Noches de Copas_ NI 'KOPAN' NI 'KOPON'

Real 2-2 Córdoba

Un año más el sueño de una noche de copas se queda en eso, en un sueño, si alguna vez lo llegamos a soñar. Tras el ridículo del 2-0 en el Arcángel y aunque todos éramos conscientes de que remontar era complicado, los tres puntos de Málaga, el 4-0 ante el Rayo y el cambio radical en el juego experimentado por los nuestros nos hizo creer que, por qué no, esta vez íbamos a echar mano de casta y coraje para….¡para remontar a un segunda!

Desde el club, se apoyó con una excelente campaña que invitaba al optimismo. #AurreraKopan consiguió implicarnos a todos e hizo que más de 16.000 nos diéramos cita un martes de frío, lluvia y viento. Yo estuve toda la mañana debatiendo con mi ángel y mi demonio si debería salir de copas, más que nada porque aún me duraban las secuelas del partido de liga en forma de fiebre, tos de perro y otro tipo de ‘asquerosidades’ que no viene al cuento destacar.

Al final, logré que el demonio convenciera al ángel y me los llevé a los dos al Estadio y nada más llegar pudimos ver en los marcadores la frase ‘LORTUKO DUGU’ que presidiría el encuentro para trasmitir euforia a los que corren y a los que animan. Me ilusionó ver a Illarra, Pardo, Jose Angel y Chory de inicio, algo que veníamos pidiendo durante toda la temporada. Eso y que empezamos ganando con gol de Antoine hizo que ya me viera en la macrofiesta del Camp Nou.

Pero no pudo ser. El Córdoba vino con las entradas ya compradas y no estaba dispuesto que nadie les aguara su sueño, ni la Real ni el aguacero que no cesó en los 90 minutos de partido. Plantó cara, aguantó y remontó. Al final, Agirretxe estableció el empate y volvía a marcar después de unos 600 minutos sin hacerlo…¡o más!

Ni ‘Kopan’ ni ‘Kopon’. Son quedamos sin macrofiesta y lo que sentí me recordó a esas películas americanas en las que el protagonista es un fracasado oscuro y gris al que no le sale nada bien, la mujer le ha dejado, le han echado del trabajo y recurre a uno de esos bares de mala muerte en los que suele cantar a ritmo de jazz alguna chica llamada Mary que termina consolándole y ayudándole a terminar la botella de Jack Daniels que el camarero le dejó delante la última vez que le sirvió un whisky doble.

Si. Así me sentí. Desconcertada, desilusionada, maldiciendo nuestra suerte y teniendo que escuchar cantares de mi ángel con eso del ‘te lo dije’ cuando llegué a casa empapada y sin paraguas. Otros tuvieron que conducir más de una hora con el mal cuerpo que se le queda a uno después de la embriaguez. ¡Esos sí que tienen mérito!

Más que la derrota, me preocupa que no supimos hacer valer la calidad que se nos presupone por encima de un equipo de segunda. No supimos sacar partido de que la vuelta se jugara en casa porque el ridículo de Córdoba pesaba demasiado. 20 años pasando con muchísima pena y nada de gloria por el torneo del caos, que yo creo que le llaman así basándose en La Real. Sé que el año que viene tropezaré con la misma piedra y volveré a ilusionarme, aunque ahora mismo me declare una completa atea del sentimiento copil.

Y sin tiempo para lamentaciones, nos vamos a Valencia, allá donde el año pasado ganamos tras la debacle de Mallorca. ¿Se repetirá la historia y saldremos victoriosos? Si ganamos…¡¡¡nos vamos de copas!!!