ha cometido algún error ( todos somos humanos) ha sabido recular.

Mikel ha sido un señor dentro del campo. Jamás una palabra más alta que la otra ni siquiera cuando sufrió aquella terrible lesión en el Sardinero. En aquellos momentos tan duros, Mikel siguió animando a sus compañeros ejerciendo como el gran capitán que siempre ha sido.

Muchos jugadores besan el escudo de su equipo queriendo demostrar su amor por un equipo y sin embargo la temporada siguiente están besando una camiseta con otros colores. Nunca hemos visto a Mikel besar el escudo de la camiseta txuriurdin. Él no lo necesitaba, tiene el escudo de la Real tatuado en el corazón y la sangre de sus venas es txuriurdin.

Mikel ha sido y será un ejemplo de fidelidad y amor a unos colores. Todos esperamos que sus hasta ahora compañeros hayan aprendido de él y sigan su ejemplo demostrando como él que verdaderamente quieren a la Real.

Seguro que seguiremos viendo a Mikel en Anoeta, pero a partir de ahora sentado en su asiento de socio animando y empujando a la Real como lo ha hecho siempre.

Mila esker Mikel eta aupa Real!

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