Lo de esta Real de Montanier
empieza a ser un galimatías insoportable. No hay por dónde cogerlo. Un día
protagoniza uno de los mayores ridículos que se recuerdan recientemente y al
siguiente, de buenas a primeras, gana en terreno del tercer clasificado. Y, no
contentos con eso al siguiente sucumbe, goleado, ante un contrario que llevaba,
según se ha podido leer por ahí, desde mayo sin ganar un partido lejos de su
feudo.
Una montaña rusa. Así no hay quien
pueda mantener un discurso mínimamente regular, porque lo que hoy es blanco
mañana es negro, negrísimo. Pero es que los hechos, hechos son, y los números
no engañan.
Esta Real está siendo todo menos
regular. Empezó bastante bien, atravesó una paupérrima racha, luego enlazó una
francamente buena y ahora, tras el despropósito copero, ha padecido una de cal
y otra de arena. Y a todo esto, claro, los puestos de descenso se atisban muy
cerca, a sólo dos puntos, una distancia exigua que invita a mantener el respeto
y la cautela de cara a los venideros enfrentamientos, para empezar, uno de
ellos, a la vuelta de la esquina, ante un rival directo al que convendría
guillotinar en Anoeta, terreno otrora inexpugnable, para poder respirar de
nuevo y no ahogarnos en los últimos puestos de la clasificación.
La gente, la afición, está enfadada
y preocupada. Está en su derecho de mostrarlo. Porque nunca ha abandonado al
equipo y porque lo único que le exige es compromiso por un escudo y unos
colores, que eso se refleje cada semana en el sudor de su camiseta. El sainete
de Palma no se olvida tan fácilmente y menos con una pobre actuación ante el
Atlético de Madrid. Los colchoneros tienen un equipazo y están siendo un claro
ejemplo de cómo se le hace la cama a un entrenador –Manzano-. Pero es que les bastó
presionar bien, situarse bien y salir a la contra con decisión para ganar con
total solvencia en Donostia. Apenas recuerdo una intervención de su portero en
los noventa minutos.
Algunos elementos importantes de la
plantilla siguen desaparecidos en combate e, insisto, desde el banquillo no se
observa cintura para voltear una situación comprometida a lo largo de los
encuentros. Diez goles en contra en los últimos tres partidos. Una sangría a la
que hay que poner fin como sea, sino terminaremos bajo tierra. Y dos a favor.
Faceta en la que es, también, obligado mejorar si se quiere evitar el peor de
los desenlaces posibles.
Dicho todo esto, sigo pensando que ni somos tan buenos como nos quieren hacer ver algunos, ni tan malos como para descender a Segunda. Tengo clarísimo que el nivel que están ofreciendo la gran mayoría de los futbolistas está siendo bajo y que, aunque no todos, algunos pueden dar de sí mucho más. Tengo clarísimo también que Montanier no es lo que los máximos responsables pensaban y que ya se dieron cuenta de eso hace algún tiempo. La fortuna en forma de zapatazo desde el centro del campo evitó su destitución. Y tengo clarísimo que ganando al Sporting, empatando o perdiendo, nos va a tocar sufrir de igual manera para lograr la permanencia. ¡O acaso alguien es capaz de descifrar este galimatías!
Dicho todo esto, sigo pensando que ni somos tan buenos como nos quieren hacer ver algunos, ni tan malos como para descender a Segunda. Tengo clarísimo que el nivel que están ofreciendo la gran mayoría de los futbolistas está siendo bajo y que, aunque no todos, algunos pueden dar de sí mucho más. Tengo clarísimo también que Montanier no es lo que los máximos responsables pensaban y que ya se dieron cuenta de eso hace algún tiempo. La fortuna en forma de zapatazo desde el centro del campo evitó su destitución. Y tengo clarísimo que ganando al Sporting, empatando o perdiendo, nos va a tocar sufrir de igual manera para lograr la permanencia. ¡O acaso alguien es capaz de descifrar este galimatías!
Mariga, ¡qué fiasco!
El asunto Mariga va a dejar muy
tocada la figura del director deportivo Loren. Más de lo que, para muchos, ya
lo estaba. Se fue a por un jugador (Muntari) y se consiguió a otro (Mariga),
aunque nos vendieron que el keniata era la primera opción. A favor del ex
capitán hay que decir que los recursos de los que disponía eran escasos. Pero
un bien tan preciado hay que administrarlo mejor. Y un club como la Real no
puede permitirse un fiasco como el de Mariga. Lo que venga de fuera tiene que
mejorar lo que hay en casa. Es fundamental acertar para dar un plus obligado y
necesario a la plantilla, que le permita competir y lograr una estabilidad en
Primera. En esta tarea, hasta la fecha, y a los hechos me remito, el suspenso
es evidente. Esperemos no tener que pagarlo en junio.
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