viernes, 29 de marzo de 2013

TENGO UN PÁLPITO


Vuelve lo bueno. Atrás quedan dimes y diretes, críticas y loas, el hoy negro y mañana blanco sobre la selección y su fase de clasificación para el Mundial de Brasil. Por fin vuelve la competición para lo que verdaderamente nos importa, nuestra Real, que nos tiene entusiasmados con su trayectoria y su actual puesto Champions. Quién lo iba a decir. Entrada ya la Semana Santa y en puestos nobilísimos de la clasificación, con la sartén cogida por el mango para terminar la temporada confirmando todo lo que ha venido apuntando durante todos estas jornadas. Sólo falta el sprint final. Un último esfuerzo de diez enfrentamientos, cada cual más complicado por todo lo que empieza a estar en juego a estas alturas, pero yendo de mano para lanzar a los cuatro vientos un órdago a la grande y quedarnos tan anchos.

Lo que queda por delante es un mundo. No hay que ser ningún lumbrera para tener la certeza de que a nada que Montanier y los suyos se relajen o se despisten, nos pintan la cara. Mal haríamos si se nos subiera el ego por los parabienes que llegan últimamente de todas las zonas del país, donde hasta ahora ni siquiera habían reparado en nosotros. Creernos los mejores sería el principio del fin. Lo bueno, en este sentido, es que varios de los integrantes de esta plantilla han vivido ya sinsabores tan enormes que no creo que permitan ningún tipo de soberbia ni confianza tras lo conseguido. Y es que, en realidad, a día de hoy, lo único que se ha conseguido es la permanencia.

El pálpito desde la grada es que va a pasar algo grande. Existe un aura especial en torno a este equipo, eso la afición lo está notando. Y confío en que lleve a volandas al equipo en esta recta final de diez finales, comenzando con la de este fin de semana en Barcelona ante el Espanyol en Cornellá, donde acudirán, por cierto, un buen número de seguidores aprovechando las jornadas festivas. Buena parte del trabajo está hecho y sólo resta rematarlo haciendo, ni más ni menos, lo que ha hecho hasta ahora. Afrontar cada partido como si fuera el último, con una concentración máxima, y no dejando pasar las oportunidades de sentenciar el rival. Del centro del campo hacia arriba tenemos pura dinamita y si los de atrás mantienen el rigor táctico y la seriedad demostradas, no puede haber otra noticia que no sea la clasificación de la Real para Europa la próxima campaña. La duda radicaría si el pasaporte conquistado es para la parada más corta o la más larga, la antigua UEFA o la Champions. Fíjense, escribo estas líneas y todavía no puedo creer que pueda ser una realidad, ¡la Real en la próxima Champions! Verdaderamente de locos. Bendita locura. Lo dicho. No queda otra que certificar nuestro pálpito. Y, después, claro, celebrarlo. Confiamos en vosotros. Si no se logra que sea porque otros han sido mejores, no porque nos hayamos dejado llevar nosotros.

Impera la lógica

La continuidad de Loren al frente de la dirección deportiva entraría dentro de la lógica política que está llevando a cabo el Consejo de Aperribay. La trayectoria del máximo responsable deportivo ha tenido muchos altibajos y a lo largo de todos estos años es evidente que ha tomado decisiones equivocadas. En el club siempre han defendido su trabajo y su porcentaje de acierto teniendo en cuenta los medios existentes. De lo que no hay duda es que la planificación de la actual campaña ha sido excelente. Y que si no le dieron el finiquito antes tampoco tendría sentido dárselo ahora. Que siga parece merecido y de sentido común, al igual que Montanier.


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