sábado, 13 de julio de 2013

UN TRASPASO ACORDADO


La Real emitió una factura por valor de 38,9 millones, lo que confirma la negociación

De que explotó hace dos semanas, el caso Illarramendi ha estado marcado en todo momento por el debate abierto en el entorno txuri-urdin entre exigir la cláusula o negociar con el Madrid. Nadie podrá discutir la meritoria maniobra de Jokin Aperribay, que ha sido capaz de recibir un total de 38.949.900 euros. Esta cantidad es digna de valorar por cualquier club del mundo. No en vano, se trata del mayor ingreso en la historia de la entidad donostiarra, logrado con la salida de un futbolista que, además, solo ha disputado 56 encuentros en el primer equipo, sin haber anotado un gol. Esta suma supera lo que dejaron futbolistas internacionales absolutos ya en el momento de su marcha como Kovacevic o Xabi Alonso… Y, en otro dato impresionante, hay que recalcar que el de Illarramendi es el sexto fichaje más caro en la historia del Real Madrid después de Cristiano Ronaldo, Zidane, Kaká, Figo y Ronaldo.

Pero en toda esta operación siempre ha habido dos verdades paralelas. Por un lado, el presidente realista siempre se ha mostrado abierto a conversar tanto con el Madrid como con los agentes del jugador. Si, como siempre defendía él, la única opción que tenían para llevárselo era el pago de lo estipulado en su cláusula, no había demasiado que hablar con ninguna de las partes.

La primera ciaboga importante de la Real llegó el pasado sábado. Después de que en los contactos iniciales todo parecía indicar que se iba a llegar a un acuerdo de traspaso por el montante de la cláusula, en un encuentro celebrado en Madrid, Aperribay cortó de raíz los primeros planteamientos y exigió el pago de la cláusula con todas las consecuencias fiscales. Si Florentino, que no suele acometer este tipo de operaciones por considerarlas hostiles, quería discutir un pacto de venta, tendría que llegar hasta los 40 millones de euros. Es decir, solicitó más dinero al dirigente blanco, en otra clara señal de negociación. Por no decir que desde el inicio Florentino trató de dividir los pagos en tres plazos, mientras que Aperribay dejó claro que la única vía era recibir todo al contado.

El siguiente encuentro entre los dos clubes se produjo el martes en Madrid. Aperribay se mantuvo firme en su propuesta en su intento por ganar tiempo y lograr que el jugador regresara de sus vacaciones y se incorporara al trabajo en Zubieta. Su idea era que lo iba a tener mucho más fácil para convencerle. Pero lo que no se esperaba era la actitud contundente y convencida de querer marcharse con la que Illarra regresó de Menorca.

Nada más aterrizar en Bilbao el miércoles, el jugador estaba citado a una reunión en Zubieta, en la que le esperaban Aperribay, Loren, Arrasate y los tres capitanes (Bravo estaba de viaje). En la misma, que se desarrolló sin ninguna tensión, el de Mutriku les explicó que su decisión no era fruto de un calentón, sino que la había sopesado con sus allegados y que no había marcha atrás.

Esto, unido al interés del Madrid en cerrar cuanto antes su llegada, motivó que se precipitaran los acontecimientos. Como el club blanco tenía que reunir una importante suma de dinero para desbloquear la situación, Illarramendi se vio obligado a comenzar a entrenarse con la Real, pero ya no había nada que hacer. Como los agentes estaban preocupados por el peligro de que se fuera al traste toda la operación por algún contratiempo físico, el jueves por la noche lo llevaron a Quirón para que pasara un reconocimiento médico para la prevención de lesiones, al no tener claro que el jugador no fuese a seguir trabajando más días en Zubieta.

Cheque en la LFP

Todo se decidió ayer, tal y como imaginaba la Real, a la que ya le había notificado el Madrid que iba a pagar la cláusula. A las 9.00 horas, el club blanco depositó un cheque en la sede de la Liga de Fútbol Profesional que ascendía 32.190.000 euros. Esta cantidad correspondía al montante de los 30 millones estipulados en su contrato y a los 2,1 del IPC generados desde que en diciembre de 2012 renovó por la Real hasta 2018.

Los dos clubes ya estaban de acuerdo en la condición de traspaso, pero el caballo de batalla de toda la mañana fueron los archicomentados impuestos derivados de la operación. El Real Madrid entendía que como la Real no iba a emitir factura del traspaso, no había necesidad de abonar el IVA. El importe total del impuesto del valor añadido ascendía a 6.759.000 euros, que siempre iría a las arcas de la Hacienda Foral de Gipuzkoa. Finalmente, el club txuri-urdin decidió emitir una factura, para que la Hacienda Foral pudiese ingresar también esa importante cifra.

En su intervención de ayer, Aperribay se despistó al anunciar que "las cantidades recibidas son 32.190.000 euros más 6.759.000 por IVA". Algo curioso, porque desde el propio club txuri-urdin han corregido varias informaciones aparecidas en la prensa al aclarar que en el "pago de las cláusulas no había IVA". Este dinero, sumado a los seis millones que recibirá la Diputación debido al proceso concursal en el que estuvo inmerso la Real, hace que el ente foral vaya a recibir en total una cifra cercana a los trece millones.

Nadie podrá discutir que pese a perder a un pilar básico de la plantilla, la venta de Illarra es el mayor negocio del verano en la Liga. Pero seguro que si el asunto se hubiese llevado con mayor transparencia, el entorno txuri-urdin lo hubiese agradecido.

Noticias de Gipuzkoa

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