El técnico podría confirmar en las próximas horas que deja la Real y ficha por el Rennes. La explicación a su marcha es la falta de confianza que ha percibido en la dirección deportiva del club txuri-urdin
Todo parece indicar que Philippe Montanier no seguirá la próxima temporada en la Real. El galo comunicará en las próximas horas a la dirección deportiva del club su negativa a la propuesta de renovación que le había presentado, para dar finalmente el sí a la oferta del Rennes. El viernes pasado, en Francia daban por hecho que el técnico tenía pensado aceptar la propuesta de tres años que le presentó el club bretón que preside el multimillonario François-Henri Pinault. El prestigioso periódico local Ouest France incluso señaló que todo podía ver la luz incluso hoy mismo.
Lo cierto es que el tema del futuro del entrenador ha marcado y enrarecido el desplazamiento a Sevilla. Siempre acompañado por su segundo Michel Troin, al técnico se le ha visto alejado de los directivos, pese a que en momentos concretos también ha conversado con ellos.
En el seno del club guipuzcoano ya asumen que no va a renovar y la sensación de tranquilidad que demuestran solo debería estar sustentada porque cuentan con un plan B diseñado y encauzado, puesto que, en caso contrario, no se puede explicar su pasiva actitud.
Montanier se marcha de la Real porque no ha sentido la confianza necesaria por parte del Consejo para recibir plenos poderes y liderar un proyecto a largo plazo, dado el incuestionable éxito que está teniendo esta temporada, con el equipo luchando por entrar en la Champions hasta el último segundo de la Liga.
En la negociación saltan a la vista dos cuestiones evidentes: o la Real lo ha hecho muy mal o no estaba demasiado interesada en que continuara su entrenador. Si no nadie puede entender cómo tardó tanto tiempo en comenzar las negociaciones para su renovación, cuyos primeros contactos tuvieron lugar hace unas pocas semanas. Por mucho que digan los gestores del club, a Montanier le sorprendió que la reunión se retrasara, pero lo que realmente le molestó fue que, dado su gran éxito esta campaña, solo le presentaran una oferta de un año por unos emolumentos un poco más altos que los que está cobrando este curso.
El entrenador blanquiazul siempre ha querido tener un proyecto largo, como lo confirma que el año pasado, cuando tardaron tanto en confirmar que iba a cumplir el año que tenía firmado (lo que también le incomodó, por lo que llueve sobre mojado), intentó que le dieran otra campaña más, a lo que el Consejo se negó y luego, además, lo desmintió, en una maniobra encubierta y poco aclarada.
El caso es que al galo, que siempre ha reconocido que le encantaría seguir en la Real, le enfadó el planteamiento del club y se lo tomó como una demostración flagrante de poca confianza. En vista del cariz que estaba tomando la situación, la Real cambió su oferta a un 1+1, que tampoco interesó demasiado a los representantes del técnico.
El dinero no es el problema
A todo esto, el Stade Rennais, que lleva un año siguiendo muy de cerca la situación del preparador txuri-urdin y que el verano pasado ya sondeó a su entorno, ha reforzado su ofensiva al darse cuenta de que tenía opciones de hacerse con su contratación. Pinauld ha sabido manejar sus cartas a la perfección, consciente de lo que le gustaba a Montanier, por lo que le ha presentado una oferta de tres años, a razón de casi el doble de sueldo por curso. Pero que nadie piense que se trata de una cuestión de dinero, teoría que seguro van a utilizar muchos para justificar su salida, porque el de Vernon nunca ha puesto problemas en seguir en Zubieta con las cantidades más o menos discutidas.
La noticia también ha sentado como un jarro de agua fría a la plantilla, que se lleva muy bien con el técnico. El propio capitán txuri-urdin, Xabi Prieto, reconoció en una entrevista a este periódico que estaba convencido de que iba a seguir en la Real.
Esta es la situación a día de hoy, pocas horas después de que el técnico fuese despedido por los cerca de 200 aficionados presentes a la una de la madrugada en los aledaños del Sánchez Pizjuán con cánticos de "Monty quédate", que contrastan con el "Montanier dimisión" que tantas veces se ha escuchado en el pasado en Anoeta.
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