La competición se detiene. La Real se va de vacaciones en una situación impensable hace apenas un mes. Ni el que siempre ve la vida de color de rosa se hubiera imaginado llegar a finales de año dos puntos por encima del descenso, en plena racha de seis compromisos sin perder. Y si dice lo contrario, miente. La inercia que llevaba el equipo era bien distinta. Todo invitaba a pensar en que 2012 llegaría previa marejada en los despachos, con la consiguiente destitución de un entrenador que estaba dando palos de ciego y para el que, de hecho, ya tenían sustituto. Pero, hete aquí, cosas de la lógica y el sentido común aplicadas al fútbol, el cambio de rumbo ha sido notorio y las aguas bajan calmadas, al menos de momento, lo que conlleva a pasar unas navidades en son de paz, aunque no exentas a algún movimiento en forma de fichaje. Veremos.
Le ha costado, pero Montanier
parece haber asumido que si algo funciona es mejor no tocarlo y aunque hay
algunas cosas que son difíciles de digerir –no me dirán que no se hace extraño
ver en el banquillo a Xabi Prieto-, lo cierto es que, sin volverse loco, el
técnico francés está siendo coherente, no está experimentando como a lo largo
de las primeras 10-12 jornadas y se está ciñendo a dar continuidad a una idea y
a unos futbolistas que, jugando mejor o peor, están sacando puntos adelante,
que es de lo que se trata. Lástima que, de por medio, cometamos errores de
bulto que hayan impedido que el casillero hubiera engordado algo más, casos de
las expulsiones de Elustondo o Iñigo Martínez en los últimos dos compromisos. A
los árbitros no se les puede dar tantas facilidades. Ya sabemos que están a la
que salta y que no van a perder la oportunidad de hacerse notar. Mucho menos si
la Real juega fuera.
Me suele gustar decir que el fútbol
es mucho más sencillo que lo que nos venden. Y en el lavado de cara de la
actual Real, además de la dosis de fortuna, la clave está, sencillamente, en el
despertar de varios futbolistas que son los que tienen que marcar las
diferencias. Si no están, o están dormidos, una plantilla como la txuri urdin
lo nota. Griezmann es el ejemplo más claro. El francés no estaba ni se le
esperaba, parecía condenado a sufrir un año de horror como penitencia por sus
famosas declaraciones argumentando querer marcharse a un club más grande.
¡Cuánto estarías disfrutando en el Atlético, Antoinne! Pero al fin se ha
despojado de todas las dudas y ha dado un paso al frente. El equipo lo nota.
Como muestra también sirve otro botón, Carlos Vela. Con lo que venía demostrando
hasta la fecha parecía que su nombre se incluiría, como otros tantos, en la
lista negra de extranjeros que pasan por Anoeta sin pena ni gloria, sin
demostrar que son mejores que los que están en casa. El mexicano va camino de
cambiar su destino. Esperemos que lo confirme en un 2012 aún mejor.
Si a todo ello le añadimos que aún
queda Xabi Prieto por aparecer, el horizonte estaría bastante despejado. Siempre
y cuando, claro, nadie se vuelva loco y volvamos a las andadas. Paso a paso.
Encontrado el camino tratemos de no volvernos a perder.
¡En octavos de final!
El 4-1 de la ida invitaba a, por lo
menos, ser optimista de cara al partido de vuelta. No saltó la sorpresa. La
Real zanjó la eliminatoria de Copa, eliminó a un Primera después de más de dos
décadas y se mete en los octavos de final, con equipos de tronío que podrían
estar a la vuelta de la esquina. Cada vez están más cerca cruces tan atractivos
como enfrentarse al Athletic, al Real Madrid, al Sevilla... Por fin no se tira
una competición que puede dar alegrías a la afición y que, con algo de suerte
en los enfrentamientos, puede suponer una cita histórica como las de antaño. Ya
que estamos en navidades, me permito la licencia de soñar.
Eguberri on!
Eguberri on!

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