BARBAS A REMOJO

Dice el refrán que “cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. El asunto, no obstante, tiene que ver que aquí hemos pasado años pelándola. Y estamos curados de espanto. Me refiero a lo que está aconteciendo en Bilbao de un tiempo a esta parte, culminado con el esperpéntico capítulo del salto de valla de Javi Martínez, que niega la mayor. Sinceramente, analizados los últimos acontecimientos, no tiene buena pinta, y no dista mucho de lo que hemos estado hace poco viviendo aquí, con un entorno enrarecido e historias para no dormir que terminaron con la peor de las pesadillas, el descenso a Segunda. El tiempo dirá. Lo que parece es que las tornas, al menos de momento, han cambiado, y que mientras hay marejada al otro lado de la A-8, por estos pagos se ha instalado la calma chicha.

Por eso, no seré yo quién se regocije en el mal ajeno y aplicaré la máxima del enunciado anteriormente citado. Centrémonos en lo nuestro, que bastante tenemos, ya que en esta montaña rusa que es el fútbol, nunca se sabe. Y lo más inmediato es el Zaragoza y la obligación de que pague los platos rotos tras el desaguisado de Palma y las consecuencias en forma de dudas y críticas que han arreciado, con razón, puro sentido común, desde entonces. Dos semanas de preparación han tenido que ser suficientes para trabajar y correjir los errores cometidos. A favor, además, está el retorno a casa, un Anoeta donde esta Real de Montanier, por razones que desconocemos, muestra una imagen completamente contrapuesta a la que ofrece fuera. Ese es nuestro clavo ardiendo. Confiar en que volveremos a ver la buena faceta de nuestro equipo, la cara A, para derrotar a un equipo maño que, teniendo el entrenador que tiene, vendrá con el cuchillo entre los dientes y no lo pondrá nada fácil. Y así sumar 6 puntos de 12, alcanzado el 50% del objetivo y logrando el aprobado raspado en las cuatro primeras jornadas de campeonato doméstico. Teniendo en cuenta la inmediata visita a un terreno siempre inexpugnable como el del Levante y el posterior derbi en Donostia ante el Athletic, más nos vale ya que, de lo contrario, a ver si nos vamos a ver pelando la barba otra vez. No, remojémosla. Y bien.

Porque a diferencia de otros años, y digan lo que digan los componentes de la plantilla, esta temporada hay mejores mimbres y hay que pedirles un plus. Los problemas físicos de algunos futbolistas están impidiendo que el entrenador ponga en liza el ‘once’ ideal, aunque con Montanier, como cambia de equipo titular como de camisa, no pueda hablarse en esos términos… Lo que quiero decir es que la ausencia de Iñigo Martínez y Chory Castro por lesión se nota sí o sí, y que el bajo estado de forma de Vela o Illarramendi, por citar dos ejemplos, se nota sí o sí. Pero con esto también hay que saber lidiar. Y, lógicamente, tiene que ser el entrenador el que consiga dar en la tecla para que, con lo que tiene cada semana, ofrecer una imagen seria, competitiva, profesional y, como consecuencia, ganadora. En Mallorca no lo hizo. Pues eso, el míster va siempre bien afeitado, pero que se aplique el cuento, por si acaso.

Experimentos, con gaseosa…

En determinados momentos algunas decisiones de los entrenadores resultan incomprensibles desde fuera. Y Montanier ya nos habituó a ello la pasada campaña. Pues bien, en este arranque liguero no parece que haya escarmentado. José Ángel ha jugado poco y lo que ha jugado lo ha hecho de interior y no de lateral, su puesto, el que Loren quería reforzar este verano y lo hizo con el ex de la Roma. Ubicarle de mediocampista debe ser por una urgencia, algo puntual, y nunca algo habitual. Los experimentos, con gaseosa y en pretemporada. Pero no en competición oficial. Por favor.