Hechos suficientes análisis
del partido en el Bernabéu, las opiniones van en su gran mayoría encaminadas en
la misma dirección. Un "casi, pero no". Una inmejorable situación
desaprovechada. Ese "Uy" que cantas cuando parece que el chut va a
gol pero se queda en nada. Esa miel en los labios que paradójicamente nos deja
un regusto amargo. En
definitiva: Real Madrid 4 - 3 Xabi Prieto.
La Real Sociedad llega a
Madrid con la ilusión desde los días previos de hacer algo bonito. De competir
con un grande en horas bajas y aprovecharse de ésta situación difícilmente
repetible. Capitanea el barco Xabi Prieto, estandarte txuri urdin que merece
todo el respeto de la afición y que lleva camino de mitificarse. Quizá el único
que creyó que una victoria era posible. Que él ya había marcado y ganado en el
Bernabeu y eso era posible. Que se había visto en peores situaciones y se
habían conseguido cosas grandes.
Quizá uno de los momentos en
que eso se vio en el terreno de juego, fue cuando el que venía siendo el
tirador de penaltis recientemente - Carlos Vela - no se puso delante de la
figura de Iker Casillas para intentar batirle. Xabi lo quería para él, quería
comandar y señalar el camino hacia la victoria. Confianza, claridad, calidad,
clase, toque justo...y gol. Empate.
El "10", que hizo de "10" más que ningún día, se entristecía a la par que se
frustraba con cada gol recibido por parte blanca, con cada regalo concedido y
con volver a estar en la situación de estar de nuevo por debajo en el marcador.
Había que volver a remar.
En la primera parte y en
muchos tramos del partido, la Real dominaba y se hacía con el esférico. Es
evidente que tenía jugadores de calidad para ello, y quizá para ser más dañino y
vertical buscando la portería. Es de sobra conocido que un Real Madrid mermado
con la expulsión es bastante más que muchos equipos al 100%, pero en la primera
parte supimos competir. Y Xabi, de nuevo, hizo el segundo. Empate a dos.
Quizá debía ser un punto de
inflexión. Se había remontado de nuevo. En la piña del gol había que creérselo.
Que se puede. Que vamos a ganar. Que vamos a por el tercero. Y es que el equipo
blanco pasaba sus mayores momentos de nervios en esos instantes. Era el momento
para "noquear", pero la primera parte se consumió.
La segunda parte se hizo
larga para el seguidor txuri urdin. El equipo no daba la misma cara ni la misma
sensación de peligro. Con la defensa amonestada y visibles huecos atrás, en un
Santiago Bernabeu de grandes dimensiones, Cristiano Ronaldo ganó en la carrera
a Dani Estrada y se consuma el tercero. Y el cuarto 2 minutos después de libre
directo. Desilusión. Frustración.
Y todavía se podía. Claro que
si. Si habíamos remontado y teníamos el balón, estaba el equipo capacitado para
buscar el gol de nuevo. Pero no. Nada más de eso. De nuevo, un colosal Xabi
Prieto era quien desmarcaba, controlaba y dejaba el balón al ladito del palo.
Toque certero de calidad. El "10" lo celebra y su gesto hablaba por
sí solo de que quería más. Estaba a gusto. Era su partido. Era una demostración
de 'Oh Capitán, mi capitán'
Hasta ahí duró el partido y
la exhibición de Xabi Prieto. Frustrado, cabreado y con un hat-trick en el
Santiago Bernabéu que solo servía para pasar como un excelente dato para la
historia realista. Pero nada de puntos.
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