El momento actual es como un paseo por las nubes. Estar en las alturas sienta bien, y refrendarlo pasando por encima del Valladolid, como una apisonadora, deja a las claras que la plantilla tiene fe, que cree en sí misma, y que se ve capacitada para terminar la Liga no ya como una revelación, sino como una verdadera realidad. Soñar con ondear la bandera realista por Europa. Como hace años. Volviendo a donde merecemos, después de tantas penurias y decepciones. Tan inesperado como gratificante. Disfrutemos del momento. Y tengamos la esperanza de que es un reto que, por qué no, puede conseguirse. Pocos equipos habrá en la actualidad con una mentalidad tan positiva como la Real. Y con la moral tan alta.
El parón, en cierta manera, incluso, viene hasta mal. Fatal. Se mire por donde se mire, quizá sea un debate estéril, probablemente. Y es que, para el equipo que está de capa caída también es una faena parar, porque en lo único que pensará es en que llegue el siguiente partido cuanto antes para resarcirse y tratar de sacar la cabeza de esas posiciones. Pero estando tan de dulce, ciertamente, es pena que este fin de semana no sea el de la visita al Espanyol. Ya llegará. Habrá que esperar una semana más, pero el descanso tampoco vendrá mal a algunos de los futbolistas que vienen jugándolo todo y que son piezas indispensables en el engranaje de la máquina que dirige Montanier. La posición del técnico es, precisamente, una de las cosas que más ha cambiado desde el comienzo de campaña hasta la actualidad. Las críticas, muchas razonadas y justificadas, han dejado paso a los parabienes, razonados y justificados también. El paso del tiempo. El cambio de tendencia. El vuelco a las decisiones. El sentido común. Y el trabajo. Los entrenadores, muchas veces, no disponen del tiempo necesario. Por ‘h’ o por ‘b’, el de Vernon lo ha tenido. Ya ha sabido darle la vuelta a la tortilla. Un gol desde el centro del campo en el descuento le salvó la testa. Año y pico después tiene a la Real, de momento, clasificada para la máxima competición europea por equipos. Fútbol en estado puro. Y lo que nos alegramos. Queremos seguir dando un paseo por las nubes. Para ello la exigencia será bestial. La concentración y el acierto deberán ser enormes. Hoy, hay razones para creer. Podemos.
Que no se apague la Vela
Que el Ársenal, a día de hoy, no se planteara o no tuviera decidido repescar a Carlos Vela por una cantidad extra irrisoria a lo que recibió en verano sería una decisión estratégica nefasta para el club inglés. El mexicano se está saliendo y su precio en el mercado cotiza mucho más alto de lo que, en su día, acordaron los londinenses y la Real. El club txuri urdin contará con el as en la manga del propio jugador, que está encantado en Donostia, pero ya se sabe que en el mundo del fútbol, poderoso caballero es don dinero. El deseo es unánime, que no se apague la Vela. Pero si lo hace, tocará seguir adelante. Y, de nuevo, acertar. Ojalá no haga falta.


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