La marcha de Mikel Aranburu de la Real Sociedad supone algo
más que la perdida de un todavía válido centrocampista. No ha pillado muy por
sorpresa esta noticia pues se venía comentando en los últimos meses, pero eso
no implica que el impacto haya sido enorme, convertiendose en trending topic
mundial en Twitter.
La partida de Aranburu ha sido el más emotivo de los últimos
años y sin duda marcará un antes y un después en la historia de este equipo.
Pues no todos los días se retira un jugador que ha pasado veinte años de su
vida ligado a un solo equipo, y mucho menos en estos tiempos donde el dinero
sustituye al sentimiento en demasiadas ocasiones.
Toda una vida defendiendo unos colores supone a día de hoy
una gesta a la altura de muy pocos futbolistas, y es todo un orgullo que
nosotros hayamos tenido un deportista de este calibre. Mikel Aranburu ha vivido
y sufrido en sus carnes los acontecimientos sucedidos en este club a lo largo
de más de una década.
Una carrera en la que ha tenido que pasar por todo, donde
echando la vista atrás lo malo ha prevalecido sobre lo bueno, pero que siempre
ha contado con la implicación del capitán. Uno de sus momentos más destacados
fue el centro del campo que formó con Alonso durante el año del subcampeonato,
donde fue el escudero perfecto del ahora jugador del Real Madrid.
Pero yo siempre he admirado al de Azpeitia por un momento
concreto de su dilatada trayectoria, y no es otro que la lesión que le produjo
Oriol en aquel partido de Santander. Desde ese momento he respetado y admirado
a Mikel por haber tenido la fuerza de recuperarse de semejante rotura.
Desde entonces han pasado siete años en los que se ha
erigido como el capitán del equipo, su mayor representante tanto dentro como
fuera del campo. Pero echar ahora la vista atrás para ver su camino es algo que
no serviría tanto como mirar al futuro.
Estoy convencido de que Aranburu debe formar parte de
Zubieta. Ser una pieza importante en su organigrama para enseñar a los
jugadores de categorías inferiores lo qué es y significa la Real, y nadie mejor
que alguien que ha pasado toda su vida tras la camiseta txuri-urdin.
Con los vecinos revoloteando constantemente en busca de
jugadores que llevar a su cantera y seguir viviendo de su más que manoseada
filosofía, sería más que importante que un responsable explicase a los jóvenes
los valores del equipo. De esta manera puede que esos cantos de sirena quedasen
en nada tras ver que es difícil encontrar mejor equipo que el nuestro. Y no
sólo con el Athletic, podría pasar con cualquier club que viniese a por algún
jugador nuestro, pero con alguien con el ejemplo que supone Aranburu cerca, los
futuros jugadores verían las cosas de otra manera. O eso es por lo menos lo que
quiero pensar.
Futuro asegurado
He leído mucho estos días lo de one club man para
referirse a Aranburu en su condición de jugador que sólo ha vestido una
camiseta, y ésa tendría que ser la filosofía a impartir en Zubieta. Me fijo
sobre todo el los centro-campistas que quedan ahora en el club con la salida de
Mikel y miro al futuro con cierto optimismo.
Veo en Illarramendi y Pardo cosas que me hacen recordar a
Aranburu en su amor por el equipo. Los veo quedándose muchos años aquí por su
amor a esta camiseta, aunque no significa que la directiva decida o no traspasarlos
algún día, pero ése es ya otro cantar.
Mikel se va pero se quedan algunos de los mejores que
continuarán con el legado del capitán y
estoy seguro de que harán que no echemos de menos al azpeitiarra. Espero
volver a ver pronto a Mikel en la Real ocupando un puesto de responsabilidad
dentro de la estructura de la cantera, algo que él representa como el que más.
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