viernes, 12 de julio de 2013

"¡ILLARRA, QUÉDATE!"


Un millar de hinchas aclaman al realista cuando salta a entrenar en Zubieta. La afición no paró de animarle con gritos y pancartas, y cada vez que pasaba por delante de la grada le ovacionaba

Asier Illarramendi no olvidará jamás el día de ayer. Cuando existía inquietud por el recibimiento que podía tributarle la afición tras sus coqueteos con el Real Madrid, el centrocampista se encontró con una aclamación unánime e impresionante por los cerca de mil seguidores que colapsaron los accesos a las instalaciones de Zubieta.

La espectacular reacción de la parroquia txuri-urdin, que no puede sorprender a los que la conocen, fue noticia destacada en los medios estatales, que seguro comenzaron a entender mejor lo que puede suponer la marcha de uno de los canteranos más queridos por su hinchada.

Su jornada comenzó muy pronto. Cuando todavía resonaban los ecos de las conversaciones que habían mantenido las tres partes el miércoles por la noche, antes de las 9.00 horas una decena de reporteros gráficos hacía guardia en el parking de Zubieta. Ninguno de ellos tenía la certeza de que fuese a aparecer Illarramendi, hasta que uno de los responsables del club realista desmintió con naturalidad las informaciones que afirmaban que no iba a aparecer y confirmó que venía para entrenarse, como cualquier jugador más de la plantilla. Pasadas las 9.20 horas, el de Mutriku apareció conduciendo su Ford Focus y sin la compañía de su inseparable Iñigo Martínez, con el que ha compartido viaje en infinidad de ocasiones.

Nada más aparcar y aparentemente tranquilo, Illarramendi firmó autógrafos a unos niños e, incluso, esbozó una sonrisa para posar en una fotografía que preparó y solicitó el aita de los chavales. El canterano recorrió los 20 metros hasta la entrada a los vestuarios cabizbajo y un poco intimidado por la nube de cámaras que le acompañaban. Solo cinco minutos después llegó con su vehículo Xabi Alonso, quien está llamado a ser su pareja y anfitrión en el Madrid, para seguir con su rehabilitación de su operación de pubis.

A las 10.00 horas saltó al terreno de juego el grupo de jugadores que lleva trabajando en Zubieta desde el pasado miércoles a las órdenes de Jagoba Arrasate. Media hora después asomaron los tres internacionales presentes ya que, como suele ser tradición, Bravo no llegó a tiempo de participar en la sesión matinal. Tras saltar Cadamuro e Iñigo Martínez, en el momento que subió Illarramendi la grada estalló con una ovación cerrada, como si hubiera marcado un gol en Anoeta.

Cada vez que pasaba por delante de los aficionados, estos no paraban de animarle con gritos de "Illarra quédate", "Esta es tu casa" o "Al Madrid nunca". Incluso unos jóvenes desplegaron una pancarta con el lema "Flo, tonterías las justas".

36 minutos después, Illarramendi abandonó el campo recibiendo otra ovación de las que se recuerdan para siempre. Se paró a firmar autógrafos y se llegó a emocionar cuando un niño le insistió mirándole a los ojos en que no se fuera. En la sesión vespertina, ya con menos gente, recibió el mismo calor. Cuando fue a abandonar las instalaciones, a media tarde, se encontró con un mensaje escrito con un dedo en el polvo acumulado por su coche durante sus vacaciones: "Illarra quédate".


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